Les confieso que cuando chico no podía entender la razón de la pasión desmesurada de mis primos y amigos por la pizza. Pensaba que era completamente desmedida y hasta me generaba cierta molestia cuando llegaban sus cumpleaños e intuía que el lugar escogido para la celebración era alguna pizzería de moda. Mi intuición era casi siempre cierta.
Con el paso del tiempo fui aceptando ese gusto universal por esta famosa preparación, y tengo que confesar también que lo primero que compré cuando visité Roma, adivinen, fue una pizza al taglio o al corte (no suele llevar más de dos ingredientes), muy tradicional en las ciudades italianas.
Siguiendo con esto de las confesiones, sumo una más. Estuve mucho tiempo pensando en cómo escribir esta columna, porque cada uno de los lugares que visité son dignos de varias columnas o notas propias sobre diferentes aspectos. Fueron lugares donde entendí que no es cliché eso del “amor y la pasión” al momento de hacer una pizza. Lugares donde quedé gratamente sorprendido por sus dueños, el personal, la historia de la pizzería, su ambiente, las cartas, la buena onda y sí, sus espectaculares pizzas.
Pude generar una ruta de experiencias tremendas realizando esta columna, que espero compartir con ustedes para que puedan, ojalá, replicarlas.
Si digo pizza y origen, es posible que me digan el nombre de su pizza favorita e Italia. Lo cierto es que no se tiene mucha certeza al respecto de esta preparación, hoy universal y plato perfecto para compartir. Es más, aunque algunos historiadores sitúan el origen de la pizza en lugares como Medio Oriente, el imperio persa, la Antigua Grecia y obviamente la península itálica; lo cierto es que el vestigio más antiguo que podría existir sobre este pan plano cubierto de especias y dividido en porciones iguales, se encontró bajo las cenizas de la antigua ciudad romana de Pompeya.
Pero es a partir de las migraciones italianas durante los siglos XIX y XX que su gastronomía llegó a cada rincón del mundo, teniendo como símbolo de su arribo a la pizza y sus varias adaptaciones, según el lugar de destino.
Entonces se me ocurrió hacer una ruta según la historia y la geografía. Partamos por Italia.
Brunapoli: los secretos de la nonna
Rodrigo, Alessandro y Francesco, tienen en común su ascendencia italiana, una amistad de años, el amor por la pizza y una nonna (abuela), que realmente es la de Francesco, pero termina siendo la de todos los que visitan el local cuyo nombre es en honor a esta abuela florentina llamada Bruna Poli. Esta italiana nacida a inicios del siglo XX, se hizo cargo de una panadería y una herencia que la hicieron conocida en Florencia, y que hoy viene encandilando, casi cien años después, a los santiaguinos que traspasan la gran puerta de su local de Vitacura (cuentan con otro en Lo Barnechea).
El Brunapoli de Vitacura está ubicado en la avenida Nueva Costanera, a pasos del centro comercial Casa Costanera y a unas cuadras del parque Bicentenario de Vitacura. El local es digno de disfrutarlo, pues su cálido interior invita a una velada íntima y a tomarse todo el tiempo del mundo haciendo el inigualable dolce far niente (“lo dulce de no hacer nada, en español”).
Aquí, en este espacio napolitano en el extremo austral del mundo, decidí irme a la segura y les va mi recomendación:
- Pizza Margherita. Obvio, si estoy en la embajada del reino di Napoli en Chile, mi elección no puede ser otra, y mira que sorprende. Lo poco y sencillo (tomate, mozzarella, albahaca, sal y aceite) se hace complejo en el paladar y resaltan lo fino de sus ingredientes y las manos de la nonna Bruna. Espectacular la mozzarella.
Pizza Margherita. Brunapoli. |
- Panuozzi Sebastiano. La carta es completa y muy tentadora, como todo en Nápoles. Por eso traté de buscar entre lo típico napolitano un capriccio de los míos, el sándwich hecho en pan pizza. El Sebastiano es puro sabor, les juro que es mortal. Sus ingredientes son pollo, mozzarella, pesto y, redoble de tambores, la infaltable palta. Si a eso le agregan el exquisito aceite de oliva de la alcuza que está en cada mesa… pa chuparse los dedos.
Recomiendo este lugar para que vayan en pareja o con amigos un día después de la pega. Es rico el ambiente y permite la desconexión de los pendientes diarios. No sé si eso se pueda hacer en Nápoles, jaja.
(Recomiendo que esto lo lean con acento bien argentino).
El famoso poeta mexicano Octavio Paz, dijo alguna vez que “los mexicanos descienden de los aztecas; los peruanos, de los incas, y los argentinos, de los barcos”. Y razón, creo yo, no le faltaba.
La gigantesca ola migratoria llegada de la península itálica al Río de la Plata desde mediados del siglo XIX, transformó para siempre la fisonomía del país trasandino y especialmente de su capital, Buenos Aires. Así, entre los muchos italianos llegados de Génova (Italia), estaban los ancestros de Juan Manuel Penna, fundador junto a su familia de la pizzería La Argentina. ¿Qué mejor nombre, no creés?
Esta pizzería en el corazón del Barrio Italia (¿qué cosas de la vida, no Carlitos?), recoge toda la tradición bonaerense de la pizza de esos tanos (descendientes de italianos) esforzados que, manos a la obra y a la masa, hicieron de su legado una mistura perfecta vuelta pizza y tradición.
La experiencia de entrar a La Argentina es completamente algo que les recomiendo. Si conocés Buenos Aires, yendo a esta pizzería pasará la nostalgia de tan linda ciudad; y si aún no tenés la suerte de conocerla, hazlo con los mejores anfitriones que podrías encontrar. Realmente es como me cuenta Juan Manuel en su oficina, el asiento de copiloto del furgón que llaman “La Bondinetta”; “esta es, y será, una pizzería de barrio como las que podés encontrar en Buenos Aires”, y sí, así es.
La decoración, la música, el televisor prendido en canal argentino, fútbol, mate, y harto “che”, logran enviarte de una sola al otro lado de la cordillera. Pero tranquilos que aún falta lo mejor, la comida. Bueno, y mi recomendación es...
- Pizza con Morrón y Pizza con Ananá. Los subtítulos dirán pizza con pimentón y pizza con piña. ¿Les parece poco? No tienen idea lo que son. La masa es de las mejores que he comido en mi vida. Es la típica masa gruesa argentina, y un secreto que no me fue develado. “Mirá que suena a cliché, pero en verdad que cariño y amor es lo que buscás”, me dijo Juan Manuel cuando le pregunté por el secreto.
¡Pedílas, no te vas a arrepentir! Y antes de olvidarme, algo que jamás vi en mi vida. En el centro de la pizza le ponen un toque de chimichurri que la hace única y especial.
Pizza con Morrón y Pizza con Ananá. La Argentina |
- Flan con dulce de leche. Esta es la cereza sobre la torta o la aceituna sobre la pizza, como quieran. De lo típico, lo más típico y buenísimo. Un flan de esos que mueves la mesa, bailan y brillan al lado de una generosa cucharada de un argentinísimo dulce de leche.Pizza con Morrón y Pizza con Ananá. La Argentina.
A esta pizzería dámela siempre. Pololeando, en familia, paseando, haciendo ruta, de pasada. ¡Como vos querás, pero andá!
Siguiendo la ruta, decidimos cruzar el Río de la Plata y llegar a la República Oriental del Uruguay para disfrutar de lo mejor que tienen: su gente, la pasión por el fútbol y obvio que buenas pizzas. ¿Ta?
Este es un santuario del fútbol en plena avenida Irarrázaval, a metros de la estación de la Línea 3 Monseñor Eyzaguirre. Es toda una experiencia ir, pues se descubre que no es mentira eso de que los uruguayos son bondad pura y súper buenos para hablar. La familiaridad recorre sus paredes, al igual que una breve historia del fútbol sudamericano. A la par, una pantalla gigante pasa los partidos más importantes del día.
Ché Pizza. |
Este es el típico lugar al que uno quisiera ir cuando estás solo y quieres ver un partido en pantalla gigante, con una excelente pizza en la mesa, una muy helada cerveza artesanal, harta buena vibra y compañía de esas que saben de tu pasión. Si estás acompañado, también vale.
Ta bueno entonces. Acá mi recomendación.
- Che Pizza: A esta siempre la recordaré, porque fue mi elección cuando fui a ver a Racing campeonar por tercera vez en mi vida. Una clásica masa delgada a la piedra, con salsa de tomate, mozzarella, carne, choricillo, un tocino crocante de lujo y un merkén que le pone su cuota de chilenidad a este mini asado hecho pizza. Un dato es que pueden pedir las pizzas en sus presentaciones tradiciones redondas o por metro. Esto último súper bueno si vas con los de siempre, a ver al equipo de tus amores.
- Milanesa napolitana: Esta es mi recomendación si vas con la familia. Para los que no conocen mucho y están pensando en una lechuga con jamón y queso, les cuento que es una carne o pollo apanado y frito, con salsa de tomate, jamón, queso y las infaltables papas fritas.
La recomiendo para esa experiencia de vivir el fútbol y la comida como un clásico oriental rioplatense. Si quieres algo novedoso, pidan un Chivito al Pan (churrasco típico uruguayo) o unas empanaditas de carne con un estilo diferente. Se van a sentir muy bien, ya verán.
Por la avenida Pocuro de Providencia, hay una calle que la cruza muy linda y simpática llamada República de Cuba, donde existe un pequeño paseo lleno de cultura y sabor que parte con una heladería, sigue con una librería espectacular —de las favoritas de la Vale Lopresti- una pequeña galería de arte y una pizzería llamada La Pizzarra. Parece mentira, pero no, esa calle existe, allí estuve hace poco y volveré a ir todas las veces que pueda.
La Pizzarra es una pizzería para ir en familia y darse la oportunidad de probar nuevas sensaciones. Con una carta muy variada y completa, las posibilidades para hacer de cada visita una nueva experiencia es algo casi asegurado. El ambiente es muy rico. Para un sábado o domingo en la tarde, con una posterior caminata de vuelta al auto o la casa, perfecto. El lugar, como ya dije, acompañado de este conjunto cultural, también invita a un espacio romántico y bohemio, así que es unatabula rasa para hacer de ella el mejor panorama posible.
Tomo la tiza y parto a escribir mi pizarra de recomendaciones. Agárrense que son varias.
- Berenjenas a la Pizzarra. Y antes que digan algo, sí, a mi jamás se me hubiera ocurrido pedir berenjenas en una pizzería. Para mí terminarlas de chico era un sufrimiento, hasta este día, se los juro. Si no fuera por Luis y su apasionada recomendación, jamás me hubiera animado a pedirlas y me hubiera abierto a esta experiencia casi espiritual de saborearlas como nunca antes. Este plato viene con unas finas láminas de berenjenas rebozadas, fritas y servidas con una rica salsa de chancaca. Para pedirlas en familia y picotearlas de entrada.
Berenjenas a la Pizzarra. |
- Montadito Pizzarra. Una entrada más y una recomendación más de Luis, segundo acierto. Simplemente me mató. Un montadito con queso camembert, tomate confitado, jamón serrano, albaca y bañado dulcemente con aceite de oliva. ¡Tremendo!
- Pizza Chilena. Porque también la pizza llegó a Chile y la hicimos nuestra. Cruzamos la cordillera hacia el Pacífico y nos encontramos con una pizza de masa delgada crocante, mozzarella, tomate, una cama de cebolla caramelizada, ají verde, un toque de hojitas de cilantro y hartas láminas de carne de vacuno. No tienen idea del aroma de esta pizza nuestra.
- Pizza Mechada. Por si alguien piensa que lo chileno es fome, esta pizza viene a borrar el prejuicio y hacer valer la propuesta nacional. La Pizzarra se pasó. Mozzarella, un fuerte queso azúl, carne mechada y palta. Sí, así como leen, palta. Hasta aquí las combinaciones, todas, un completo acierto.
- Tiramisú Genovés. Esta también fue una recomendación, no de Luis, sino de los varios que me hablaron y recomendaron visitar La Pizzarra. Simplemente, me quedé sin palabras.
Una carta topísima, una atención cercana, unas recomendaciones de lujo y las gracias a los varios amigos que me la recomendaron.
Perdón si me extendí, pero sentía la necesidad de darle un espacio a cada experiencia vivida en esta ruta, y siento que me quedé corto. De cada sitio saqué lo mejor de lo vivido y comido, y opté por dejarles mis recomendaciones para que, ojalá, tengan las mismas sensaciones positivas de estos lugares.