Desde hace algunos años me siento fuertemente atraída por Escocia y su cultura. En gran parte porque en la ciudad de Edimburgo la escritora J.K. Rowling gestó Harry Potter, y soy una gran fanática de este personaje y sus libros, y por películas como Corazón Valiente o la animada Valiente. Fue por este motivo que cuando pude ir de viaje a Europa el año pasado, un destino seguro tenía que ser Edimburgo. Y qué quieren que les diga, fue amor a primera vista.

Una de las mejores decisiones que hicimos estando allá, fue tomar un tour caminando por Old Town (la parte antigua de la ciudad), con estos grupos de guías que reciben una propina al final del tour. Caminamos un montón y nos contaron mucho sobre la historia de la ciudad, pero también del país y su relación con Inglaterra. Estas dos naciones que habitan en una misma isla (aunque también hay una tercera, Gales), han vivido tiempos de tranquilidad actualmente, pero el conflicto se hizo presente desde que Eduardo I, monarca inglés, quiso ser reconocido como señor de Escocia luego de la muerte de Alejandro III, rey de Escocia, por el año 1297.

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No les contaré toda la historia de Escocia, porque estaríamos mucho rato, pero les dejaré este video resumen que da una pincelada más que necesaria:

La prohibición de la cultura de las Highlands

Debo admitir que no fue hasta unos meses luego de volver a Chile, que me di cuenta de algunas cosas aprendidas sobre la historia de Escocia. Comencé a ver la serie Outlander en Netflix (por favor vayan a verla si no la conocen, o si prefieren los libros, búsquenlos, son de Diana Gabaldon) y en la mayor parte de la primera temporada, el contexto histórico que se muestra es la lucha de los clanes de las Tierras Altas (las Highlands) contra el ejército inglés, con la posterior prohibición de la cultura y costumbres de dichos grupos (no se estresen, no hay ningún spoiler porque esto pasó en la historia real, no solo en la serie).

Y se me prendió la ampolleta, recordé lo que hablaron en el tour y fue como “¡Oh! ¿Por qué nadie habla de esto?”. Porque claro, ¿alguno de ustedes sabía que Inglaterra prohibió cualquier demostración de cultura escocesa por cerca de cincuenta años, hasta fines del siglo 18? Pero vamos por parte.

¿Qué fue lo que motivó esta prohibición? Un grupo de escoceses, los Jacobitas, nombre originado a partir del rey Jacobo II, buscaban que volviera al trono un rey nacido en Escocia (recordemos que en este punto de la historia ya existía el Reino Unido o United Kingdom of Great Britain, por el año 1707), para dejar de ser súbditos ingleses.

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Pero no resultó lo que buscaban y luego de la Batalla de Culloden, donde se perdió un gran número de vidas, los ingleses adoptaron una serie de leyes como medidas represivas y formas de “absorber” a los clanes para evitar más disturbios:

-  Ley de Desarme: en lugares definidos de Escocia, se prohibió a cualquier persona tener en su posesión cualquier tipo de espada, dagas, pistolas u otra arma de guerra, a menos que estuviera autorizado.

-  Prohibición del tartán: el tartán es un símbolo característico de cada clan; el típico patrón de líneas cruzadas de lo que en Chile conocemos como “faldas escocesas” (kilts, para los escoceses). Para cada grupo era distinto, permitiendo distinguir o identificar el clan de origen de cada quien. Fue prohibido por la Ley de vestimenta 1746.

-  Ley de Educación de 1872: esta ley hizo obligatoria y universal la educación primaria en toda Escocia, haciendo uso exclusivo del sistema inglés por sobre el gaélico-escocés. Esto causó el subsiguiente decaimiento de la lengua gaélica como nativa de Escocia.

Jorge IV se pone falda

Con todas estas medidas y otras más, la vida de los clanes comenzó a desaparecer, pues su cultura era considerada una amenaza. Todos sus símbolos quedaron relegados al pasado.

Las prohibiciones duraron cerca de 50 años, tiempo suficiente para que los clanes fueran abandonando progresivamente dichas costumbres y perdieran lo que los unía y sobre todo lo que los identificaba como highlanders. La falta de visitas por parte del rey se debió a que, a pesar de estar aplacado el fuego de los clanes, el miedo a que resurgiera era mayor. Y así pasaron dos siglos en tensa calma, dado que los reyes no se acercaron a Escocia.

Esto, hasta la visita del rey Jorge IV a Escocia en 1822, gestionada por el escritor escocés Walter Scott, quien se había dedicado a plasmar la cultura de su país en varios libros. El rey, quien conocía la obra de Scott, le pidió que fuera a Londres a hablarle de la Escocia que describía en sus libros, y Scott le respondió que la mejor forma de que conociera el país, era visitándolo.

Jorge IV estaba muy nervioso, ya que un rey no había visitado Escocia en casi dos siglos, y temía lo que podía suceder. Por esto, el escritor le sugirió que hiciera algún tipo de gesto hacia el pueblo escocés, y recomendó que el rey se mandara a hacer un tartán para vestir el atuendo clásico. La visita logró aumentar la popularidad del rey en Escocia y hacer del kilt de tartán un atuendo asociado a la identidad escocesa. El orgullo de los jefes de clanes fue revitalizado, pero no hubo cambios políticos sustanciales, pues el Parlamento escocés había sido absorbido por el inglés en 1707.

A pesar de esto, tanto la Ilustración como la Revolución Industrial hicieron de Escocia un centro intelectual, comercial e industrial, con lo que los jefes de los clanes de las Tierras Altas comenzaron a verse a sí mismos como propietarios comerciales, más que líderes de su gente.

En la actualidad, desde 1998 el Parlamento Escocés fue reestablecido, permitiendo al país tener un gobierno propio, pero siguiendo como región administrativa del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Incluso el Castillo de Balmoral, en Escocia, es donde la reina Isabel II pasa sus vacaciones de verano; su residencia favorita.

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Más allá del kilt: aportes de Escocia al mundo

Outlander, Valiente, y Walter Scott, entre otros, han mostrado la identidad de este país que a veces es muy desconocida para nosotros (a más de uno le debe pasar que no sabe siquiera que el Reino Unido está compuesto por cuatro naciones constitutivas: Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte), pero que poco a poco está siendo reconocida por todo lo que nos ha entregado, y no hablo solo de Sam Heughan, si no de cientos de descubrimientos e inventos originales:

- Luego de sus estudios en medicina y obstetricia, John Young Simpson descubrió las propiedades anestésicas del cloroformo. Después fue popularizado a mediados del siglo XIX, cuando el médico inglés John Snow (no el personaje de GoT), lo utilizó para asistir a la reina Victoria en el parto de su octavo hijo.

- El desarrollo matemático de los logaritmos por John Napier en el siglo XVI, fueron la base para el desarrollo de la computación moderna.

- Luego de muchos intentos, la clonación completa de un mamífero se logró en 1997 en el Instituto Roslin, ahora parte de la Universidad de Edimburgo, lo que concretó el nacimiento de la archifamosa oveja Dolly.

Todo esto fue originado en Escocia, lo que nos lleva a entender que estas tierras de pastos, gaitas y faldas, son mucho más que una extensión al norte de Inglaterra; es un mundo aparte, apasionante, lleno de historia y donde la innovación hoy se teje incluso más que la lana de oveja.

¿Eres un apasionado de Escocia? ¿Qué es lo que más te gusta de su cultura?