música, campos de concentración, nazis, historia, músicos, compositores, guerras, Olivier Messiaen
Imagen: Prisioneros desnutridos en el campo de concetración de Mauthausen (Detalle) por Samuelson, Lt. A. E. / Wikimedia Commons

Cuarteto para el fin de los tiempos: música de cámara escrita en un campo de concentración

Olivier Messiaen, uno de los grandes compositores del siglo XX, compuso esta obra en el lugar y forma más improbable: en un campo de concentración, de memoria, basada en el apocalipsis e interpretada ante los nazis. ¿Quieres escucharla?

Por Martín Poblete @martin_poblete | 2016-02-09 | 07:00
Tags | música, campos de concentración, nazis, historia, músicos, compositores, guerras, Olivier Messiaen
Relacionadas

Desde que la humanidad se reconoce como tal, definirnos como especie ha sido objeto de largas y difíciles discusiones. ¿Qué es el ser humano? ¿Somos diferentes a los demás animales? Si realmente lo somos, ¿qué característica del ser humano es tan única que nos hace diferentes de las gallinas o los antílopes?

Tras siglos de cabezazos contra la pared, finalmente el consenso apunta a que ese elemento de distinción es la necesidad que tenemos como especie de expresarnos culturalmente. Prueba de ello es el hecho de que a lo largo de la historia, incluso en situaciones de carencia máxima, el ser humano jamás ha dejado de crear cultura: aún en condiciones extremas: los cavernícolas pintaban murales en sus cuevas, tal como los esclavos africanos creaban canciones mientras el látigo chasqueaba sobre sus cabezas al recoger algodón en los campos de Estados Unidos.

A diferencia de lo que muchas veces creemos (o nos hacen creer), la cultura es algo que va más allá de la sección de entretenimiento del diario. El arte y la cultura no son un divertimiento prescindible, son necesidades humanas tan importantes como alimentarnos y vestirnos. La historia de la humanidad así lo ha demostrado.

Uno de los casos que mejor grafican esto, es el del francés Olivier Messiaen, considerado uno de los más grandes compositores del siglo XX. Su obra “Cuarteto para el fin de los tiempos” fue escrita durante su estadía como prisionero en un campo de concentración, tras la ocupación de Francia en la Segunda Guerra Mundial.

En enero recién pasado esta obra cumplió 75 años y, con motivo de su conmemoración, hoy te venimos a contar de su historia y de cómo su trascendencia perdura hasta hoy.

Primeros años

Olivier Eugene Prosper Charles Messiaen nació en Aviñón el año 1908, hijo del profesor de literatura inglesa Pierre Messiaen y la poetisa Cecile Sauvage. Con un gusto innato por la música, y ayudado por algo de talento, el pequeño Olivier comenzó aprendiendo a tocar piano de forma autodidacta, creando sus propias composiciones, a la edad de siete años.

Su formación fue un complemento de estudios tradicionales en conservatorio, combinados con la inquietud de incorporar en su lenguaje los elementos de músicas “exóticas”, como la música griega o el folklore indio. Estos contribuyeron a que Messiaen desarrollara desde muy joven un estilo propio y característico, que en el futuro sería su sello.

Sin embargo, la gran influencia musical llegaría a Messiaen no de partituras o compositores, sino del mismo cielo… y no por revelación divina, precisamente, sino de los pájaros.

Durante su carrera, Olivier Messiaen dedicó gran parte de sus esfuerzos a imitar e incorporar el sonido de las aves en sus composiciones. Sus investigaciones de cantos de pájaros y su trabajo de registro y categorización de aves hicieron que, de forma paralela a su labor como músico, Messiaen fuera reconocido como un destacado ornitólogo. Este sería uno de los grandes aportes de su obra, y uno de sus sellos característicos.

Segunda guerra mundial: Cuarteto para el fin de los tiempos

Estalló la segunda guerra mundial y Messiaen debió enlistarse en el ejército. Debido a sus problemas a la vista, no fue enviado al campo de batalla, en cambio sirvió a su país como auxiliar médico. Esta función es la que realizaba cuando Francia fue ocupada por los alemanes en 1940, momento en el que Messiaen fue tomado prisionero y llevado al campo de concentración Stalag VIII-A, ubicado en el territorio que hoy es Polonia.

Campo de concentración Stalag VIII-A en invierno

Estando recluido, Messiaen conoció a algunos prisioneros músicos, algunos profesionales como él y otros no tanto, con los cuales comenzó a compartir sus inquietudes musicales del momento. Parte de estas inquietudes fueron compartidas con el clarinetista y también prisionero francés Henri Akoka, a quien Messiaen mostró partituras que venía escribiendo antes de caer preso, y juntos experimentaron con la imitación de trinos y gorjeos de pájaros, que luego serían parte importante de la atmósfera de sus composiciones.

Al principio Messiaen componía todo mentalmente. Antes de la guerra tocaba órgano en orquestas e iglesias, así que tenía el entrenamiento para improvisar y armar la música en su cabeza, sin necesidad de un instrumento o partituras. Con el tiempo, gracias a la benevolencia de algunos guardias, Messiaen logró acceder a papel y lápiz, y con eso pudo escribir las partituras de su obra Quatuor por la fin du temps o Cuarteto para el fin de los tiempos.

Se acercaba la navidad de 1940 y Messiaen llevaba casi siete meses en calidad de prisionero. A esas alturas ya todo el campo de concentración sabía de su proyecto musical, y los alemanes le habían dado permiso a él y a otros tres músicos para ensayar durante días enteros. A Olivier Messiaen en piano y Henri Akoka en clarinete se sumaron Jean Le Boulaire en violín y ÉtiennePasquier en violonchelo. Habían accedido a un viejo piano y a unos instrumentos de cuerdas, todos maltratados y en mal estado, pero todavía útiles para su propósito.

Afiche del estreno de la obra Cuarteto para el fin de los tiempos en el campo de concentración Stalag VIII-A

El 15 de enero de 1941 estrenaron la obra ante militares alemanes y prisioneros del campo de concentración. La cantidad de público ha sido ampliamente discutida, desde quienes dicen que eran solo unos pocos cientos de personas, hasta quienes dicen que la audiencia superaba los veinte mil asistentes. La obra constaba de ocho movimientos, inspirados en los libros del Apocalipsis y Revelaciones, y tenía una duración de aproximadamente cincuenta minutos.

El mismo Messiaen reconocería años más tarde que nunca antes había visto una obra suya ser recibida con tal recogimiento y emoción.

Después del presidio

Tras ser liberado, en 1942 Messiaen entró a ocupar el puesto de profesor de armonía en el Conservatorio de París, y de ahí no se movió durante tres décadas, hasta su retiro en los años ’70. Bajo su instrucción se formaron algunos de los músicos y compositores más destacados del mundo: Pierre Boulez, George Benjamin, Alexander Goehr y Quincy Jones, por nombrar solo a algunos, fueron discípulos de Olivier Messiaen después de la guerra. Desde Chile, uno de los músicos más destacados en pasar por sus aulas fue el compositor Carlos Riesco.

Con respecto a la obra que compuso en el campo de concentración, la recepción que tuvo al ser estrenada ante el mundo fue más bien apática. En palabras del mismo Messiaen, la audiencia más tradicionalista fue bastante fría y reticente a la propuesta musical que él ofreció en ese momento.

Sin embargo, con el tiempo, ésta y todas las obras que compuso durante sus 83 años, pasaron a ser parte del catálogo musical de la humanidad. A día de hoy Olivier Messiaen, además de ser considerado uno de los más grandes músicos y compositores del siglo XX, ha sido reconocido ampliamente por su aporte a la teoría musical, gracias a su potente trabajo de estudio, innovación y enseñanza de las sonoridades y texturas musicales o, como a él le gustaba llamarlo, “los colores de la música”.

¿Habías oído de este compositor?

¿CÓMO TE DEJÓ ESTE ARTÍCULO?
Feliz
Sorprendido
Meh...
Mal
Molesto
ESTADÍSTICAS: APOYO A FRASES DE ESTE ARTÍCULO
Estas estadísticas sólo se le muestran a los usuarios que ya han dado su opinión con un click sobre alguna de las frases rojas destacadas en el texto del artículo.
Comentarios
Victor Hammersley | 2016-02-09 | 17:28
0
La primera vez que uno lo escucha le parece muy extraño. Tiene mucha más gracia ver la orquesta o conjunto de cámara tocando la pieza.
Recuerdo haber visto una presentacion de una de estas obras hace mucho tiempo, en la "Semanas Musicales de Frutillar", y me sorprendió. Ahora no recuerdo como se llamaba la pieza.
responder
denunciar
apoyar
* Debes estar inscrito y loggeado para participar.
© 2013 El Definido: Se prohíbe expresamente la reproducción o copia de los contenidos de este sitio sin el expreso consentimiento de nuestro representante legal.