Abril es un mes potente en estrenos en el cine: Shazam! y Avengers: Endgame, ya están dando que hablar por sí solas, y la última re adaptación de Cementerio Maldito también ha hecho lo suyo en su semana de estreno, aunque... con grises y contrastes entre la expectativa y la realidad.
¿Buena o mala? ¿Se ve o no se ve? Te doy tres razones buenas y otras tres malas para que cada uno saque sus propias conclusiones.
Pero antes de partir, narremos una breve sinopsis:
"La familia Creed, con dos niños de dos y siete años, llegan a vivir a su nueva y hermosa casa en Maine. Un viejo y misterioso cementerio de animales no muy lejos de su propiedad, comienza a revelar misteriosos secretos a medida que horribles acontecimientos empiezan a caer sobre la familia de recién llegados”.
Lo bueno
1. Un dulce aroma refrescante
Ocurre en muchas ocasiones que las películas que intentan igualar una versión anterior, terminan siendo un tropiezo para las grandes productoras. Cementerio Maldito no es uno de esos casos y se la juega conservando ciertos aspectos de la obra original, teniendo respeto por el universo y cambiando "una que otra cosa" para despegar por sí sola. Una apuesta que resulta bien y que destaca por lejos sobre otras películas de terror del montón, ya que juega con elementos modernos pero al mismo tiempo parece una película clásica de los setenta.
2. Un elenco brutal
Si en la anterior película teníamos a un legendario Fred Gwyne dentro del elenco y un grupo de actores desconocidos, aquí tenemos un ramillete de actores buenos y personajes súper bien encarnados. Jason Clarke (First Man) y Amy Seimetz (The Killing), dan vida al matrimonio Creed, que llega a vivir verdaderos horrores a su nueva casa en Maine. John Litgow (The Crown), encarna al misterioso vecino Jud Crandall, y Jeté Lawrence, como Ellie, es la menor de la familia y el punto de quiebre en esta película. Todos ellos se lucen lo suficiente para culminar en una historia que roza la locura y el terror. Punto destacable es Rachel Creed (Seimetz), a quien vemos con los mayores traumas del pasado al asociar el tema "muerte" con dolorosas experiencias de su infancia, por su hermana Zelda.
3. Folklore Stephenkiniano
Con Cementerio Maldito hay un tema ligado a la tierra, a las costumbres y a la fantasía nacida de la religión micmac (indios algonquinos que se asentaron en los territorios de Maine, Estados Unidos, desde el siglo XVI). Por lo mismo, muchos de estos elementos, si bien no están presentes con gran presencia en cámara, sí lo están en la estética o concept de la nueva película.
Las escenas oníricas y los escenarios abismales destacan mucho, y nos recuerdan aquellas películas de antaño que aprovechan la historia norteamericana para formular un terror ultra arcano. Así, se dejan a un lado los conceptos orientales (Ringu o The Grudge, por ejemplo), para sumergirnos en un miedo más sensitivo y no tan físico-palpable.
Lo malo
1. El legado de la antecesora pesa bastante
Cementerio Maldito (1989) no es simplemente una película más de zombies. Es una película que marcó a fuego a una generación entera de personas con el terror fantasioso, psicológico y paranormal. La novela, por supuesto, es aún mucho mejor y Stephen King potencia como nunca uno de los miedos más profundos de un ser humano sobre la pérdida de un ser querido. La posibilidad de no soportar el dolor, y creer en la chance de que los muertos puedan ser devueltos a la vida desde quien sabe dónde, es una idea tórrida y deliciosa a la vez.
Ahí es donde la nueva película la tuvo difícil desde un comienzo; no es fácil replantear una historia que ya está estupendamente bien contada (aunque sea hace treinta años), ni tampoco era necesario cambiar tantos elementos para despegarse de su antecesora. Lo importante para sacar nuevamente este título, era seguir los mismos códigos y el mismo espíritu del libro, pero los saltos de fe no siempre resultan tan bien y la nueva Cementerio Maldito se queda en lo justo y necesario. Nada sobresaliente.
2. La muerte por sobre el alma
La gracia de Cementerio Maldito (1989), es que es una espiral de locura y dolor vista desde Louis Creed. Ese es el puntapié principal para entender la lógica (o ilógica) de que un padre decida cambiar las reglas del juego y desentierre a un hijo de su tumba. Lo malo es que esta nueva película se amarra demasiado a la superficialidad de la historia, dándole más prioridad a las escenas de susto y corre que te pillo, que a la profundidad del personaje de Louis como protagonista. Incluso, el personaje de Rachel está por mucho mejor desarrollado... Y aunque eso es algo valorable, da la sensación de que los tiempos están mal distribuidos en cada arco y en cada psiquis de los personajes.
3. Sorry... pero el final boss no da miedo
En la película anterior, Gage (siendo una guagua y todo) da MUCHO más terror que cualquier cosa. Un niño de dos años persiguiendo a una familia con bisturí, se ve más interesante que una niña seis años mayor en el mismo rol. Obvio, porque el cliché de que l@s niñ@s de esa edad sean los malos... es algo que ya hemos visto demasiadas veces, ¿no?
Mejor hubieran dejado la historia tal cual y hubiera quedado perfecta. Eso es lo que opino.
Eso por ahora. Si ya la vieron, la pregunta que queda por responder es:
¿Les hubiera gustado que la historia se mantuviera más fiel al libro?
leído
