Algunos planean irse al campo, muchos más a la playa, otros al extranjero, los más aperrados se irán a acampar y los más desafortunados se quedarán en casa. El verano ha llegado y los planes para las vacaciones son, junto con la decisión de quién compra los melones y quién lleva el vino, uno de los temas de conversación más recurrentes de estas fechas.
Son muchos los jóvenes (y no tan jóvenes) que optan por la aventura de viajar sin un plan de ruta: provistos solo de lo que pueda caber en su mochila y sin mucho dinero, emprenden un viaje en el que se prioriza el ahorro y la experiencia por sobre la comodidad. Lejos de agencias de viajes y los destinos turísticos de moda, y muy aferrados al viaje que se va armando sobre la marcha, en contacto con las culturas locales y cercano a la gente que van encontrando en el camino.
Conocer gente es parte de la experiencia mochilera. No todos van con ese objetivo, pero es inevitable, sobre todo en épocas como esta, en la que mucha gente anda en las mismas. Es frecuente encontrarse con grupos de mochileros compartiendo juntos alrededor de una fogata y que todos vengan de lugares distintos.
Justamente para esta clase de instancias es que muchos viajeros salen con sus instrumentos musicales bajo el brazo. Una fiesta en el hostal o un viaje de ocho horas pueden ser mucho más divertidos si alguien saca su guitarra y se pone a cantar los himnos del repertorio fogatero tradicional. Incluso, si el intérprete es lo suficientemente bueno, puede ganarse unos pesitos tocando en la calle o en algún sucucho que le deje pasar el sombrero, lo cual nunca es malo.
Sin embargo, hay que ser precavidos: es importante que nuestro instrumento no sea demasiado aparatoso, delicado o caro. No olvidemos que lo estamos llevando para que nos dé buenos momentos, no para andarnos estresando cada vez que tengamos que meter el equipaje de cinco personas en el casillero del supermercado.
Con esto en mente, te presentamos algunas sugerencias de instrumentos musicales ideales para salir de mochileo.
Este pequeño cordófono de origen hawaiano es una excelente opción si quieres algo portable y apañador. Gracias al boom que ha experimentado en los últimos años, es un instrumento bastante fácil de encontrar a precios accesibles. Incluso, actualmente hay modelos concebidos para viajeros, hechos en policarbonato, resistentes al agua y la humedad.
Un modelo económico parte en los $30.000 si lo compras nuevo, y $20.000 o menos si consigues uno de segunda mano. Casi todos vienen con su funda de transporte.
Se puede versionar todo tipo de música en ukelele, y sus acordes son relativamente fáciles de aprender si sabes tocar guitarra. El único contra es que, si no tocas otro instrumento de cuerda, de seguro te tomará un tiempo aprender a tocarlo.
Una infaltable del ukelele.
La melódica es pariente de la armónica, del acordeón, del órgano de lengüetas, el armonio y todos los demás instrumentos de la familia conocida como lengüetas libres. Tiene teclas, igual que el órgano, pero en este caso el aire se lo insufla el ejecutante a través de una boquilla ubicada en uno de los extremos del instrumento.
Son livianas, ocupan poco espacio y son extremadamente versátiles. Son algo delicadas si se exponen a la humedad o al polvo, pero todas vienen con un estuche protector. Puedes encontrarlas hasta por menos de $10.000.
Okey, este instrumento no es tan fácil de conseguir, de hecho es casi seguro que tendrás que encargarlo por internet si quieres uno, pero es perfecto si en medio del viaje te decides a conquistar a alguien con una balada romanticona o la elegancia de un jazz.
El xaphoon es un tipo de saxofón de bambú inventado en Hawái (gracias hawaianos por abastecer nuestros mochileos). Al igual que el saxo, su sonido se obtiene gracias a la vibración de una lengüeta de madera, pero en lugar de utilizar llaves, las notas se tocan poniendo los dedos directamente sobre agujeros. Es del tamaño de una flauta dulce, pesa casi nada y tiene un rango de dos octavas. Su sonido es una mezcla entre saxo y clarinete.
Una versión económica y algo más fácil de encontrar por estos lados es el saxo andino.
El kazoo es la economía por excelencia: no usa nada de espacio y su precio parte alrededor de los $700 chilenos (1 USD). ¿Qué más conveniente que eso?
Este instrumento es básicamente un tubo de plástico, metal o madera que distorsiona la voz humana a través de la vibración de una membrana. El intérprete solo debe tararear a través de él y el kazoo hace el resto.
Estos ni siquiera es necesario comprarlos. Cualquier huevito de los que traen sorpresas dentro sirve, solo necesitas echarles un poco de arroz y ya está, listo para animar la fiesta al son de la cumbia, la bossa nova y el aggrocountry progresivo.
Bromas aparte, uno los mira en menos (no quise decir que uno los mira a huevo, porque hubiese sido un chiste muy malo), pero las posibilidades rítmicas que los huevitos ofrecen son enormes. Nada más mira el siguiente video:
Como ves, no es necesario tener grandes instrumentos para llenar tu viaje de música. Usando un espacio mínimo en tu equipaje puedes llevarte un montón de buenos momentos, y a bajo costo.
Si no me crees, pregúntale a Jimmy Fallon cuánto gastó en estos instrumentos: