La cartelera de cine y televisión se repleta de películas de miedo esta semana, desde clásicos hasta cosas más nuevas (y bastante mediocres). ¿Pero qué pasa con los que quieren ir más allá con más horas, historias y sensaciones?
Bueno, estas tres series son perfectas para celebrar Halloween y casualmente llegaron este 2018, alcanzando buenas críticas y muchos escalofríos, y marcando que el suspenso y horror se pueden desarrollar en este formato, sin guatear ni repetir fórmulas.
Si el gran maestro del terror, don Stephen King (IT, Carrie) literalmente alaba un producto de su género favorito, es porque algo bueno habrá. Y los pesares y fantasmas que mortifican a la familia Crain, son la clave. Recientemente estrenada en Netflix, La Maldición de Hill House hace lo que generalmente, por tiempo y talento, las cintas de horror no hacen: construir una historia y profundizar en sus personajes. Es por esto que en diez capítulos nos adentramos en el pasado y presente del clan Crain, desempolvando en cada episodio a uno por uno de los integrantes de la familia, para finalmente comprender qué diantres escondía la tenebrosa mansión Hill y por qué dejó tantas cicatrices y traumas en cada uno de ellos.
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Su director, Mike Flanagan -quien ha hecho interesantes aportes al cine de suspenso/terror con películas como El juego de Gerald, Ouija: el origen del Mal y Oculus- en esta ocasión logra relevar su talento al diferente y complicado formato serie. Dosifica y depura una historia que es simple y no tiene nada nuevo, como son las desventuras de una casa embrujada (de hecho tiene mucho de La Maldición de 1999), pero de una manera ingeniosa y espeluznante, donde no tira toda la carne a la parrilla, sino que va angustiando y haciendo saltar de susto de a poco. Y lo mejor, logrando que te encariñes con los protagonistas, tanto que hasta te emocionan sus fatales destinos o problemáticas.
Aquí encontrarás espíritus por los pasillos, fantasmas noctámbulos, un misterioso cuarto rojo, un capítulo hecho en puros planos secuencias y las actuaciones de íconos de los 80s y 90s, como Henry Thomas (E.T), Carla Gugino (El juego de Gerald) y Timothy Hutton (Made in Heaven).
Para muchas y muchos, entre ellos el escritor Francisco Ortega (Salisbury, Logia), esta es la serie del año, lo que en consecuencia sería también “la serie de terror” de este 2018. Y es que el nivel de cinematografía de esta producción de la cadena AMC es, literalmente, monstruoso. ¿Su mayor problema? No es para nada popular o masiva, pero es sin duda lo más potente en calidad y recepción de la crítica especializada.
Basada en la novela homónima de Dans Simmons del año 2007, sus diez episodios nos narran a pulso y en detalle un hecho verídico acontecido en 1845: la desaparición total y absoluta de 129 tripulantes de los barcos HMS Erebus y HMS Terror, comandados por Sir John Franklin en las frías y desoladas tierras árticas del Paso del Noroeste. Hasta el día de hoy no hay explicaciones claras, aunque los restos de uno de los barcos fueron encontrados hace solo dos años. O sea, es la panacea para construir un relato sobre la época del imperialismo europeo, con tintes sobrenaturales.
De esta forma, y con las tremendas actuaciones de Ciarán Hinds (Game of Thrones), Jared Harris (The Crown) y Tobias Menzies (Outlander), estarás en frente de toda una experiencia, que de verdad se cuela y te corroe al verla (en especial desde su quinto capítulo). ¿Por qué?
Por una ambientación que usa la niebla y las blancas tempestades como un gran laberinto, donde los personajes deben sobrevivir entre la desesperación, la soledad, el poder, su propia humanidad al límite y un ente que no es ni animal ni bestia, pero que te prometo que al verlo y saber su misión, no quedarás indiferente, atesorando como nunca eso que llaman alma. Un placer visual, argumental, musical y con un estilo propio y sangriento; la naturaleza versus el ser humano, tal como sacado de un cuento de H. P. Lovecraft o Allan Poe.
Quizás es la más débil de la terna, pero merece estar en este sitial porque simplemente es una serie que homenajea al ya mencionado maestro del terror: Stephen King. Básicamente porque lo que hace es conectar muchas obras clásicas del autor de Maine en un mismo universo: el pueblo de Castle Rock. Y no por nada una de sus protagonistas es la legendaria Sissy Spacek, sí, la mismísima Carrie dirigida por Brian De Palma en 1976, y otro es el ahora nuevo payaso Pennywise de la nueva saga de It, el joven y talentoso Bill Skarsgard. O sea, el pasado y presente de King, todo en uno.
De la cadena Hulu, creada por Sam Shaw y Dustin Thomason, y producida por J.J Abrams (Lost), aquí la ecuación va por el terror psicológico y estructurar una historia coral o un rarísimo puzle de la locura, que muy en la firma de King, proyectan monstruos, seres sobrenaturales y los males del sueño americano, con sus familias disfuncionales y vicios del conservadurismo y la ignorancia. Sí, es para los seguidores acérrimos del escritor y por lo mismo sabe qué teclas de suspenso y narración tocar, desde referencias a personajes de libros (como una sobrina de un tal Jack Torrence que conocimos en El resplandor) hasta lugares (como la cárcel de Shawshank).
El abogado Henry Deaver regresa a su pueblo natal para defenderse de sus fantasmas personales y de un extraño reo condenado a la pena de muerte. El encuentro de ambos construirá ese clásico refrán: “pueblo chico, infierno grande”.