Bendito fracaso

Genial reflexión de nuestro amigo el Barbón sobre nuestro miedo al fracaso

Por Alfredo Rodríguez @AlfreoRodriguez | 2013-03-26 | 10:29

Cuando recién me lancé a buscar trabajo le tenía pánico a las entrevistas. Las odiaba. Me aterrorizaba la idea de ser analizado, evaluado y, posiblemente, rechazado. Todavía es algo que me pone nervioso y creo que es comprensible. Después de todo ¿qué es más terrible que el que te rechacen? ¿Qué es más doloroso que equivocarse, que fracasar, que caer de forma rotunda y estrepitosa? 

El fantasma del fracaso se ha convertido en uno de los monstruos más aterradores de la modernidad, a un nivel que el sólo tenerlo cerca parece mucho más espantoso que lo que pueda hacernos. Pero, aunque no lo crean, es casi siempre inofensivo. Y como nuestra amada estupidez humana no tiene límites, dejamos que nos asuste igual. Pensémoslo con calma ¿Qué tiene de terrible, por ejemplo, una entrevista de trabajo? Hagamos un análisis detallado:

En el mejor de los casos, la entrevista nos abre una puerta para tomar un trabajo mejor que el que tenemos (o que no tenemos), con un sueldo más alto o un jefe menos insoportable. Y lo tomaremos sólo en el caso que realmente signifique una mejora para nuestra situación. ¡Genial! 

Pero esa es la parte linda. ¿Y en el peor de los casos? Supongamos que das la entrevista más patética de la historia de la humanidad: Tartamudeas, transpiras, te contradices, se te salen varios improperios (y quizás algún gas), quiebras un vaso, tropiezas sobre la secretaria, se te raja el pantalón… pongámonos tan exagerados como queramos. Incluso en un caso así de extremo, lo peor que puede ocurrir es que quedes igual que al principio. Tal vez te sientas humillado por haber hecho el ridículo, pero habrá sido frente a un grupo de personas que probablemente nunca más verás. Y si de verdad tu desempeño fue catastrófico, llegando a niveles épicos, incluso tendrás una gran historia para contarle a tus amigos y reírte. Pero por sobre todo, habrás ganado una experiencia que te será útil para una futura entrevista. Entonces, si lo miras desde esa perspectiva, tienes una situación win / win (sin importar lo que pase, siempre sales ganando).

Claro, no todas las situaciones de fracaso son provechosas. Saltar en paracaídas cuando aún no sabes armarlo bien, seguramente no te pone en una situación win / win de aprendizaje. Pero en general la mayoría de los fracasos no terminan contigo formando parte de la pintura del pavimento. ¿Cuántas veces analizamos a conciencia qué tan terrible sería el peor de los casos? Mi impresión es que casi nunca. Normalmente nos dejamos amedrentar por una estatua horrible que no puede hacernos ningún daño real.

¿De dónde sale entonces esa profunda sensación de derrota que tanto nos duele? De que ponemos todas nuestras expectativas en el éxito, tanto que ya lo sentimos nuestro antes de comenzar. Entonces, cuando fracasamos, sentimos que perdemos ¡algo que nunca lo tuvimos! Y para no volver a sentirnos derrotados, terminamos encerrándonos en nuestras casas, evitando cualquier cambio que pueda representar un beneficio para nuestra vida, por temor a una derrota que, en la práctica, no tiene ninguna consecuencia real.

Desde que me di cuenta de esto, trato de ignorar mi temor y tomar riesgos calculados.

Pensar en qué es lo que tengo y sobre todo qué es lo peor que puede pasar. Y entonces intentarlo. Y si es necesario, fracasar. Porque los fracasos, incluso los dolorosos, cuando pasan suelen dejar grandes beneficios: nos ayudan a mirarnos con honestidad, a replantearnos las cosas, a conocer nuestros límites, a darnos cuenta que perder no es tan terrible y a debilitar ese orgullo cobarde que nos dice que en la vida es mejor no participar de un juego, con tal de no perder.

Quizás es tiempo de cambiar nuestra forma de pensar, dejar de castigarnos por los fracasos y comenzar a felicitarnos por los riesgos que tomamos, por nuestras caídas y por volver a levantarnos. Porque a fin de cuentas estamos aprendiendo con el mejor de los profesores, el único capaz de hacernos ver que somos más fuerte de lo que creemos.

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Comentarios
Katherine Rojas | 2013-03-26 | 10:59
9
Me gusto el articulo, estamos metidos en una sociedad tan competitiva ( hasta para ir al jardin infantil los niños son sometidos a pruebas) que el miedo al fracaso y sobretodo al rechazo es mas común de lo que quisieramos..todo seria mas simple si siempre miraramos el vaso medio lleno.. a la larga, de un intento fallido tambien podemos sacar lecciones. saludos!!
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Alfredo Rodríguez | El Barbón | 2013-03-26 | 11:18
2
Y esperar que todo nos resulte a la primera también es súper ambicioso. Para lograr algo lo normal es tener que intentarlo varias veces.
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Laura Badilla | 2013-03-26 | 11:19
7
Pucha barbón, si en Siento y Miento me gustaba tu estilo, ahora en El Definido me gusta más aún.
Me encantan tus reflexiones y el tono personal en que explicas cosas que nos pasan a todos.
¡Felicitaciones!
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Alfredo Rodríguez | El Barbón | 2013-03-26 | 11:29
3
Muchas gracias! Nos gusta que le guste! =)
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sebastian lopez | 2013-03-26 | 11:28
3
me gusta, yo hago seleccion de personal y veo como la gente sufre mucha ansiedad frente a la situación de evaluación, y creo que enfrentarlo con la actitud planteada en este articulo, daria a las personas la confianza y tranquilidad, para desempeñarse mucho mejor (espontaneamente) de lo que puede desempeñarse despues de prepararse durante semanas.
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Alfredo Rodríguez | El Barbón | 2013-03-27 | 11:05
0
Cierto. A veces el miedo y los nervios suelen ser nuestro peor enemigo...
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Catalina Olavarría | 2013-03-26 | 13:34
4
Excelente articulo y forma de plantearse el tema!
Personalmente para mi el fracaso también es un miedo que me cuesta afrontar, pero viéndolo desde el lado de "que es lo peor que puede pasar", le baja bastante el perfil!
Gracias Barbón. Incluso lograste que pusiera un comentario, cosa que no hago normalmente, quizas por culpa del mismo temor. :)
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Alfredo Rodríguez | El Barbón | 2013-03-27 | 11:06
1
Gracias, Cata. Un honor que te hayas animado a comentar =)
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Alejandro Alarcón | 2013-04-02 | 11:07
0
Gracias Cata, me hiciste ver que tengo el mismo temor, el cual hace que me cueste el comentar en los post.
Y gracias Barbón, primera vez que te leo, y me agrado lo simple de la explicación y aunque es algo evidente lo que escribes... usualmente nos cegamos nosotros mismos a lo que nos pasa, escondiéndonos en excusas que si son analizadas son solo una capa para protegernos de miedos absurdos...
Intentare de aplicar esa frase más seguido "que es lo peor que puede pasar"... Incluso ahora le encontré un sentido a una película de Jim Carrey "Di que sí"...
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Romina Arriagada Amaya | 2013-03-26 | 20:35
4
Qué mágico, después de leer la nota es como tan obvio que el fracaso no nos daña. De hecho, el miedo al fracaso se relaciona infinitamente con un par de notas atrás: "La Frase Maldita"... Porque si no nos inculcaran desde siempre eso de tener que "ser l@s mejores", nuestros fracasos no nos producirían tanta frustración, y seríamos más optimistas y resilientes =).

Gracias por la nota... justo ya me estaba convirtiendo en canasta de guatitas por tener que ir a pedir una práctica mañana xD... Barbón, la llevas!
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Alfredo Rodríguez | El Barbón | 2013-03-27 | 11:07
0
Es que si nos proponemos ser "El Mejor" es super fácil fracasar ¿no?

¡Que te vaya súper en tu petición de práctica!
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Miguel Ángel Cortés Vidal | 2013-03-26 | 22:50
1
Barbón, deberías ser terapeuta.
Como alguien que recientemente pasó por el desagradable proceso de Llamada-Anticipación-Nerviosismo-Entrevista-Nerviosismo-Histeria-Espectación-Llamada, todo mientras hago tratamiento psicológico para controlar, adivinen, mi ansiedad, puedo agregar al artículo que, como me dijo la psicologa, es bueno tener deseos para el futuro, pero no espectativa: Los deseos te empujan a adelante, mientras las espectativas solo te presionan para alcanzar cosas que generalmente dependen de factores que no están en nuestro control.

Saludos!
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sebastian lopez | 2013-03-27 | 08:08
0
en lo personal, no creo que sea malo tener expectativas, creo que son parte de una actitud positiva frente a la vida, ademas creo que son inevitables. pero claro,estas deben ser realistas y no debemos depositar toda nuestra confianza, esperanza y sueños en tales.
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Alfredo Rodríguez | El Barbón | 2013-03-27 | 11:08
1
¿Terapeuta? Sería un peligro para la sociedad xD
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Alfredo Rodríguez | El Barbón | 2013-03-27 | 11:10
0
Claro, es el ponernos en la situación de que lo que esperamos TENEMOS que conseguirlo lo que nos hace perder el foco. Si se consigue ¡Genial! y si no... bueno, no pasa nada.
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Verónica Rodríguez | 2013-03-27 | 10:23
4
Me encantó la columna! Siguiendo el hilo de la reflexión, podrías hablar de lo poco que disfrutamos del éxito: cuándo alcanzamos una meta y nos parece tan obvia que no nos felicitamos, no la disfrutamos, no la celebramos, por tener ya la mente fija en futuras metas. Ok, si es importante ir renovando nuestras metas, que son las que nos mueven. Pero no sería justo detenernos un tiempo a disfrutar del camino recorrido, sentirnos orgullosos de nuestros pequeños/grandes éxitos, y disfrutar también de lo ya logrado?
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Alfredo Rodríguez | El Barbón | 2013-03-27 | 11:11
1
Que buen tema! Se viene columna sobre el éxito! =)
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Claudia Cáceres | 2013-03-28 | 12:07
0
Muy buen tema...en la sociedad competitiva de hoy, esa que te obliga a obtener y mostrar al resto tus logros (que mientras más sean, mejor)el fracaso está mal mirado: el que fracasa será un perdedor toda la vida; pero no se tiene en cuenta que de los fracasos se aprende y se sacan lecciones valiosas para utilizarlas más adelante.
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Juan Pablo San Martín | 2013-03-28 | 20:14
3
El problema no es fracasar, si no que no percataste del por qué fracasaste
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Natz Wangnet | 2013-08-27 | 10:57
0
Lo único malo que me pasa con esto, es que casi siempre me doy cuenta que fracasé porque no fui más vanidosa-ambiciosa-conchesum... Que otros.

Lamento si sueno pesimista pero así lo veo yo en incontables casos xDDD
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Yerko Bits | 2013-04-04 | 19:36
2
¿Quieres ser exitoso?

Es cierto: El modelo económico actual fomenta la idea de éxito, exacerbando el individualismo. "Exitoso" es quien gana la competencia donde cuyos participantes son meros individuos que sustentan su participación en la capacidad de derrotar a otros. Es decir, gana quien provoca el fracaso en los demás.

La búsqueda del éxito es un juego en que las reglas son creadas por quienes están próximos a ganar. Suena paradójico y, por lo mismo, quienes recién comienzan esta carrera son los que más esfuerzo y creatividad deben invertir.

Así es la situación del mercado. Los malos competidores (o quienes no compiten) se convierten en los "perdedores del sistema", condición más conocida con el apelativo de "pobres". Entonces, entre ganadores y perdedores, surge una relación que puede ser de distancia y separación, ó una relación de solidaridad y compromiso. La mayoría, quienes tienden al egoísmo, están en la primera opción; y una minoría, que apela al altruismo, en la segunda.

Cualquiera diría que los egoístas "merecen lo peor", a pesar de que esta mayoría incluye a todas aquellas personas que sólo se conforman con decir "deberían hacerse ciertas cosas para mejorar la situación". Ya los antiguos filósofos griegos lo decían: "el ser-humano es bueno por naturaleza; en el fondo tienen buenas intenciones y serían capaces de apoyar cualquier iniciativa que fomentara el amor al prójimo".

Pero el Infierno está lleno de buenas intenciones.

La mística y arcana trilogía es simple: pensar-decir-actuar . Esa es la vía moral por excelencia según los grandes maestros. Cualquier error humano siempre desembocará en una divina providencia cuando se sigue este principio. Y aquí es donde radica el problema: el actuar, para muchos, es un obstáculo que disminuye la velocidad en la carrera por el éxito.

No obstante, si replanteamos la orientación de ese actuar y lo enfocamos en aquellos que "van quedando atrás", mágicamente se forma una segunda carrera cuyo propósito ya no es llegar primero sino que llegar todos juntos. Y aquí finalmente es donde encontraríamos la diferencia entre "caer bien" y "hacer las cosas bien". Mientras los primeros se caracterizan por ser una generación obsesionada con la popularidad, los reáliti-chous, la divulgación de memes, y la adicción a ser reconocidos en las redes sociales; los segundos son una generación discreta que busca renovar el paradigma de lo conservador en vez de derrocarlo con una mal-interpretación de "Bucosqui" o "Bodelé".

Así pues, aquello que merece conservarse, es justamente por lo cual vale la pena luchar. Siendo la discreción una herramienta de doble filo: por una parte, el anonimato permite acentuar el estricto rigor de un propósito solidario y altruista; pero por el contrario, la no divulgación lleva a pensar a los demás de que "no se está haciendo nada" y también impide fomentar la integración de aquellos que les gustaría participar en tales propósitos ya mencionados.

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Katherine Jordán | 2013-04-05 | 17:31
0
Genial el articulo!!! Es distinta la postura de cuando vas a una entrevista de trabajo y ya estás trabajando o no trabajas pero no estas desesperado, a cuando no estás trabajando y necesitas con urgencia trabjar. Lo que me encantaría que abordaran como tema interesante es: cuando vas a la entrevista, gastas dinero para el certificado de antecedentes, más la locomoción, (que no te devuelven) y cuando das la famosa entrevista, te dicen lo llamaremos!!! ¿POR QUE NO LLAMAN, POR ULTIMO PARA DECIR... SORRY NO QUEDASTE, PERO TE TENDREMOS EN CONSIDERACION!!!!. Creo que es una falta de respeto que no te avisen que no quedaste, gracias por participar por último!!!
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Natz Wangnet | 2013-08-27 | 10:55
0
Mi forma de pensar es: "tengo casa donde volver, alimento qué comer y gente a quién abrazar, nada puede ser tan malo si tengo esto".

O si sólo tuviera una de esas cosas, está bien.

Lo demás es secundario.
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