padres, paternidad, educación, madres, hijos, niños, maternidad, sobreprotección, inteligencia emocional

Guía para padres - Papás todoprotectores, hijos inseguros

Nuestro amor como padres nos puede llevar a querer evitarle a nuestros hijos todas las frustraciones y riesgos. Pero dejarlos tropezar es la única forma de que desarrollen su seguridad y autonomía.

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2013-06-20 | 10:28
Tags | padres, paternidad, educación, madres, hijos, niños, maternidad, sobreprotección, inteligencia emocional

Anita tiene 4 años, todavía toma mamadera, duerme en la cama con los papás y usa pañales en las noches por que sus papás temen que se resfríe en la noche si se moja. Cuando van a la plaza no la dejan subirse a los columpios ni tirarse sola por el resfalín por miedo a que se caiga y están constantemente diciéndole “¡Cuidado!”, “¡No hagas esto!”

A los 8 años, cada vez que le dan un trabajo en el colegio, Anita le pide ayuda a su mamá, pero ella termina haciéndoselo entero, porque quiere que le quede realmente bien. Como en las mañanas le cuesta levantarse, la mamá la viste semi dormida en la cama. No va a la casa de sus compañeras por que la mamá prefiere que los amigos vayan a la suya. Si se le queda el buzo de gimnasia en la casa, la mamá va al colegio a dejárselo.

Cuando Anita tiene 16, su mamá prefiere ir a buscarla a todas partes para que no tenga que andar en micro. Tienen constantes peleas por que no le dan permiso para ir a fiestas y, si la dejan, es a la primera a la que van a buscar.

Anita tiene 23 y está pololeando, pero tiene muchos problemas con él, a ella le cuesta convencerse de que él la quiere. Está terminando su carrera pero le angustia pensar en el mundo profesional que se le viene porque siente que no tiene las herramientas para enfrentarlo a pesar de haber tenido siempre notas sobresalientes.

A lo largo de su vida, Anita creció en un ambiente sobreprotector, por lo que hoy es una persona insegura, le cuesta mucho tomar decisiones y siempre necesita de la aprobación de los demás para saber que está bien.

Su mamá, por el infinito e incondicional amor que le tiene, quiso hacerle la vida más fácil, evitarle la frustración y el sufrimiento, por lo que siempre trató de hacerle todo y resolverle la vida. No se dio cuenta que con eso estaba obstaculizando el desarrollo de la autonomía y haciendo que no desarrollara la capacidad de confiar en sus propias capacidades. 

Caer y levantarse es un buen ejercicio

Es necesario que como padres reflexionemos respecto a cuál es el radio de acción que le permitimos tener a nuestros hijos para moverse y actuar solos y preguntarnos si éste es adecuado en relación a la edad que tienen. Para detectar si estamos sobreprotegiéndolos debemos preguntarnos:

  1. ¿Le doy la oportunidad de intentar hacer las cosas por sí mismo aún cuando creo que pueda no resultarle? Por ejemplo, lo dejo jugar libremente en la plaza sin decirle “¡cuidado!” todo el tiempo.
  2. ¿Le permito asumir las consecuencias de sus actos? Por ejemplo, si se le quedó el trabajo del colegio en la casa, aceptar que le pondrán mala nota en vez de correr a dejárselo.
  3. ¿Promuevo activamente que desarrolle hábitos de autonomía, aunque esto signifique un esfuerzo muy grande por parte del hijo? Por ejemplo, que se vista solo aunque se demore mucho rato.
  4. ¿Soy capaz de darle un permiso que va de acuerdo a su edad, aunque sé que eso significará para mí estar un poco más intranquilo? Por ejemplo, que vaya a la fiesta de curso.
  5. ¿Soy capaz de permitir que viva ciertas frustraciones en pequeñas cosas cotidianas? Por ejemplo, no comprarle un chocolate cada vez que me lo pide aunque eso implique dejarlo llorar.
  6. ¿Soy capaz de exigir que haga ciertas tareas domésticas y no ser yo quien está realizándole todo por detrás? Por ejemplo, no recogerle la ropa sucia que dejó botada, sino que él la lleve al canasto; que haga su cama, que me ayude a poner la mesa.
  7. ¿Le permito experimentar la pena? Por ejemplo, si se muere la mascota le digo la verdad en vez de decirle para que no sufra tanto, que se la llevaron al campo. 

Sabemos que la sobreprotección es un error que cometemos como padres por amor, pensando en que es lo mejor para ellos. Pero si tomamos conciencia de que no les estamos ayudando a crecer y tomamos medidas concretas al respecto, podremos lograr que sean más autónomos y que aprendan a ver el mundo como un lugar amistoso y no amenazante para vivir. Así crecerán como personas más seguras de sí mismas, lo que les ahorrará una gran cantidad de problemas en su vida, especialmente durante la adultez.

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Comentarios
Ignacio Quintana | Webmaster | 2013-06-20 | 11:50
0
Nada mas cierto¡¡

Creo que chile se ha convertido en un país de niños sobreprotegidos, malcriados (en el buen sentido de la palabra) e poco proactivos.

Muchos de esos niños son los trabajadores de hoy¡ Y es muy dificil encontrar algunos que sean capaces, autonomos y que tenga iniciativa propia para resolver temas.

O al menos disfrutar su trabajo¡¡
y aportar pasandola bien¡¡
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si marastu | 2013-06-20 | 11:58
0
Excelente artículo, espero que muchas madres lo lean y recapaciten un poco, un hijo no es una propiedad y la mayor muestra de amor ayudarles a ser independientes (conozco muchos casos que dan realmente miedo) una vez escuche decir “una buena madre es la que frustra” quizás algo de razón tiene
Saludos
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Paper Luis | 2013-06-20 | 13:35
0
Respondiendo las preguntas respecto al pequeño. (2 años con 10 meses)
1.- En parte lo dejamos hacer cosas con libertad. En la plaza se sube a los juegos, a los mas altos lo acompaño. Si se va a calle, lo agarramos (centro de stgo, muchos autos)
2.- Somos partidarios de que asuma las consecuencias de sus actos. Si el no quiere almorzar, se morirá de hambre hasta la hora de su leche. Si revienta su globo, no hay otro
3.- Siempre le decimos que tiene que hacer las cosas, en vez de pedirlas. Ya prende la TV para ver monitos, se sube a su coche, busca sus autos. Como anécdota: Un día estabamos acostados los tres (sabado en la mañana) y como no habla mucho, nos tomaba pq quería algo. Le dijimos: Lo que quieras, vas y lo traes. Apareció con su mamadera y la botella de bebida.
4.- Son pocos los permisos que puede dar uno a los casi 3 años...
5.- Los papás somos dictadores, así que no siempre es lo que el quiere. (Y con eso evitamos las pataletas) De hecho no nos pide golosinas en la calle, ni juguetes...
6.- Intentamos que ordene sus juguetes esparcidos por la casa. Hay veces que lo logramos, otras veces que no (Tiene la concentración de un maní)
7.- Penita le da algunas veces, sin que sepamos el porqué. Incluso a esta edad no le escondemos las cosas. Si la mamá sale y el llora, se le explica el porqué.

Por "dejarlo libre" ya ha pasado 2 veces por pabellon (se le quebró un diente y se reventó un dedito con la puerta) No fue grave, pero nos dolía el alma verlo sufrir. Ahora no se cae de boca (pone muy bien sus manitos) y no anda apoyandose en las puertas... =)
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Marco Canepa | Editor | 2013-06-20 | 22:56
2
Eso de apretarle el dedo con la puerta a los niños lo he visto ya con tres personas. Parece que pasa más seguido de lo que creía... deberíamos empezar a usar puertas corredizas, como los asiáticos.
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Ignacio Quintana | Webmaster | 2013-06-20 | 23:08
1
Nooo no, eso es cambiar un alicate por una guillotina!!
Las corredizas agarran una inercia peligrosisima!!
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Paper Luis | 2013-06-21 | 09:38
3
Creo que las puertas de corredera (como las de los japoneses) con bordes blandos ayudarían a menos dedos heridos y, con ello, no funcionarían de guillotinas. (Patente pendiente XD)
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Melanie Dittmar | 2013-06-20 | 16:52
0
¡Totalmente de acuerdo!

Con mi marido estamos muy de acuerdo en los estilos de aprendizajes que usamos para formar a nuestro hijo, así nunca tenemos diferencias en ese aspecto.

Una de las razones por las cuales lo hacemos, es porque esperamos que nuestro hijo pueda crecer y ser independiente.

Creo que los padres que cuidan a sus hijos hasta del aire que respiran, deben recordar que uno cuando niño jugaba en el barro, ¡y uno que otro hasta se lo comía! sin correr riesgo mortal... al final están convirtiendo a los niños es viejos chicos.
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Paper Luis | 2013-06-21 | 09:34
0
Que wena frase. "Convirtiendo a los niños en viejos chicos"
Justamente la gracia de ser niño es que puedes andar despreocupado por la vida. Es la etapa donde te puedes equivocar y vas a tener a un "grande" que te ayude a pararte. Cuando el dinero sirve para dulces (Y si hay golosinas no necesitas dinero).
Se tienen que ensuciar, tienen que romper cosas, se tienen que caer, explorar, revisar, descubrir, reirse, asustarse, llorar, enojarse. Es cuando aprenden a manejar sus emociones y sus actos ¿Para que querer hacer todo por ellos?
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Julia Araos | 2013-06-21 | 13:25
1
todos aprendemos a caminar a porrazos y en ese momento nuestros padres no nos dicen "te dije que te ibas a caer", simplemente los acompañamos y los animamos a volver a pararse. Esta actitud de apoyo debe seguir siempre, deben sentir que aunque se sigan cayendo seguiremos amándoles, esto les dará una tremenda seguridad. De todas maneras debemos darles responsabilidades/quehaceres en casa, esto es una tremenda ayuda para que aprendan a administrar su tiempo, además que así aprenden a valorar los quehaceres del hogar y a las personas (padres, nanas, abuelos) que se encargan de mantener esa armonía con orden y limpieza.
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cecilia lopez | 2013-06-28 | 09:21
0
Muy oportuno el artículo en tiempos en que los niños cuestionan y ponen en jaque el rol de madre y padre. Se oscila entre un rol de dejar ser a los hijos que quedan en una suerte de orfandad, un estilo de ser amigos cercanos y de igual forma el hijo queda sin una figura adulta protectora. En ocasiones, la sobreprotección es leída por los padres como ser " buena madre y buen padre", aquel que se preocupa de verdad y está encima del hijo, tan encima que lo ahoga.
Creo necesario sintonizar con lo que los hijos van requieriendo en cada etapa y también ir registrando las propias necesidades como adultos.
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Damián | 2014-05-10 | 22:49
0
Es también importante que haya una coherencia en el aprendizaje de los niños. Es decir que la aplicación de límites y reglas sea constante. No hay nada más dañino que un día decirle sí al niño y al otro día no (por ejemplo decirle un día que ordene los juguetes pero al otro día lo dejo que tenga todo desordenado), salvo que se le enfatice que un cambió en las reglas es de carácter excepcional (por ejemplo dejarlo acostarse más tarde por que es su cumpleaños). Así también otra cosa que hay que evitar son desautorizarse entre los adultos, que uno diga algo y el otro diga otra. Incluso si hay desavenencias entre los padres, abuelos, etc. no expresarlo adelante del niño.. Las reglas se deben conversar previamente entre los padres, cosa que al momento de negociar haya una postura de los padres y otra de los hijos, de lo contrario se puede volver una bolsa de gatos donde uno queda como el permisivo y el otro como autoritario...
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