sociedad, relaciones, buena onda, sonrisa, alegría, felicidad, bienestar

Breve encuentro con un hombre feliz

Este es el impacto que una actitud positiva tiene en la gente alrededor.

Tags | sociedad, relaciones, buena onda, sonrisa, alegría, felicidad, bienestar

El ritmo trepidante al que se mueve la ciudad es asombroso. Sin embargo, nunca habíamos estado tan solos. Multitudes... compuestas por personas encerradas en burbujas virtuales cuyo centro es el celular.

Si bien me he ido adaptando a este tono frío, fui testigo de un acontecimiento asombroso: un joven se subió a la micro en que me trasladaba y -¡oh sorpresa!- saludó amablemente al conductor con una sonrisa. La respuesta del chofer fue instantánea: una amplia sonrisa surcó su curtido rostro. Luego, el joven avanzó hacia atrás por el pasillo, mirando a los ojos y pidiendo permiso. La gente estaba encantada. El hombre se instaló en una esquina, y en vez de sacar el celular del bolsillo para sustituir conversaciones de verdad por mensajes interminables de WhatsApp, abrió su mochila y extrajo una novela.

Finalmente, este feliz ciudadano, mientras guardaba su libro que tan buen rato le había hecho pasar en su viaje (como pudimos presumir por las caras que ponía, o las risas que se le escapaban mientras leía), presionó el botón para descender del bus y se arrimó a las barandas de la salida. Al abrirse las puertas, exclamó con voz suficientemente fuerte como para que alcanzara a oír el conductor: "¡muchas gracias!" y bajó con un salto. Como la parada coincidía con una estación de Metro, fueron muchos pasajeros los que también querían bajar, e imitando el ejemplo del muchacho, uno tras otro, adultos y niños, fueron clamando también esa dichosa palabra que seguramente cambió el día del señor conductor: "¡gracias caballero!", "¡que tenga buen día!".

La velocidad de la ciudad a veces me da vértigo. Pero detalles como una sonrisa, mirar a los ojos, una palabra humana, la prescindencia de una conexión permanente al celular, etc., hacen de la ciudad un espacio más acogedor, más humano. Recuperar las confianzas de una sociedad comienza por estas cosas del diario vivir. Y una sonrisa tiene, en este sentido, mucho poder.

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Comentarios
Marcello Romo | 2015-08-07 | 17:15
1
Un jefe Colombiano que tenia muy buen humor siempre se despedia de todos de la mano y diciendo: Que tenga buena noche y sino que duerma!... seguro que muchos hemos tenido una buena noche y nos depertamos tal como aquel muchacho que cuentas!
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Ximena Vivanco | 2015-08-07 | 20:37
2
No es raro el saludo a los choferes en el sur, que triste vivir en una ciudad sin alma... y no se sorprendan cuando despues a los que viven en ciudades grandes los tratan de arrogantes y prepotentes...que tengan un lindo fin de semana!
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Mariana Frias | 2015-08-07 | 22:41
2
Si, me pasó una vez que viaja en metro en hora punta.
Yo iba con la cara que uso siempre en hora punta pero cuando subí al vagón de los héroes me cambió el ánimo, la gente iba relajada y era por dos amigos que iban entre la puerta y lo asientos tirando tallas y ayudando a la gente a bajar, siendo amables y super risueños con todos.
Fue un cambio super grande porque todos en el vagon iban MUY relajados, esas cosas se perciben, como cereza del postre cuando me iba a bajar me atoré y cuando saque el pie se me quedó el zapato adentro! La gente del metro se rió y me lo paso mientras yo estaba entre afuera y adentro sin un zapato, cuando me lo dieron la gente del vagón se despidió y me dijeron que tenga buen día (:
Fue raro y especial, no me ah pasado de nuevo. Así cambió la realidad de un viaje típicamente incómodo solo por 2 caballeros buenos pa' la talla (:
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Juan Ignacio Izquierdo Hubner | 2015-08-08 | 11:04
1
Mariana: ¡gracias por compartir tu experiencia! Es sorprendente como los detalles hacen la diferencia.
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Diego R | 2015-08-08 | 17:33
1
:)
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Daniel Oliva Colil | 2015-08-08 | 22:44
3
Como que eso es mas que común por acá en el sure, una lastima como la gran ciudad le va restando empatia a su gente
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Racuna Matata | 2015-08-10 | 11:28
1
Meh..

Como buen provinciano hacía lo mismo. Pero ante la indiferencia e incluso desconfianza de los capitalinos, no me duró mucho.

Lamento reconocer que me he vuelto igual de apático que un santiaguino.
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Daniel Oliva Colil | 2015-08-14 | 12:51
1
ooh que triste eso :c
No hay como la magia del sur.. y su manjar colun :3
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Daniel Cifras | 2015-08-10 | 21:16
3
Es muy bonito leer que esas cosas se den en la capital en estos días a pesar de todo!
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