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Imagen: César Mejías

Publicar libros en Chile: una odisea que debemos simplificar

Leemos poco, la baja lectura hace poco rentable al negocio, la baja rentabilidad dificulta y encarece la producción y distribución, y los altos precios afectan la lectura. ¿Cómo romper este círculo vicioso?

Por Andrea Uribe Barriga @andrea_uc | 2015-11-24 | 11:17
Tags | lectura, libros, escritores, editoriales, cultura
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Los altos costos en la producción de libros, la opacidad del mercado editorial, la ausencia de estímulos tributarios a la venta de libros, las pocas instancias de fomento a la creación literaria y las bajas tasas de lectura en Chile, son el telón de fondo del complejo escenario al que se enfrentan los escritores nacionales.

El enorme talento literario chileno se expresa con diversidad a través de los distintos géneros literarios. Grandes poetas, cuentistas, novelistas y ensayistas enriquecen nuestra literatura, lo que nos ha significado ser reconocidos internacionalmente como un país de grandes letras. Sin embargo, la producción editorial en nuestro país forma parte de un nicho reducido y poco rentable

A continuación examinamos algunas de las trabas que frenan un mercado literario más dinámico.

El problema original: leemos poco

Los círculos literarios en nuestro país, son evidentemente cerrados. Rodrigo Hildalgo, quien es Editor de Balmaceda Arte Joven señala que “estamos en un Chile en el que nos leemos entre nosotros, nos editamos entre nosotros, compramos libros entre nosotros, y asistimos a los eventos literarios entre nosotros. Debemos generar interés en la población a través de la educación. La industria es precaria porque está condicionada a un mercado precario; no hay compradores, porque no hay consumidores; no hay demanda por lo tanto, no hay oferta”.

Según los resultados de un estudio hecho en el año 2012 por el Centro de Estudios Sociales y Opinión Pública de la Universidad Central, se determinó que el 41,5% de los chilenos asegura “no haber leído ni un solo libro en el año”. En tanto que el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) indica en una investigación respaldada por la UNESCO (2011), que en nuestro país la lectura además de ser escasa, es “obligada”. Las estadísticas indican que la lectura recreativa en Chile se reduce a tan sólo un 7%. La mayor parte de la lectura en Chile (73%) se realiza con fines académicos y laborales. “En Argentina y Brasil un 70% y 47% de las personas lee por diversión e iniciativa propia, en tanto que en Chile la cifra apenas llega al 7%.

La principal razón que esgrimen los chilenos que no leen, radica en la falta de tiempo (36,6%), aunque es posible atribuir esto más bien a la falta de hábitos de lectura, puesto que siempre queda algún momento para el relajo y el esparcimiento, que habitualmente se destina a otras actividades recreativas.

¿Cuánto cuesta publicar en Chile?

La tramitación inicial es relativamente económica, se deben costear los permisos y derechos correspondientes. En primera instancia, se debe registrar la obra en el Registro de Propiedad Intelectual (10% de la UTM) y posteriormente inscribirla en el International Standard Book Number (ISBN) por unos $12.400. 

Sin embargo el costo de edición y producción promedio de un libro de edición modesta, de 250 hojas y 500 copias, bordea los $2.500.000 en nuestro país, unos $5.000 por libro. Esto, sin considerar los costos de lanzamiento, difusión y distribución. Las distribuidoras cobran, por ejemplo, cerca de un 25% del valor del libro, en tanto que las librerías suman a su precio final un 40% más. Y finalmente se agrega el IVA, tema sobre el que hablaremos más adelante.

Editoriales: opacas y con aversión al riesgo

Ante un mercado pequeño y que invierte poco en lectura, sumado a los altos costos de producción, existen pocos incentivos para las casas editoriales a tomar riesgos. Así, muchos autores se enfrentan al rechazo de sus obras por parte de éstas, especialmente si no calzan con las temáticas y estructuras más probadas del mercado. 

Si bien existen no pocas editoriales independientes y emergentes, muchas son de corta existencia, pues operan con cierto grado de informalidad, poco acceso a los canales tradicionales de distribución, colecciones pequeñas y grandes dificultades logísticas y financieras; todo lo cual juega en contra del real alcance y difusión que un autor puede esperar apostando por ellas.

Por último, existe un sinnúmero de malas prácticas en el mercado editorial, desde contratos abusivos a ocultamiento de información sobre los volúmenes reales de producción y ventas, que atentan contra el interés del autor. Aunque existe la obligación legal de pagar al autor como mínimo un 10% del valor a público por las unidades vendidas y de presentarle completos informes de venta al menos una vez al año, éstos últimos no tienen más opción que confiar en que dichos informes dicen la verdad, pues no existe forma de verificar la información. A esta opacidad no contribuye el hecho de que las librerías se niegan a entregar a los autores su información de ventas y que, al administrarse independientemente (incluso dentro de una misma cadena), resultaría extremadamente engorroso levantar la información desde cada una, si accedieran a entregarla. Otros canales de venta de las editoriales, como ferias y venta directa, son igualmente imposibles de fiscalizar. Así, el autor queda a merced de la honestidad (o falta de esta) de quienes editan sus libros.

Por ello, urge implementar medidas que fuercen a una mayor transparencia del mercado editorial, aprovechando la digitalización de las transacciones y la existencia de bases de datos automatizadas a las que se podría echar mano para facilitar el acceso, por parte de los autores, a la información de venta de sus libros.

¿Fondos concursables?

Publicar de manera independiente implica para el autor una tarea adicional a la de la creación en si misma. Sometidos a mismas reglas del mercado chileno, los escritores deben buscar algún método de financiamiento. En caso de optar por acceder a un fondo estatal, la vía a seguir es la de fondos concursables, un mecanismo por lo menos, cuestionable.

En Chile el único incentivo estatal concreto es el del Fondo del Libro y la Lectura, del CNCA. Pero la adjudicación de esta beca a la creación no es sencilla. Se divide en dos categorías: escritores inéditos y profesionales. En el segundo caso, la competencia incluye tanto a escritores consagrados, como a aquellos emergentes, aunque hayan publicado tan sólo una obra y esta sea una auto-publicación.

Postular a un fondo concursable se transforma en un tema de experticia técnica, en el que no predomina el talento, la creación artística, ni la cultura, si no la correcta formulación de proyectos. Conocidos son los casos de grandes grupos económicos que se han adjudicado fondos culturales, lo que demuestra la inequidad de un sistema que pretende ser accesible para todos a través de convocatorias abiertas, pero que debido a su forma, deja al margen a quienes no sean capaces de fundamentar presupuestos.

El periodista y escritor Gabriel Canihuante señala, en una columna de opinión, que “los recursos con que se financian estas publicaciones derivan del erario público. Tal es el caso de libros que se han impreso gracias a becas de creación o a dineros que salen de otros proyectos culturales. En estos casos tampoco hay, necesariamente, un filtro de calidad”.

Es legítimo para un poeta preguntarse si está siendo juzgado por la belleza de su lírica o en cambio, por la presentación un proyecto viable. El artista, o en este caso, el escritor, debe incurrir a asesorías externas que les faciliten rellenar los requerimientos y formularios. Tanto es así, que en el año 2010 se creó abiertamente la empresa Dispositivo Cultural, en la que profesionales de distintas áreas asesoran técnicamente a los postulantes de fondos concursables culturales.

Por otro lado, las postulaciones son tan sólo una vez por año. La cultura sea cual sea su expresión, está en constante movimiento y en constante creación, por lo que debiésemos tener fondos permanentes, replanteando oportunidades y procesos de postulación constantemente a través de un sistema inclusivo y en el que prime el talento o el valor cultural por sobre la burocracia bien armada.

Si bien hay una progresiva preocupación en torno a mejorar la lectura en nuestro país por parte de las entidades estatales, no existe hasta el momento un fomento real hacia la creación literaria.

El IVA

Si bien el problema de la lectura en nuestro país obedece en gran medida a rasgos culturales y educativos, es lógico suponer que los bajos índices de compra de libros en nuestro país también se deben, en parte, a sus elevados precios. Se calcula que apenas el 46% de los libros que leen los chilenos son comprados. Pero, ¿si efectivamente los libros tuviesen rebaja o exención de IVA, compraríamos más?

Según una encuesta realizada por la Fundación La Fuente y Adimark en el año 2010, el 65,3% de los encuestados afirmó que sí compraría más libros ante posibles rebajas en el IVA. Al menos según esta encuenta, entonces, esto podría ser un incentivo a la industria literaria. 

Si bien diversos estudios demuestran que este tipo de medidas tienen poca incidencia en cambiar la actitud de aquellas personas que no se consideran lectoras, sí tienen un impacto en la demanda de aquellos consumidores que se definen como lectores, lo que podría agregar un estímulo vital al mercado literario nacional.

No deja de ser discutible que en nuestro país la venta de libros no cuente con ningún tipo de descuento o exención en el IVA. Cabe destacar que Chile es el segundo país en el orbe (precedido sólo por Dinamarca) en tener el IVA asociado al libro más alto. 

Por ejemplo, dentro de América, Estados Unidos y Canadá, cuentan con un descuento que limita al IVA a máximo un 7% para libros, mientras que en otros países de nuestro continente como Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela, hay una exención total de IVA al libro.

Lectura por placer

Con todo, ninguna exención tributaria puede combatir los altos costos de producción y distribución que emergen de tener un mercado literario poco dinámico y de escasa lectura, lo que impide alcanzar las economías de escala necesarias para reducir costos, dar sustentabilidad a proyectos editoriales más atrevidos y obtener mejores márgenes para todos los actores de la cadena.

Por esto, debemos hacer accesible la lectura a toda la sociedad y alejarla del nicho pequeño y elitista que sabe quién es Roberto Bolaño. Para que una mayor cantidad de chilenos lean, debemos partir desde el inicio: desde la educación en la familia y en las escuelas, haciendo hincapié en su valor recreativo e integral y no tan sólo en el tradicionalmente académico.

No debemos olvidarnos de la lectura por placer y entretenimiento, ya que es también un camino al desarrollo de competencias y destrezas como la ampliación del léxico y el desarrollo de la creatividad y la imaginación. Para ello, es importante dejar de abordar la lectura, en nuestros colegios, como una obligación a ser evaluada mediante pruebas y exámenes, para pasar a ser un acto de placer y enriquecimiento.

Los beneficios de leer son variados e innegables y no debemos dejar de insistir como sociedad en su fomento. Pero para ello, no basta con la ejecución de planes y programas de lectura por parte de los ministerios, ni con tener mejores infraestructuras ni mayores catálogos en las bibliotecas. El aporte, si bien es efectivo, de nada servirá si no existe el interés.

La sociedad adquiere un valor cultural e integral a través de la lectura y esta debe ser promocionada desde la niñez. 

¿Qué más podemos hacer para mejorar el mercado literario?

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Comentarios
Rene Donaire | 2015-11-24 | 12:13
6
No podría estar más de acuerdo contigo. El libro en nuestro país lamentablemente es caro y está lejos de ser un objeto de necesidad; en general no compramos libros a menos que nos obliguen a leerlos en el colegio o la universidad. Nos hace falta una política más fuerte y comprometida en favor de la lectura.
Respecto al precio de editar una obra propia, bueno, creo que hay alternativas más económicas. Hoy gracias a la impresión digital podemos apelar a imprimir sólo la mínima cantidad o a imprimir lotes sobre pedido - podemos obtener nuestros libros impresos con buena calidad sin una tremenda inversión inicial.
Dense una vuelta por pixelprint.cl, si quieren publicar y dicen que nos vieron en El Definido les haremos una atención especial ;)
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Alvaro Lopez B. | Colaborador | 2015-11-24 | 12:50
2
Me gustó mucho la columna, y estoy de acuerdo con casi todo en lineas generales... pienso que es necesario hacer un esfuerzo como país en estos ámbitos, y claro, también en la ciencia. Aparte de ser un tema de la sociedad como un todo, es además necesario que se considere como una inversión en nuestro país, no como un "gasto sin retorno", lo cual es penoso y de mucha vergüenza propia y ajena.

Respecto a los fondos concursables, puedo decir que conozco un poco el proceso por dentro, pues fui dos años seguidos evaluador para el fondo del libro, en la línea de creación literaria, dentro de los géneros narrativos... y debo decir que por un lado, es cierto, se debe plantear un proyecto consistente. Pero eso no es realmente el principal "obstáculo" a sortear. Sin duda es importante, uno tiene en mente que haya un plan de escritura "aterrizado", pero acá los límites reales son dos: uno, la cantidad disponible a repartir, lo que ya es penoso en sí mismo. El otro obstáculo, y esto me da un poco de pena y vergüenza decirlo... es la calidad de los trabajos recibidos.

La inmensa mayoría (y lamentablemente fue así) han sido textos mal redactados, con faltas de ortografía, sin historia reconocible o extremadamente "inspirada" en otros - incluso derechamente plagiada, etc., lo que de verdad da mucha lata. Más aún, en el tiempo cuando existía la separación entre emergentes y profesionales (eso ya no existe este año, y al parecer seguirá sin existir el próximo), los trabajos presentados por "emergentes"... eran lejos mejores que los profesionales. ¡Plop!

Eso es, al menos, mi experiencia como evaluador. No he sido parte del jurado que "corta el queque" final, por lo que no sé qué pasa en esa instancia, pero - al menos - eso es lo que me tocó ver durante las comisiones de evaluación en que estuve (donde además uno sólo conoce los textos, pues no nos dicen quienes son los autores - esa información no está incluida).

¡Muchos saludos!
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Marco Canepa | Editor | 2015-11-24 | 13:35
1
¡Gracias Álvaro! Qué curioso eso de las postulaciones. Cuando hicimos el concurso de columnistas casi todo lo que llegó era de muy buen nivel.
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Alvaro Lopez B. | Colaborador | 2015-11-24 | 14:24
1
Sí, me llama también la atención eso... de hecho iba a poner que mucho de lo que me tocó leer, era sensiblemente inferior en redacción, estilo y hasta sentido del humor, que lo que normalmente uno puede leer en los comentarios de los lectores de El Definido... lo cual quiere decir que son (somos) topísimos! :D

Es más... yo les diría que se animaran y postularan con alguna cosita! (Al menos en el Fondo del Libro) De repente igual la cosa es hacerse el ánimo, uno se desmotiva "antes-de", pero vale la pena, a veces uno se topa con sorpresas agradables en los resultados (lo digo porque fue mi caso)...
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Andrea Uribe Barriga | 2015-11-25 | 12:08
0
Desconozco la mala o buena calidad de los trabajos pero los montos asignados para la creación literaria son insuficientes. No es tan fácil como hacerse el ánimo y publicar. Ojalá así lo fuera y la idea de este artículo es comenzar a cambiar la mentalidad y abrir nuestros caminos hacia una industria literaria más diversa.
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Alvaro Lopez B. | Colaborador | 2015-11-25 | 18:40
0
Sin duda que los montos son insuficientes si uno quiere publicar con un tiraje y calidad decente. Y por supuesto, concuerdo con la idea de abrir nuestra industria literaria, pues tal como indican algunos lectores más abajo, lo que también debe cambiar es el contenido que se ofrece, no pensando en una "calidad literaria" que varía según la persona que lea, sino pensando en que hay distintos tipos de lectores que requieren un producto de calidad, y es un universo donde podemos encontrar de todo, desde el muy erudito y técnico, hasta el lector ocasional no literato.
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Miguel Vega García | 2015-12-02 | 23:05
1
me cuelgo un poco a lo tuyo, para comentar que quizas el deficit tenga que ver con la capacidad creativa en general . He participado un par de veces como coevaluador en fondart, linea guion y la calidad de los trabajos es pesima.
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Luis Candia | 2015-11-24 | 13:46
1
Me parece curioso que siempre se dice que producir un libro en muy caro (en cuanto a manufactura), pero los libros piratas son super baratos y en calidad a veces no tienen mucho que envidiarle al original.
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Javiera Velasquez | 2015-11-24 | 15:44
1
Imagino que tiene que ver con el ahorro de evitar el conducto regular, esto es:
(1) Los insumos más baratos suelen tener menos regulación ambiental, sanitaria, de calidad, etc. Compras un rollo de papel sin importar si los residuos tóxicos ir directamente al alcantarillado y no tener un tratamiento adecuado, etc.
(2) En vez de contratar a un equipo con un sueldo razonable y sus impsiciones al día, contratas menos gente, menos calificada, y/o sin un contrato regular.
(3) El costo de impuestos que señalan no es menor. En una librería te cobran por exhibir tu obra, mientras que la señora de la cuneta simplemente arregla el pañito antes de ordenar los libros encima.
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Luis Candia | 2015-11-24 | 17:24
1
Me refiero solo a la manufactura, acá dice que solo el libro de 250 paginas sale 5000 promedio, y después a eso se le agregan los impuestos y todos los porcentajes. Me parece a lo menos curioso que en la calle te lo puedan vender por los mismos 5000 (incluso menos a veces) y aún así puedan obtener ganancias. O sea, que producirlo les sale mucho menos, ya que está la ganancia del distribuidor de estos libros, como además del que pone el paño en la calle. Y como mencionaba antes, la calidad muchas veces no difiere tanto del original.
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Marco Canepa | Editor | 2015-11-25 | 10:44
1
Hola Luis,

Ojo, que el valor es por "edición y producción", no sólo imprenta. Implica corrección de estilo, diseño, diagramación, corrección de prueba, etc. Hay un montón de profesionales a los que hay que pagarles para que el libro salga bien.

En cambio, el libro pirata simplemente es una fotocopia.
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Favio Zúñiga | 2015-11-25 | 14:03
0
Claro, distinto sería si existiera una "Editorial Pirata".
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Angela Medina | 2015-11-30 | 17:51
0
Hola Luis, el problema es con el tiraje 500 ejemplares es nada!!! Los costos que indica el artículo para un ejemplo de 500 libros, por eso los piratas se dedican a "sandías caladas" miles y miles de ejemplares que les salen "a huevo" sin impuestos de ningún tipo , ni arriendos, ni pago a personal... Pero respecto a la calidad no he visto nunca un libro pirata con buena impresión, pero si he visto libros originales que parecen pirateados...
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Germán Trapp | 2015-11-24 | 20:50
3
Les agradezco mucho este post, a comienzos de este año logré escribir un libro y me sentí el ser humano más realizado del universo, con el paso de los meses más decepcionado me siento de las editoriales, ya que las que me han respondido me piden que yo ponga un pie para las impresiones ($700.000) lo que hace que el escritor chileno que logre publicar sea de una situación económica estable y ojo que en algunos casos no hay comisión por venta, o sea que pongo yo las lucas y no hay retribución.
Se debería fomentar la lectura chilena y con esto cabe el eliminar el IVA, y que los libros de escritores chilenos tengan una subvención del gobierno para así fomentar más aún la lectura nacional.
Por desgracia mientras no se logre eso muchos escritores como yo se verán en el vació de guardar sus libros en un cajón, para cuando tengamos un trabajo estable y bien remunerado ver la posibilidad de auto publicar nuestros libros y distribuirlos de manera independiente (así como le pasa a mi abuelo y le pasó a mi tío abuelo).
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Marco Canepa | Editor | 2015-11-25 | 10:46
2
Hola Germán,

Lee mi artículo sobre contratos de edición, que está como nota relacionada a este artículo. NO PUEDEN no retribuirte, es su obligación legal pagarte el 10% de derecho de autor.

Y si tú estás corriendo con los costos de producción y el riesgo, lo mínimo que es que te paguen un % suficiente para que, si se venden todos los libros, al menos recuperes lo invertido.
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Andrea Uribe Barriga | 2015-11-25 | 12:23
1
Te felicitamos por ese logro. Ese es el punto, muchos escritores guardan literalmente sus libros en un cajón ante las condiciones aquí ya mencionadas. El camino para mejorarlas, es el fomento a la lectura y mayores posibilidades para los autores nacionales. Saludos
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Germán Trapp | 2015-11-25 | 12:40
0
Gracias Can y sí, lo leí, me sirvió mucho, fue de gran ayuda leerlo ya que a mis familiares muchas veces los atropellaron con eso. Prácticamente lo uso de caballo de batalla cuando hablo de las retribuciones.
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Marco Rauch | 2015-11-24 | 21:36
2
Les comento en mi condición de escritor, guionista y editor, es decir, hace ocho años que participo de la industria del libro en varios frentes.

El artículo, fuera de bien redactado, no hace otra cosa que darse vuelta en los mismos tópicos que he leído antes y en algunos casos (como en los costos de impresión) también inexactos (o al menos incompletos). Siempre he echado en falta en estas notas un punto que considero clave: EL CONTENIDO. ¿Lee poco el chileno? No creo. Véase casos como Logia (Francisco Ortega), o Historia Secreta de Chile (Jorge Baradit), o incluso varios años antes que ellos, el caso de La Semana en que se juntan los siglos (El Autor).

No voy a entrar en la bizantina (e inútil) discusión acerca de la poca o mucha calidad literaria de los títulos nombrados. Independiente de lo que se piense acerca de estos títulos (o de Harry Potter, El Señor de los Anillos, las Sombras de Grey o Crepúsculo), si existe un público lector ávido. Cualquier editor medianamente enterado sabe que se necesitan siempre un puñado de bestseller para poder levantar la edición de aquellos libros que en su fuero interno puede considerar imprescindibles pero que el mercado no valora o sustenta.

Tampoco me tragaré ese lugar común que habla del Chile "país de poetas" (la poesía es la hermana pobre de los otros géneros literarios acá en Chile, a nivel de consumo) o de que producimos grandes talentos literarios. No producimos ni más ni menos que cualquier otro país, la verdad. En Chile, para tirria de los vigilantes literarios, nos hacen falta varios Stephen King, Asimov, Bradburys o Burroughs, por nombrar algunos.

Tanto nos creemos el cuento, que hundimos a cualquiera que intente destacar en base a textos entretenidos, apasionantes aunque se cuelguen de todos los cliché literarios habidos y por haber. Si hay menos lectura por entretención en Chile, es porque tenemos pocos autores entretenidos, así de simple. Así como vamos a un concierto de un músico popular cuya entrada equivale a decenas de libros, si el libro (su tema, su autor o el boca en boca) nos entretiene, lo vamos a comprar igual. Y si es malo, ni sin IVA ni regalado lo vamos a leer.

Un emprendimiento literario cualquiera, no puede subsistir en base a un universo de lectores que no sobrepase las 5.000 almas, pero no las conseguiremos nunca si seguimos tirando pa´bajo al escritor de bestseller, cuando es una pieza fundamental (con o sin IVA, con o sin planes de apoyo lector, con o sin ninguno de los tópicos acá mencionados) para ampliar el universo lector por el que tanto lloramos.
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Marco Canepa | Editor | 2015-11-25 | 11:30
1
Hola Marco, varias observaciones a tu comentario:

1) En ninguna parte de la columna se critica o chaquetea a los autores de bestseller ni se cuestiona que las editoriales los apoyen. Si interpretaste eso de la lectura de esta columna, te invito a leerla nuevamente con más cuidado. Lo que se habla aquí son las dificultades del medio para el autor emergente (e incluso, en algunos casos, para el autor consagrado).

2) No veo de qué manera el hecho de que hayan algunos libros exitosos chilenos, prueba que el chileno sí lee mucho. Son dos datos completamente independientes. El dato sobre que los chilenos leen obligados se obtuvo en base a encuestas muestrales a los mismos lectores, que es un dato mucho más sólido que una deducción basada en casos excepcionales.

3) Tampoco veo la relación que estableces entre la lectura por placer y la supuesta falta de autores chilenos entretenidos. Primero, creo que sí hay muchos autores chilenos entretenidos, y segundo, el lector chileno puede leer libros de cualquier parte del mundo, no sólo de Chile, por lo tanto, esa no sería excusa para que no lea nada por gusto, ni de Chile ni del mundo.

4) En cuanto al talento, obviamente ese será siempre el factor esencial para el triunfo de un autor (aunque hay libros que han sido hits mundiales pese a ser pobres en redacción y contenido, como Crespúsculo o las Sombras de Grey), y también es cierto que muchos autores sin talento culpan al empedrado de su propio fracaso, pero eso no quita que efectivamente existen trabajas grandes en el mercado chileno (partiendo por lo chico del mercado) y la columna se trata de eso. No podría ser de otra forma, porque no tenemos forma de saber cuántos autores emergentes son buenos o no de manera objetiva.
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Andrea Uribe Barriga | 2015-11-25 | 12:15
0
Marco, en ningún caso se desestima a los autores bestseller ni a ningún otro tipo de lectura o producción. Tampoco se pretende alabar a los autores chilenos por sobre otras nacionalidades. Ese es un tema que no se tocó en esta columna, por lo tanto quedo en el aire.
Se hace énfasis en la importancia de la lectura, sobretodo de la lectura recreativa y del fomento de esta práctica como un medio para fomentar a la industria editorial chilena y a sus autores
Con respecto a la deficiencia de los autores "entretenidos", desconozco cual es tu fuente u argumento.
Y por último con respecto al universo lector por el que "lloramos", cabe destacar que la falta de una cultura lectora en nuestro país no tiene que ver con la cantidad de población, si no con un tema educativo y que debe partir desde el hogar. Saludos
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Iván Valdés | 2015-11-24 | 21:46
1
Excelente columna! Felicidades. Conozco el caso de una escritora que ha postulado a fondos y no recibió buenas valoraciones, sin embargo fue premiada en el extranjero (Perú, Argentina). Lamentablemente los cliché literarios en nuestro país, son una realidad, no hay lectura no porque no hayan almas, porque no hay cultura de la lectura, mucho menos por placer ni por entretenimiento. Y obviamente un 19% no es la solución definitiva pero si es un incentivo de fomento a la industria.
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Andrea Uribe Barriga | 2015-11-25 | 12:00
0
Muchas gracias Iván, efectivamente se trata de generar una cultura de la lectura.
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gif Comentario destacado por El Definido
carlos paez | 2015-11-25 | 00:39
1
Les comento también en mi calidad de escritor, y experto en ventas y marketing.

Estoy muy de acuerdo con lo planteado por el artículo, pero también con Marco Rauch.
Ojo con los best sellers, son el motor de la industria.

La principal causa de la baja lectura en Chile es que en general la industria editorial no entrega productos adecuados para el verdadero público potencial, o sea esos 16 millones de chilenos que en general no leen.
El cambio empieza por casa, ejemplos abundan, “Logia” o “historia de chile” han cambiado el panorama al hacer plausible que se vendan docenas de miles de ejemplares si tienes un producto atractivo.
Sí, hay factores de marketing involucrados y el poder de algunas editoriales “grandes”, pero no es lo principal, les dejo un par de ejemplos muy cercanos:

“Chile del terror, una antología ilustrada” de editorial austroborea:
En papel el lanzar un libro de cuentos de terror puro y duro parecía un suicidio para el alicaído mercado nacional, mas si casi todos los autores eran poco o nada conocidos y hecho por una editorial independiente nueva, sin embargo fue un éxito, gracias a la calidad de los textos, la elección de un formato diseñado para su fácil lectura incluso en el transporte publico, el costo de producción bajo gracias a la impresión digital (ojo la gran mayoría de los libros en chile se produce por impresión digital a costos que rondan los $1.000 por ejemplar), su precio adecuado, portadas atractivas, etc. La antología va en su 3era edición, se sigue vendiendo como pan caliente, también una segunda antología y viene una tercera.
Una editorial que en menos de 16 meses ha publicado más de una docena de obras, vendiendo varios miles de ejemplares en total.

Mi caso personal: “Aliens vs Chileans, Carmona inc”, ciencia ficción/ humor a la chilena, un producto escrito deliberadamente con la sola intención de entretener, dirigido a un público no literato, mismo formato ligero, mismos costos bajos de impresión y precio barato. A un año la primera edición de 500 ejemplares está casi agotada, se crearon grupos de fans en Facebook y he recibido un increíble feedback de parte de lectores y padres agradecidos. La segunda parte de la saga, “Megavalpo”, se lanzó en filsa hace unas semanas vendiendo casi la edición completa, se agotó en Comicon, casi todos los que leyeron la 1 compraron la 2. A pesar de ser un producto para un público no literato, ambas tienen buenos puntajes en goodreads y han generado hermosas reseñas.

En ambos casos, el ejercicio de hecho ha dado redituos financieros, un libro bien manejado comercialmente, de calidad, con costos bajos, bien vendido y pensado para el público fuera del circuito literario tradicional, implica ganancias que pueden llegar al 200%.
Cualquiera con cierto manejo comercial sabe que un negocio con sobre un 30% de margen es muy buen negocio, el problema es que la industria editorial chilena está mal administrada, funcionando como a principios del siglo pasado, manejada muchas veces desde puntos de vista literarios dejando de lado los aspectos comerciales, que les guste o no, son el motor de toda actividad.

No puede ser que un sector productivo completo, como el editorial, mueva menos dinero que un concesionario de autos, o peor que llegue a un % de venta real de menos del 1% de su público posible.
No puede ser que menos del 7% lea por diversión, eso nos dice sin lugar a dudas que en Chile leer es una lata, tanto porque así nos enseñaron (gracia colegios por obligar a leer libros de mierda), como porque nunca hemos visto algo que nos haga cambiar de opinión.
No puede ser que el promedio de tiraje de ejemplares de un libro en chile no supere los 100 ejemplares, y tengan ventas del 20%, o sea en términos simples, la gran mayoría de los libros chilenos no venden más allá de un puñado a familiares y amigos (incluyendo la mayoría de los con fondos estatales).
No puede ser que aun hoy haya escritores o aspirantes a escritores que sigan cayendo en trampas editoriales donde paguen millones por la “estafa del sueño de escribir un libro” (por dios, en chile se puede publicar un libro por menos de 100 lucas! No crean cuentos de sirenas de editoriales “de pago”)

Escribir en Chile es, en un inmenso porcentaje, una pérdida de plata para el escritor e incluso para la mayoría de los editores, eso es ridículo, y no tiene que ver con apoyos estatales, ni iva, ni baja lectura, tiene que ver con mal manejo.

No hay recetas mágicas, ni nadie (menos en un país donde la industria editorial políticamente no pesa nada) va a venir a solucionar el problema con “educación”, ni bonos, ni leyes.

Si queremos que se lea en chile, debemos tener una industria profesional.
Si queremos que la industria sea profesional, debemos competir y ganar a otros medios de entretención, o sea vender bien, sino seguiremos siendo una industria semi amateur.
Para ser una industria profesional, los actores de la industria deben vivir bien de su trabajo si este es exitoso.
Eso solo se logra si ofreces un producto atractivo.
El cambio empieza por casa.

Carlos Páez Sepúlveda.
Más análisis a fondo del mercado editorial en http://fromastrea.bligoo.com/
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Marco Canepa | Editor | 2015-11-25 | 11:36
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Gracias por tu aporte Carlos, muy refrescante.

Ahora, algunas observaciones:

- El costo que se menciona en el artículo no es sólo de impresión, sino que considera todo el trabajo asociado a armar el libro hasta su impresión. La fuente de ese dato está linkeada.
- Mi misma respuesta a Marco sobre que "en Chile no hay nada bueno que leer": a Chile también nos llegan los libros extranjeros. Salvo que digamos que toda la industria editorial mundial es fome, ese argumento no explica que el chileno lea obligado o no lea. Tampoco estamos leyendo productos extranjeros.

En todo lo demás, muy de acuerdo. Hay que hacer esfuerzos por llegar a público no acostumbrado a la lectura y no echarle la culpa al empedrado. Pero eso no quita que hay una serie de medidas que son muy necesarias para también ayudar desde otros ángulos.
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Andrea Uribe Barriga | 2015-11-25 | 12:17
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No hay recetas mágicas pero es posible generar incentivos a la lectura y a la producción. Entre ellos la reducción del IVA, fomento a la lectura en los planes y programas de estudio y por supuesto, inculcando su valor desde el hogar.
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carlos paez | 2015-11-26 | 00:00
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sip, pero de hecho si se leen libros extranjeros, por ejemplo que un libro como "50 sombras de grey" venda sobre 100.000 ejemplares en chile nos dice que si leen, lo mismo con sagas como milenium, juego de tronos, etc.

ojo los costos estan bien, pero son comercialmente ridiculos, no puedes pensar en comercializar un libro de 250 paginas de un autor desconocido vendiendolo sobre 10.000, eso no se vende, menos si no esta bien presentado como producto y sin el apoyo de marketing y difusion adecuados, es un ejercicio comercial destinado al fracaso, en ese caso te sale mucho mas conveniente dividir la obra en productos mas manejables.(peor es el caso de comics en papel couche de autores desconocidos a preciso sobre los 20.000, absolutamente invendibles, pero tipico de fondos estatales). Aun cuando hicieras todo para asegurar una calidad absoluta, el mismo planteamiento comercial ya es inviable.

la realidad es que valores altos de correcion y otros no se pagan como se deberia, de hecho los ilustradores son el mejor ejemplo, muchos tratan que trabajen por nada. las editoriales de pago son especialmente dadas a calcular valores en torno a precios de mercado hispano cuando en realidad no realizan los servicios anexos que prometen.

los costos de los trabajos anexos, como edicion, diseño, correcion, etc, si bien se deben calcular, no alcanzan los valores que muchas editoriales de pago argumentan, especialmente porque justamente no los realizan. por ejemplo, un buen portadista puede cobrar entre 30 y 150 mil, un diseñador algo similar, un corrector puede cobrar mil por pagina, etc, pero la realidad de las editoriales independientes es que la mayoria de esos trabajos se hacen a bajo precio, lo importante es que esos trabajos sean remunerados directamente o en porcentaje de las ganancias. por darte un ejemplo: un libro de editorial independiente de 100 paginas con un tiraje de 300 ejemplares implica:

impresion: 240.000
edicion: 100.000
correcion: 80.000
portada: 30.000
diagramacion: 30.000
total inversion: 480.000

a un precio de venta de 5000 (mezcla entre ejemplares que vendes directo a 5000 y ejemplares que vendes a libreros y distribuidoras a 3000), la venta total llega a unos 1.100.000, o sea hay una ganancia de 620.000 del proceso, mas que suficiente para repetir el proceso con un segundo libro y pagarle su 10% al autor (en este caso el autor no puso nada y gano 100.000), eso sin contar que nuevos tirajes y reediciones bajan los costos.

ahora veamos el ejemplo contrario, mismo libro, mismo precio de venta:
editorial de pago: costo para el autor 2.000.000 (costos reales lamentablemente para la editorial solo seran de unso 300.000 ya que no pagara edicion, correcion, etc)
si vende los 300 libros, a el autor le corresponde el 10% de las ganancias, o sea un aprox de unas 90.000 (o sea el autor perdio 1.920.000), eso sin contar que la editorial seguira ganando por las reediciones y entregandole solo un % de las ganancias que la editorial le informe.


hay como dices muchas medidas que permitirian ayudar, si embargo estas necesitan de voluntad politica, la que implica peso politico, la industria editorial no tiene peso politico, vende casi nada y no influye en nada, no hay interes para la clase politica el llevar a cabo esas medidas (guagua que no llora no mama), menos cuando hay actores de la industria que estan comodos con la distribucion actual y el sistema de vender caro a una elite minima, es mas facil.
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Damián | 2015-11-25 | 08:22
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Lo de leer poco, lo relativizo un poco,por que habría que preguntar que entendemos por leer.

Si asociamos lectura a libros, si considero que se lee poco; pero la lectura no solo se traduce en eso, sino también a periódicos, historietas, revistas, etc. Es como una eterna discusión que tengo con mi padre que dice que yo no leo los diarios, y le intento explicar que si lo hago pero no en formato papel como él está acostumbrado sino que online.

Respecto a la poca cultura de lectura también considero el contexto social. El mayor espacio de tiempo libre para la gente son los desplazamientos por trabajo, estudios, etc. Pero entre tanto transbordo, micros y metros llenos, es difícil concentrarse en la lectura más aun considerando que es más simple distraerse escuchando música o jugando en el celular. Junto a eso, después de una jornada laboral extensa donde lo más probable que uno llegue a la casa no a descansar sino que hacer más cosas, es difícil generar un hábito de lectura. Nuevamente ahí es más fácil tener la tele prendida y poder seguir haciendo cosas mientras la tele está prendida, que estar sentado enfocando la atención en una sola cosa.

Junto a ello, se incentiva poco el gusto por la lectura desde niño. Hoy en día los padres no suelen leer cuentos a sus hijos, prefiriendo ponerles la tele o el celular para que se duerman. Los colegios siguen ocupando los mismos textos de lectura de hace como 20 años o más, y más de algún profesor realiza sus clases leyendo textual del un libro donde la prueba consistirá en que también te leas el libro y lo memorices por completo.

Además como le vamos a pedir a la población que lea, si vemos que muchos políticos prefieren sacar trabajos de internet y hacer copy-paste para fundamentar investigaciones, en vez de ponerse a leer y estudiar los temas...
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Marco Canepa | Editor | 2015-11-25 | 11:41
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De acuerdo en parte.

Cuando se habla de lectura, la pregunta de las encuestas siempre se hace respecto a libros (pero no se especifica si físicos o en papel). Obviamente leer tuits también es leer, pero creo que está claro que no es lo mismo. Este artículos se centra en la industria editorial, en todo caso.

Sobre el argumento de que perdemos mucho tiempo en transporte, si esto es cierto, habría que suponer que en otras regiones del país, que no tienen los problemas de transporte de Santiago, la lectura debería ser muy superior. Entiendo que no es así. Para mí, es más una excusa que nada: yo paso mucho tiempo transportándome y aún así leo en la micro, y a la casa llego raja, pero justamente mi descanso es leer.

Sobre lo que hagan o no hagan los políticos, francamente, nunca me he puesto a pensar en ellos antes de decidir si tomar o no un libro.


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Damián | 2015-11-25 | 12:08
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Hola Marco,

Mi comentario de los políticos va por el lado que si ellos tienen esos hábitos difícilmente van a desarrollar políticas pro-lectura.

Respecto al tipo de lectura si tiene que ver, porque también supongo que esas limitaciones van también en los comics, que no es específicamente un libro pero también es lectura en varios casos.

Lo del transporte no es excusa, es que son elementos que dificultan el fomentar la lectura. Tu tienes un hábito adquirido con el tiempo y te gusta, pero una persona que no cuenta cono ese hábito por factores educacionales, de crianza, etc, claramente la lectura no va ser prioridad y más aun si es que ésta no se da en un espacio apto-agradable para fomentarla.

Saludos

Saludos


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carlos paez | 2015-11-26 | 00:12
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Mucha razon Damian, de hecho la mayoria de los libros no estan diseñados para ser leidos en contextos como el transporte, por eso se creo la "like novel" que diseñamos como una adaptacion del formato de novela ligera japonesa, o sea un tomo ligero, de material firme, que puede ser leido con una sola mano, facil de transportar, de guardar, y de bajo precio. ideal para tematicas de novelas de facil lectura o cuentos.
la idea es que tengamos productos que pueden ser consumidos con facilidad en las instancias que quedan como el transporte, la sala de espera, el recreo, o hasta el wc. esa es la realidad actual del chileno y una medida basica es adaptar los productos a esa realidad.

el tema de la lectura en colegios es de larga data, de partida el error es que se usan criterios literarios en vez de criterios de fomento reales, es casi IMPOSIBLE estimular a niños de una generacion tecnologica de consumo rapido y facil que lean obligandolos a leer obras como el quijote, metamorfosis o sub terra, pero no solo en la eleccion estan mal, tambien en los tiempos, veo constantemente como le dan libros de niñitos a adolescentes, o libros extemporaneos (sorry leer palomita blanca a estas alturas del siglo 21 es una tontera).
esta bien querer que lean buena literatura (aunque el concepto es ya en si discutible), pero la realidad es que queman a los niños, el colegio enseña que leer es fome, aburrido y de nerds, esa es la realidad, mas cuando el sistema comercial detras esta corrupto (la venta de libros para el sistema educativo es el gran negocio de las editoriales), por eso te encuentras con casos de libros eroticos que pasan colados, o que se recomiendan obras clasicas porque no implican gastos de derechos de autor para las editoriales.
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Andrea Uribe Barriga | 2015-11-26 | 21:34
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Es una arista interesante eso del negocio editorial con los textos escolares. Saludos!
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Fabián Tapia | 2015-11-27 | 11:09
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Cada vez que alguien menciona el IVA como la razón por la cuál no se lee me da urticaria. El IVA, si bien es alto, tampoco representa una gran barrera a la hora de acceder a un libro. Supongamos que el valor de un libro son $10.000, o sea que el IVA sería de $1.900. ¿De verdad me van a decir que es una diferencia radical? Lo siento pero no lo creo. Si el material es bueno no me importaría pagar casi $2.000 "de más", el problema real es que no hay interés en la lectura.
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Damián | 2015-11-27 | 11:52
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Fabian, el problema es que según mi parecer algunos libros están inflados en precio que va más allá del IVA. No puede ser que un libro que cueste 5.000 en Argentina aquí cueste 20.000
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Andrea Uribe Barriga | 2015-11-28 | 08:02
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No sabemos si es una gran barrera, pero claramente es un incentivo. Sobretodo para libros de alto costo y para los lectores habituales. Saludos
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Andrea Uribe Barriga | 2015-11-28 | 08:08
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La verdad es que la diferencia es impresionante. He visto libros nuevos en Argentina a $15.000 que en Chile sobrepasan los $30.000 (Hobsbawm)
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Sergio Vargas | 2015-11-28 | 17:03
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Excelente abordar este tema desde un punto de vista amplio. Gran artículo. Soy de los que piensan que el IVA no será a gran causa de nuestros males literarios ni de lectura, pero todo aporte a la causa es positivo. Sobretodo en los libros más costosos y en los lectores habituales su eliminación sí es un aliciente! Los fondos concursables son por lo poco, CUESTIONABLES! y lo de lo difícil de publicar en nuestro país, es una realidad.
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Angela Medina | 2015-11-30 | 18:11
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¿Que hacer para que las personas sientan placer al leer? Para mi ese es el punto principal, he disfrutado muchos libros que no son de mi propiedad, no es necesario para leer y disfrutar de la lectura que el libro sea mío. Por supuesto que me gusta comprar y conservar los que son de mi agrado, pero mucho de lo que leo es de bibliotecas varias, mi grano de arena para tener más lectores en este mundo es que guagua que nace en mi entorno recibe un libro lindo de cuentos "para que los papás" le lean a la guaguita... por algo se empieza...
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Andrea Uribe Barriga | 2015-12-01 | 14:34
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Claro que sí Angela, pero tal como se plantea. No nos sirve de nada tener buenas bibliotecas, si no tenemos la cultura de leer. Por ello, tal como mencionas, la clave está en los pequeños.
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Víctor Andrés Ahumada Mena | 2015-11-30 | 19:15
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Felicitaciones a la autora de la crónica, el tema no es menor y aunque la baja capacidad de lectura no sea un tema del que se hable continuamente si esta llegase a mejorar influiría notablemente en esos temas que si son portada.
¿Es el IVA el santo grial para que los Chilenos leamos más?, ¿Qué tienen que hacer el estado, los escritores y las editoriales en esto?, para mí hay una pregunta previa que es la que tenemos que respondernos antes de llegar a los “grandes temas”. ¿Es para mí importante que mis hijos lean?, esa debiese ser la pregunta clave en las próximas encuestas, ya que crear el hábito en los pequeños es lo que arrastra lo demás.
Crecí en una casa donde mis padres leían y siempre vi libros en la casa, me leyeron cuentos prácticamente todas las noches de mi infancia y dado lo anterior, no fueron pocas las sobremesas que tuvimos que giraban en torno a libros, autores o temas. La consecuencia de ello fue la esperada. Siempre hay libros en mi casa, le he leído cuentos religiosamente a mis hijos prácticamente todas las noches y ya tenemos una que otra conversación de libros con mis hijas que ya han ido definiendo sus gustos (lo cual me ha agregado otro deber como ha sido leer Maze Runner, La saga de los Otori, divergente, los famosos juegos del hambre y algunas otras sagas para poder entenderme con ellas).
Luego viene el tema de la lectura obligatoria de los colegios, como no se va a poder modernizar la forma en la que se trata de inducir a los niños a la lectura. Hace unas semanas conversaba con un profesor de mis hijas y le comentaba que si el semestre que están estudiando el imperio romano los hicieran leer El águila del imperio de Simon Scarrow descubrirían que los niños aprenderían mucho más de esa época de lo que pueden absorber en el aula, y de pasada más de algún niño seguiría con los tomos siguientes para saber que pasó con Quinto Licinio Cato. Algo similar con cada tema. Hay demasiadas novelas históricas de buen rigor científico que pueden incluirse y generarían un efecto dominó increíble.
Vuelvo luego, el tema da para largo y siempre se puede aportar algo más. Un gran abrazo a Marco Rauch, quien por lo demás a escrito uno de los cuentos más rompedores, polémicos, bien escritos y amargos que me ha tocado leer en vida.
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Andrea Uribe Barriga | 2015-12-01 | 14:31
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Muchas gracias Víctor! Es una interesante y vital pregunta la que planteas. Crecer en un ambiente de lectores, generará el hábito. Y con ello, no sólo sus beneficios tan mencionados, si no un espacio de intercambio, tal como haces con tus hijas. Un nexo entre generaciones. Saludos
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Daniel Guajardo | 2016-05-31 | 09:58
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Por las razones que explicas en tu artículo y varias más personales (como la del editor que todavía no paga lo que me debe), es que decidí no hacerme más mala sangre con la industria local y preferí la senda de la autoedición profesional. Conozco harta gente en el medio, escritorXs y editorXs, y entiendo que es una pega difícil y arriesgada.

LA SENDA DE LA AUTOEDICIÓN PROFESIONAL consiste en escribir el libro, editarlo con un editor(a) independiente, corregirlo con ayuda de lectores beta o testearlo con bloggers y booktubers (por ahí ahorras un poco), limpiar los errores de tipeo y lenguaje con un corrector(a) de estilo profesional, y publicarlo en una tienda online como Amazon, iBooks, Kobo, y otras más. Repetir el proceso. Hacer seguimiento de las ventas. Si te va mal, no te decepcionas; analizas los problemas de tu obra, te perfeccionas y sigues escribiendo.
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