Uno de los grandes sueños frustrados de mi vida, es estar arriba de un escenario, rockeando guitarra en mano mientras sacudo mi frondosa cabellera (otro sueño frustrado) y el público se vuelve loco. El año pasado finalmente tomé la decisión de lanzarme a aprender guitarra, me compré el instrumento y contraté a un profe particular, consciente de que aprender a tocar pasados los 30 años no era tarea fácil. Pero si hay quienes dicen que 20 horas bastan para aprender cualquier cosa, había que intentarlo.
No fui el desastre que temía, resulta que algo de oído tengo y mis dedos no son tan torpes como creí, pero lamentablemente empecé a topar con varias dificultades: me costaba coordinar las clases con el profe, no lograba hacerme el tiempo para practicar durante la semana, y la práctica me aburría rápido, sobretodo en las secciones más difíciles. Además, como estaba estudiando guitarra clásica, mis ejercicios consistían en valses y otras piezas musicales bien poco estimulantes. Meses después mi profe se ganó una beca en el extranjero y hasta ahí llegaron mis estudios. Intenté seguir por mi cuenta con videos de youtube, pero no me ofrecían suficiente estímulo o guía como para practicar concienzudamente. Lo que yo necesitaba era aprender música que me gustara, de una manera que fuera un juego estimulante y desafiante. Necesitaba un videojuego. Así que googleé.
Rocksmith 2014 es, esencialmente, una especie de GuitarHero o Rockband, pero que se juega con guitarra eléctrica o bajo real, mediante un cable especial para conectarlos a tu consola o computador. El juego está en varios idiomas, entre ellos español e inglés. Según su fabricante, Ubisoft, un estudio señala que Rocksmith es la forma más rápida de aprender guitarra, prometiendo lograrlo en 60 días. Ver para creer.
La primera dificultad fue conseguir el juego. Aunque algunas tiendas en Santiago lo tienen en su catálogo, casi siempre aparece agotado, lo venden sin el cable o sólo tienen la versión anterior (“Rocksmith” a secas). Finalmente opté por encargarlo por Amazon mientras conseguía una guitarra eléctrica.
Amé Rocksmith 2014 desde pantalla de inicio, con su ruido de guitarras que me recordaron el efecto de sonido de THX al inicio de las películas. Luego de hacerme inscribir en Uplay (que es como el Steam o el AppStore de Ubisoft) y preguntarme mi nivel de habilidad en la guitarra (fui modesto y puse “principiante”), el juego me preguntó qué camino quería seguir: guitarra líder, guitarra rítmica o bajo. Siguiendo mis delirios de rockstar, opté por guitarra líder, aunque en pocos minutos de juego me di cuenta que fue un error: la guitarra líder hace todas las acrobacias sonoras de la canción, pero lo que necesitas saber tocar para poder guitarrear en un asado, es la guitarra rítmica, que lleva el ritmo y los acordes principales de la canción. Afortunadamente se puede cambiar de “vocación” en cualquier momento. Luego viene un proceso de calibración acompañado de un tutorial en video increíblemente amigable.
El menú principal (versión en español).
El menú principal tiene varias opciones, pero el impulso inevitable fue entrar de inmediato a “Aprender una canción”. El juego viene con unas 50 canciones, todas de rock anglo, desde el año ’64 en adelante: REM, System of a Down, Nirvana, Iron Maiden, The Police, The Shins, Rolling Stones, Queen, Rush, Ramones, Aerosmith, The Who, Alice Cooper, Bob Dylan, Oasis, Creed, Deftones son algunas de las bandas que incorpora, aunque sólo una canción por cada una, y no siempre la más popular. En todo caso, existe un catálogo mucho más amplio de canciones para descargar, pagando 3,5 dólares por cada una o un poco menos si las compras como pack. El juego permite organizar las canciones por todas las categorías tradicionales (nombre, banda, año, etc.) y también por dificultad, nivel de progreso y tipo de afinación (porque algunas requieren reafinar la guitarra). Llegaba la hora de probarme contra el juego.
La interfaz del juego mismo es bastante similar a GuitarHero / Rockband: desde el fondo de la pantalla vienen avanzando hacia ti las notas que debes tocar, y debes acertarles cuando llegan al frente y pasan por tu guitarra. Una de las primeras cosas que notarán quienes están acostumbrados a usar tablaturas, es que la disposición de las cuerdas está invertida: la cuerda 6 (Mi / E) está arriba, como si vieras tu guitarra en un espejo, aunque el juego incluye la opción de invertirlas. A mí me resultó más natural la disposición por default, pero mi hermano, que toca hace tiempo, la encontró insoportable.
Creí que con varios meses de clases en el cuerpo, esto sería fácil, pero me equivocaba. Pese a que el juego hace todo lo posible por simplificarte la tarea (cada cuerda tiene un color distinto, se iluminan las cuerdas que usarás en el siguiente acorde, en los acordes hay números que te indican la posición en que debe estar cada dedo y hasta trae unos autoadhesivos para numerar los trastes en la guitarra, que no pegué por dignidad), me vi superado incluso en el nivel más básico, en que sólo me pedía tocar una nota a la vez.
La interfaz del juego. En la zona superior las secciones de la canción y a la izquierda su letra. Cada acorde viene con su nombre. En primer plano, la guitarra (situada como espejo, con la cuerda 6 arriba). Abajo se indican los trastes. Los números sobre las cuerdas señalan el dedo a usar (1 es el índice, 4 el meñique)
Rápidamente me di cuenta de la primera virtud de aprender con este sistema: estás obligado a sacar tus ojos de la guitarra para mirar el monitor, por lo que son tus dedos los que deben aprender su posición en ella. Además, el juego te obliga a moverte por el mástil desde el principio —a diferencia de mis clases, que me mantenían siempre en los seis primeros trastes—, lo que me permitió “perderle el miedo” a saltar de un lado a otro con mi mano.
El juego va ajustando la complejidad automáticamente a medida que juegas. Cada canción está subdividida en varias secciones (representadas en la parte superior de la pantalla como bloques). Si aciertas suficientes notas dentro de una sección, incrementará la dificultad en las otras secciones similares, incorporando más notas y acordes, pero dejará intacta la dificultad en los pasajes que más te cuestan. Si hay una sección que te resulta particularmente difícil, Rocksmith cuenta con un “Riff Repeater” (repetidor de riff), en que puedes poner en loop un pasaje de la canción, practicarlo una y otra vez, e incluso bajarle la velocidad para ir practicando en cámara lenta. Cuando logras acertar a todas las notas sin equivocarte, el juego sube la velocidad, y si ya eres capaz de tocar la sección a velocidad completa sin equivocarte, aumenta la dificultad poniendo más notas y acordes, bajando la velocidad nuevamente. Esto es increíblemente adictivo, porque el desafío esta siempre un poco sobre tu nivel y el progreso es tangible: pasajes que parecían imposibles minutos antes, se vuelven fáciles gracias a este sistema.
Riff Repeater. En la parte superior puedes elegir la sección a repetir. Además puedes controlar dificultad, velocidad, tolerancia de errores, cantidad de veces que se repetirá la sección antes de subir de nivel o velocidad, etc.
Sin embargo, el sistema no es perfecto. Aunque muchos acordes requieren que toques sólo algunas cuerdas, el juego no te penaliza por tocarlas todas. Tampoco importa si tocas antes de tiempo, mientras la nota esté sonando en el momento en que debe ser tocada, te la dará como correcta. El tema del rasgueo está por completo ausente: simplemente no hay indicaciones de si debes rasguear de manera ascendente o descendente, cosa curiosa, siendo que el ritmo generalmente se lleva mediante un patrón de rasgueo específico. Y hablando de ritmo, el hecho de que el juego te presente sólo algunas notas a la vez (a veces varias en un compás, a veces ninguna) hace muy difícil llevar un ritmo, porque uno va pulsando cuerdas a intervalos irregulares. Además, la forma en que pones los dedos puede cambiarte completamente con la aparición de una nueva nota, obligándote a reaprender toda la sección. Por último, noté que en algunas canciones, especialmente aquellas en que hay que bajar un tono la cuerda 6 desde Mi (E) a Re (D), la detección de notas se vuelve errática, obligando a recalibrar varias veces y acusando errores aunque lo estés haciendo bien, lo que es muy frustrante.
Al final de cada ronda, el juego calcula tu nivel de avance, en base a la precisión que tuviste, nivel de dificultad y otros factores. También te hace recomendaciones para mejorar, como practicar una sección en particular, tomar un tutorial de alguna técnica necesaria para la canción o jugar alguno de los mini games que incluye, para desarrollar ciertas habilidades. A su vez, también te pone desafíos a cumplir para desbloquear algunos skins y al parecer, también un par de canciones.
Los tutoriales enseñan de todo desde cómo tomar la guitarra y la uñeta correctamente (muy útil, nunca había usado uñeta), hasta técnicas más avanzadas, como hacer bend, roll, palm mute, slide, pull off, hammer on, etc. Son más de 80 y cada uno consiste de dos o tres secciones en video con voz en off explicando la técnica, seguidas de secciones de práctica, en que uno debe ejercitar lo aprendido usando la interfaz del juego.
Una de las secciones en video de un tutorial.
Al igual que el juego mismo, los tutoriales son un gran aporte, pero no son perfectos. Muchas de las técnicas son imposibles de verificar por parte del juego, así que uno puede aprobar el tutorial incluso haciéndolas mal. Por otro lado, aunque las técnicas en sí no son complejas, en algunos casos los ejercicios son extraordinariamente difíciles para un principiante, y aquí no tienes la opción de alentarlos a tu antojo (aunque si andas muy mal, el juego lo hace por ti), por lo que hay algunos tutoriales que aún no logro pasar. Por fortuna, ningún tutorial es prerrequisito para los siguientes.
El tercer gran bloque que usa Rocksmith para desarrollar tus destrezas, además de los tutoriales y las canciones, es Guitarcade, juegos de arcade que se controlan con la guitarra. Se trata de más de una veintena de juegos de estética retro, cada uno de los cuales está pensado para desarrollar alguna destreza particular. Por ejemplo, “Gone Wailin” requiere que controles la intensidad con que tocas la guitarra para manejar a un personaje, “String Skip Saloon” te hace disparar a bandoleros acertando a la cuerda específica en que están parados, “Ducks Redux” es una especie de Space Invaders en que debes disparar desde el traste correcto y “Ninja Slide” requiere que deslices tu dedo por las cuerdas hasta el traste preciso, de una sola vez, para avanzar.
De arriba a abajo: Ducks Redux, Scale Racer, Scale Warrior, Ninja Slide, String Skip Saloon.
Es una excelente idea y algunos de los juegos son realmente entretenidos (Ninja Slide es mi favorito), pero desgraciadamente dos defectos me han hecho jugar mucho menos de lo que hubiese querido: primero, que te hacen esperar demasiado entre juego y juego, lo que es una lata considerando que en ocasiones no logras sobrevivir más de 5 segundos, y segundo, empeorando lo anterior, que la cuerda 6 (E / Mi) no siempre es detectada correctamente, haciéndote perder de manera injusta, lo que es muy frustrante. Leí en varios foros a gente quejándose de lo mismo, así que no es solo un problema mío o de mi guitarra.
El juego tiene otras secciones no mencionadas en este artículo, como “Session mode”, que te permite tocar un “jam session” junto a una banda virtual que sigue lo que estés tocando, y “Master mode” en que las notas de las canciones que dominas desaparecen, de modo que toques de memoria, pero ambas estaban demasiado lejos de mi nivel como para poder probarlas
En base a las secciones que probé durante un par de semanas de práctica casual, mi impresión es que Rocksmith es un extraordinario complemento para aprender a tocar guitarra, pero no reemplaza al profesor humano. Se pueden aprender técnicas nuevas y desarrollar memoria muscular, destreza y habilidad usándolo frecuentemente, pues es la forma ideal de practicar y ejercitar sin aburrirse; pero habiendo tenido un profesor de carne y hueso, es evidente que hay cosas que el juego simplemente no tiene forma de enseñarte y detalles específicos a tu persona que sólo alguien que te mira tocar puede hacerte ver, desde cómo pulsas las cuerdas o sostienes la guitarra, a trucos para que ciertos movimientos te resulten más fáciles y naturales.
De hecho, mientras que mi profe me hacía aprender una canción de principio a fin, nota por nota, lo que me permitía salir sabiendo tocar “algo” al final del día (aunque fuese solo una parte de la canción, a paso trancado y equivocándome mil veces), en el caso de Rocksmith 2014 no ha sido así: pese a alcanzar niveles bastante altos en varias canciones, sigo siendo incapaz de tocarlas fuera del juego. Claro, sólo conozco parte de las notas de ellas y siempre con la ayuda visual para decirme qué nota viene después. Tendría que alcanzar 100% de dominio de la canción y pasar el “Master Mode” para recién estar en condiciones de tocarlas por mi cuenta, y eso se hace difícil cuando estás atascado en una parte y tienes la tentación de otras cincuenta canciones esperando que las toques. Y esa es otra cosa que un profesor puede hacer que un juego no puede: obligarte a esforzarte cuando te quedas atascado.
No sé si usando Rocksmith 2014 uno llegará a ser capaz de improvisar o componer sus propias canciones, pero estoy seguro que por lo menos, con suficiente práctica y dedicación, uno puede llegar a aprender y tocar canciones famosas de memoria y eso es lo que la mayoría de la gente aspira cuando toma una guitarra. Dada mi experiencia, creo que eso es perfectamente posible aprender unas cuantas canciones —al menos las fáciles— en 60 días, incluso si se practica de manera no intensiva.
En todo caso, como cualquier otro videojuego, para lograr el objetivo tienes que “dártelo vuelta” y eso, al igual que todo en la vida, y por muy entretenido que sea el envase en que te lo presenten, requiere de un esfuerzo que no todos llegarán a hacer.