Este fin de semana pasó algo particular en nuestra capital. No es la primera vez que pasa, pero no tengo recuerdo de otro en que haya ocurrido de manera más explícita: Había muchos más eventos masivos organizados que los que era humanamente posible asistir.

Como varios, yo estaba contenta y expectante. Hasta que llegó el sábado y me vi en un dilema que opacó mi entusiasmo y me hizo pensar dos cosas: Primero, (casi) todo pasa en Santiago. Una idea "original y única" que no desarrollaré en profundidad para evitar manosear conceptos como centralismo, empoderamiento de las regiones y Santiago no es Chile, todas frases que se han cuidado sagradamente de caer en el cliché. Lo segundo que pensé fue lo malo que era que todos los panoramas estuvieran tan buenos.

Lo segundo no es cierto. Nunca tan amargada. Pero sí me dio muchísima lata (fastidio, para nuestros lectores internacionales), que tantas actividades de tan alto nivel pasaran el mismo día. ¿Cómo es que nadie revisó el calendario cuando cuatro eventos marcaron el fin de semana del 26 de octubre dentro de un círculo?

Estoy hablando del Mundial de Fútbol Calle, al que Chile el sábado llegó invicto a jugarse los cuartos de final y luego las semi finales, para el domingo quedarse con la Copa tanto con su selección masculina como femenina. Mientras ellos transpiraban la polera de La Roja en la Plaza de la Ciudadanía, el Festival de Innovación Social (FiiS) se llevaba a cabo en el Parque Bicentenario y en Quinta Normal, con bandas tocando gratis al público, speakers nacionales e internacionales dando claves de cómo están cambiando el mundo y actividades para niños. Todo esto ocurría mientras las salas de cine de varias comunas de la capital transmitían las películas seleccionadas para el décimo Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC), donde también Chile se quedó con el gran premio gran en la competencia internacional, gracias a la película Aurora. Por último, la Feria Internacional del Libro (FILSA) tenía sus puertas abiertas en la Estación Mapocho, que si bien es cierto ofrece dos semanas más para visitarla, los lanzamientos de los libros y algunos autores firmando sus textos, no se repetirán.

Y con esto me he referido sólo a los cuatro grandes, porque estoy dejando pasar la feria de las pulgas, el Paula Gourmet, la Expo Manualidades, la Expo Yoga, la Semana de la Pyme y otras que no me debo haber enterado, pero que a pesar de eso, se llevaron a cabo.

El punto es: bacán, hay muchas cosas que hacer ahora en Santiago. Es una ciudad viva, para todos los gustos y que fomenta el salir de las casas (o de los malls), para hacer con el tiempo de ocio algo que enriquezca el espíritu. Aplausos merecidos. Pero si esta ya va a ser la tónica, conversemos un poco más unos con otros y organicémonos para que el público objetivo en vez de dividirse, asista a todo lo que le gustaría ir.

¿Cómo hacemos esto? Detrás de todo evento siempre hay una gran productora. O fundación. O empresa organizadora. Y cuando se trata de acontecimientos anuales, que todos sabemos que se llevarán a cabo y que se preparan con amplios plazos, podríamos coordinarnos. Los eventos recién mencionados -excluyendo el mundial de Fútbol Calle, que tocó que fuera en Chile- y otros como Lollapalooza, Teatro a Mil, la Maratón de Santiago, la procesión de la Virgen del Carmen y hasta la Teletón, podrían reunirse los organizadores, de modo de evitar competirse mutuamente, dividir público y saturar los no tan abundantes espacios para sus eventos.

A estas podrían sumarse otros grandes sucesos como: Festival de Viña, Festival de Cine de Valdivia, el del Huaso de Olmué, Viva Dichato. El criterio puede definirse según el público de asistencia que convocan.

Si los grandes se organizan, van a ser más grandes. Ganan ellos y ganamos nosotros como público. Además, si existe de antemano un calendario público con las actividades, para quienes quieran realizar un evento nuevo, ya saben qué fines de semana no les conviene porque ya están "tomados" por un panorama que ya tiene sus fieles seguidores.

¿Quién se hace cargo de convocarlos? El puesto de liderazgo está disponible. Si son capaces de convocar a miles de personas y generar una nueva cultura, no me cabe duda que serán capaces de reunirse y organizarse entre ellos.