Cada año multitudes de estudiantes entran a su primer año de universidad, ya sea persiguiendo un sueño o empezando a soñar. Las primeras semanas son una ensalada de sorpresas y adaptación a lo nuevo, en una etapa en el que aún queda mucho por conocer y definir de sí mismo. Decisiones importantes para una mente errante.
Si quieres sobrevivir a la universidad, tendrás que controlar tus impulsos y lidiar con una avalancha de distracciones: fiestas, actividades, amistades y otro sinnúmero de cosas que, si no las balanceas, te pueden desviar de la ruta correcta, hacia la deserción.
A continuación una pequeña síntesis de cosas que aprendí los años que estuve allí, donde conocí historias tristes y felices. Deseo que la tuya sea una historia feliz.
Los solitarios la tienen más difícil en la universidad, les cuesta más conseguir ayuda y la valiosa información que corre de boca en boca, que muchas veces marca la diferencia entre la vida y la muerte en un examen. Tener un grupo de estudio y amigos, es fundamental para sobrevivir en la universidad. Va a hacer tu paso por ella más agradable y fácil, si toman los mismos ramos, juntos irán desarrollando técnicas para estudiar y hacer los trabajos; se darán cuenta de lo que funciona y lo que no. No seas egoísta con tus compañeros ni compitas con ellos, comparte todo lo que puedas y ayúdalos, un día ellos te ayudarán a ti.
Luego de toda una vida de horarios estrictos, campanas para el recreo y listas de asistencia, algunos enloquecerán con la libertad conferida por la vida universitaria y saldrán corriendo, dando brincos de alegría. Disfrutando a concho cada momento, se encontrarán con otros que estarán en el mismo estado de euforia y juntos se perderán en el horizonte. En el intertanto, la máquina seguirá funcionando y los aniquilará sin compasión cuando vuelvan de su alegre andanza. Ten en cuenta que sólo el primer año es muy probable que un tercio o un cuarto de tus compañeros deje la carrera.
Por ello es recomendable dejar toda distracción para después de haber cumplido, NUNCA para antes. Tu cerebro hará todo tipo de tretas para convencerte de que puedes disfrutar hoy y trabajar mañana; que mañana el día tendrá largas horas y que las aprovecharás a concho, que podrás cumplir. Eso es mentira. Por ello. los momentos de alegría, celebración y desenfreno deben ser vividos después de haber cumplido, y nunca antes.
Si un ramo está matando tu sueño, lo peor que puedes hacer es dejar de ir a clases, ayudantías y convertirte en el desconocido que sólo llega a los eventos obligatorios. Esa es la receta perfecta para el fracaso; si te falta una mísera décima, ni el profesor ni el ayudante te ayudarán, porque no te conocen y como tú no les diste tiempo, ellos no te darán tiempo a ti. Como no fuiste a clases, no viste la pista que dejaron para los que estuvieron ahí, ni los contenidos que fueron ilustrados con mayor énfasis: vas a estudiar con un enfoque distinto al que tienen los que sí fueron a clases. Las cosas no son tan objetivas cuando una persona evalúa a otra; la prueba dependerá mucho del estilo del profesor y ese estilo se conoce en clases.
Si estás a punto de que te expulsen de la universidad por mal rendimiento y quieres revertir la situación, debes informar a los profesores y a tus compañeros de la situación. Si saben que te estás esforzando por salir del hoyo en el que te encuentras, es muy probable que te ayuden. Si no tienen idea de que estás en apuros, sin querer te pueden perjudicar y no necesariamente te ayudarán si se enteran demasiado tarde.
No te avergüences de llegar a ese punto; no significa que a futuro serás un mal profesional, en general el mal rendimiento está asociado a una técnica de estudio incorrecta o no tener como primera prioridad la universidad. Tomando las acciones correctivas es posible revertir la situación y salir adelante; pero te costará más salir de ahí si no pides ayuda.
La regla esencial para sobrevivir a la universidad, es seguir una receta que te aleje del caos: orden. Hay un motivo por el cual en las universidades usualmente regalan una agenda a los mechones: se deben recordar fechas, horarios e idealmente rutinas de estudio. No basta con estudiar, hay que estudiar ordenadamente; no solo reunir el material, sino que también organizar de qué manera se va a usar y establecer fechas para ir avanzando.
Conocí a personas que pudieron sobrevivir los primeros años de universidad gracias a la excelente base que traían del colegio, pero que luego tuvieron que abandonar por no poseer método de estudio. Seguir una estrategia es imprescindible para responder a las grandes exigencias que puede generar “sacar una carrera”.
Si no eres ordenado, tus opciones se irán estrechando y cuando te veas acorralado lamentarás no haber previsto la situación. Por eso lo ideal es tomar un lapiz, anotar en la agenda y revisar periódicamente lo que se viene encima, de modo de anticiparse y no llegar a la situación desesperada. Invertir 5 minutos en organizarte, te puede ahorrar semanas de sufrimiento.
Pocas personas son capaces de seguir este método, pero los que lo hacen se quitan el tremendo peso de encima, porque el estudio les sale, comparativamente, casi “gratis” en tiempo. Si eres capaz de estudiar luego de cada clase, vas a asimilar el contenido con mayor claridad, fuerza y en menos tiempo, porque tendrás el recuerdo fresco. Esto tiene su fundamento en la neurociencia: hoy se sabe que para aprender es mucho mejor estudiar en varias sesiones pequeñas que en una sesión larga. Todo lo opuesto a lo que hace la mayoría: estudiar la noche anterior. Estudiar clase a clase le va a dar a tu mente más tiempo para digerir los contenidos, además de que podrás aprovechar mejor las clases, porque cualquier duda la podrás preguntar en la siguiente. Las personas que siguen este método tienen todo más fácil: les va mejor en las pruebas, entienden los contenidos y salen más preparados de la universidad porque realmente la aprovecharon.
Ciertas carreras requieren una gran fuerza de voluntad para poder terminarlas, volviéndose muy pesadas y demandantes. Si no te gusta para nada la carrera, es recomendable que consigas orientación y te cambies lo antes posible. De lo contrario, te arriesgas a perder valiosos años de tu vida, para desertar en la mitad o al final; tu motivación va a estar disminuida y la necesitas para poder avanzar. Por otra parte, como dice el dicho “trabaja en lo que te gusta y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida”.
No esperes obtener mejores resultados si aplicas la misma fórmula. Si te está yendo mal en la universidad, vas a tener que mirarte al espejo honestamente y revisar qué tienes que corregir. Como uno es mal juez de sí mismo, sería mucho mejor que le preguntes a un amigo al que le ha ido bien, qué es lo que ve él que estás haciendo mal. Si tienes un buen grupo de estudio, apoyate en ellos y no te alejes; te pueden ayudar a salir de ahí.
Olvídate de aprender las cosas de memoria, sin comprenderlas. Y demás está decirlo, de hacer trampa. Es posible que sobrevivas a la universidad así, pero te advierto que desecharías tus años de estudio para egresar siendo una persona que sólo aprendió a pasar pruebas; tendrás dificultades para enfrentar el mundo real, que usualmente es más difícil que las pruebas de la universidad y requiere conocimiento digerido, no sólo memorizado.
Espero que estos consejos te ayuden a conseguir lo mejor de tus años de universidad, que un día vas a recordar con nostalgia. En mi caso, puedo decir que esos años fueron muy positivos, aprendí muchas cosas y conocí grandes amigos; lo mismo deseo para quienes inician la aventura del conocimiento.