aprendizaje, debate, disposición, persuasión,
Imagen: César Mejías

Me informo, luego existo: debatir no tiene sentido si solo pretendes doblegar en vez de aprender

¿Hasta qué punto es positivo defender una postura y no dejarse persuadir? Estar dispuesto a dar el brazo a torcer frente a argumentos fundados, tiene mucho más valor que intentar doblegar al adversario ciegamente. Joaquín Barañao analiza por qué.

Por Joaquín Barañao | 2018-08-27 | 11:35
Tags | aprendizaje, debate, disposición, persuasión,
Una posición firme no implica una posición monolítica, que en lugar de escuchar nos lleva a esperar ansiosos nuestro turno para rebatir.
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Intenta responder las siguientes preguntas antes de leer las respuestas:

1. Durante la Segunda Guerra Mundial, las autoridades británicas le mostraron al matemático húngaro Abraham Wald los balazos recibidos en sus aviones. ¿Dónde crees que sugirió reforzarlos?

2. ¿Cuántas personas deben reunirse para que sea más probable que haya al menos un cumpleaños repetido?

3. En los tiempos en que India pertenecía al Reino Unido, los gobernantes británicos veían con preocupación la abundancia de cobras venenosas en Delhi y sus inmediaciones. A objeto de reducir su población, ofrecieron recompensas en dinero por cada serpiente muerta. ¿Cuánto tiempo crees que transcurrió hasta que se extinguieron las cobras en la región?

4. A inicios del siglo XIX, el economista David Ricardo planteó el siguiente ejemplo. Supongamos que el Reino Unido requiere de 100 horas-persona para producir un kilo de tela y de 120 horas-persona para producir un litro de vino. Portugal, mucho más eficiente, requiere de solo 90 horas-persona para producir un kilo de tela y de 80 horas-persona para un litro de vino. Dado que los portugueses son más eficientes en ambas industrias, no les conviene comerciar con los británicos. ¿Verdadero o falso?

¿Te animaste a resolver las preguntas? La lectura es más entretenida si lo haces. ¿Ok? Pues bien, aquí vas las respuestas:

1. La respuesta de Wald fue: refuercen las áreas que no muestran balazos. La Real Fuerza Aérea recibió la conclusión con comprensible confusión, pero Wald estaba en lo correcto. La muestra observable era solo de los aviones supervivientes. Por lo tanto, los balazos evidenciaban secciones capaces de aguantar. Las secciones intactas, en cambio, sugerían que quien hubiese sido impactado ahí, no había vuelto para contarlo. Fue un trabajo seminal en el entonces incipiente campo de la investigación de operaciones.

2. Si estudiaste estadística en la universidad, seguro que te enseñaron este ejemplo. El sentido común sugiere que, si el año tiene 365 días, con 365/2 personas es más probable que se repita al menos uno, pero que con menos que eso, las chances son inferiores al 50%. No. La respuesta correcta, que siempre descoloca a quien la escucha por primera vez, es 23 personas. Es más, si hay 70 personas, la probabilidad de que se repita al menos un cumpleaños es de 99,9%. Acá el detalle matemático.

3. Las cobras no solo no se extinguieron en la zona. Su población aumentó. Emprendedores locales criaron estos reptiles para canjear los botines. Una vez que las autoridades se enteraron, el programa se cerró. En consecuencia, los criadores liberaron sus animales al medio ambiente, pues ya no tenía sentido gastar tiempo y dinero en su manutención. A este tipo de fenómenos en que los incentivos operan en el sentido contrario al diseñado, se los conoce hasta hoy como efecto cobra.

4. Falso. Si ambos países se concentran en lo que hacen mejor, incluso aunque Portugal detente ventajas absolutas en los dos productos, ambos ganan. Es la base del principio de ventajas comparativas. Acá el detalle matemático.

¿Qué tienen en común estos cuatro casos?

¿Qué tienen en común estos cuatro casos, tan solo una selección de una lista que podríamos extender al infinito? Que el sentido común es con frecuencia muy, muy insuficiente para conducirnos a conclusiones certeras.

El circuito rápido del cerebro (lo que Daniel Kahnemann en su estupendo libro Pensar rápido, pensar despacio, llama el “Sistema Tipo 1”) funciona de las mil maravillas para aquellos requerimientos que resultaron de millones de años de evolución en la sabana africana. La casi instantánea y claramente perceptible emisión de adrenalina ante las amenazas físicas, es exquisita prueba de ello. Sin embargo, fenómenos complejos y multivariados propios del mundo global para el cual no evolucionamos, exigen un tratamiento diferente. En esos casos, no podemos fiarnos del sentido común. Hay que agarrar lápiz y papel, y sentarse a pensar. O, mejor aún, consultar las conclusiones de quienes han agarrado lápiz y papel y se han sentado a pensarlo antes que nosotros. Y es hacia allá a donde quiero apuntar.

“Estoy dispuesto a ser persuadido”

Mi experiencia como polemista en El Definido y Twitter, me confirma una y otra vez la descorazonadora realidad de nuestro espacio discursivo: son demasiados quienes primero se aferran con garras y uñas a una posición, y luego se atrincheran para defenderla, sea cual sea la evidencia y/o argumentación que les pongan por el frente. ¡Fatal! El orden correcto es al revés: primero observar la evidencia y/o argumentación para adoptar una posición informada, y solo después defender dicha postura cuando surja el debate, con un grado de firmeza proporcional a la robustez de la evidencia y/o argumentación antes procesada.

Desde luego, de la infinidad de posibles temas de debate, solo respecto de una ínfima minoría manejaremos evidencia y/o argumentación de antemano. No somos bibliotecas andantes. Cuando divagamos en un bar y alguien se pregunta sobre si Chile debió adoptar un modelo federal en lugar de uno unitario, no se puede esperar que todos hayamos leído los últimos tratados de gobernanza. Mi sugerencia para ese tipo de casos (la inmensa mayoría) es muy simple, pero practicada por pocos: en lugar de adoptar una postura tajante para luego defenderla hasta las últimas consecuencias, plantear una “preferencia preliminar”, supeditada a la evidencia que se ponga sobre la mesa. Nada más sano que plantarse frente al mundo de un modo más o menos así: “mira, yo pensaría que es preferible el sistema unitario al federal por [A, B, C], pero estoy dispuesto a ser persuadido”.

Si entramos a la discusión con un enfoque de esa índole, no nos será difícil verbalizar luego expresiones del tipo “mira, no lo había pensado así” o “vaya, que contraintuitivo, siempre pensé que era asá, es lo que dicta el sentido común, pero los datos son los datos”. Al final, a todos nos debiese interesar aprender, no tener la razón, y cambiar de opinión implica necesariamente aprender.

Si en cambio adoptamos una postura tajante, el orgullo herido hará extremadamente difícil concederle puntos al adversario, y ni hablar de derechamente recular. En el fragor de la batalla es muy, muy difícil expresar algo del tipo “sí, tienes razón, yo estaba equivocado”.

Esto no implica transformarse en una ameba argumental sin convicción alguna. Hay ciertos temas, nuestros temas, sobre los cuales hemos reflexionado, discutido, contrastado evidencia, y adoptado una posición. Sobre aquellos, es razonable plantarse con firmeza. Pero, como se expresó más arriba, son una proporción mínima del universo de debates posibles que se asoman en reuniones sociales o en la arena del ciberespacio, pues rara vez manejamos información de antemano. E incluso en ese tipo de situaciones, una posición firme no implica una posición monolítica, que en lugar de escuchar nos lleva a esperar ansiosos nuestro turno para rebatir, sea lo que sea que el otro haya dicho.

La porfía ante el orgullo herido es algo muy requetecontra difícil de superar. No basta con tomar la decisión de cambiar, sino hay que ser capaz de modificar patrones de conducta metidos muy adentro en la mollera. Ahórrate años de terapia y opta por la solución sencilla: no te la juegues a fondo con tu postura inicial, salvo que se trate de una de esas pocas áreas que dominas bien, y enfrenta los debates con actitud más de aprender que de doblegar. A mí no siempre me resulta, pero estoy en eso. 

¿Has probado esta postura para debatir?

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Cristian Pailamilla Osses | 2018-08-28 | 23:08
3
Que interesante articulo. No conocía esta postura. Me llamo mucho la atención. De aquí en adelante considerare estos puntos de vista.
Saludos!
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den l | 2018-08-30 | 10:05
0
Creo que las reglas para el debate deberían ser las mismas que las del juego. Participar con ánimo de ganar, pero dispuesto a aceptar que puedo perder.
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Mauricio Lorca Muñoz | 2018-09-04 | 08:06
1
Interesante. En general, coincido en que no siempre me resulta y estoy en eso también.
Creo que falta una importante condicionante para un verdadero Debate en RRSS: la existencia de bota y cuentas falsas que "empujan" la discusión hacia algún argumento, en general, secundario o distante del punto en discusión.
Por otra parte, observo dos conductas contaminantes para un debate con altura de miras, como son el personalizar la conversación ("claro, lo dices porque tú eres...") o calificar al interlocutor en lugar de contraargumentar ("es típico de ... como tú decir eso").
Conversar, debatir y argumentar con altura de miras, en mi opinión, requieren buena intención, información, disposición para aprender y vocabulario, pero esas condiciones no son propias de la conversación flash de estos tiempos, en que todo debe ser instantáneo y pre-digerido, ojalá sin mucha necesidad de sustento y con poquísimo vocabulario, porque "qué lata, hay que leer más de 3 líneas o entender más de 10 palabras".
Mientras mejor es la Educación (esos valores y costumbres que aprendemos de la familia), mejores posibilidades tenemos con la Instrucción (lo que aprendemos en el sistema "Educacional") y mejor será la conversación. Apuesto todas mis fichas a eso.
De paso, me gustó mucho la columna.
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Francisco Adivinación | 2018-09-17 | 05:33
0
Me parece que hay una confusión... Aquí no te estás refiriendo al debate, sino a una conversación casual... "Estar dispuesto a ser persuadido", es lo mismo que estar dispuesto a conversar... Un DEBATE consiste en poner en juego y finalmente decir sobre la VERDAD de una cosa ("verdad" en un sentido amplio, como "significado", "naturaleza", "valor") En un debate, la disposición del orador es precisamente la CONTRARIA a la que tu sostienes: en el debate se quiere PERSUADIR AL OTRO.

El eje central, la medida con que se juzga todo lo que ocurre en el debate es la verdad de una cosa... ¿es culpable o inocente? ¿es importante o insignificante? En lugar de la verdad, tu pones como eje algo así como "la buena convivencia" entre los que están debatiendo, con lo que se distorsiona la naturaleza misma del debate.

En un debate, la disposición del orador es precisamente la CONTRARIA a la que tu sostienes: en el debate se quiere PERSUADIR AL OTRO. El rodeo ¿es una tradición importante que hay que mantener, o hay que eliminarlo? Sin importar cuál sea tu posición al respecto, tu posición "ES" la verdad sobre la cosa, y por lo mismo, NO PODRÍAS estar dispuesto a ser persuadido por la posición contraria, porque significaría estar dispuesto a perder algo de tu propio mundo.

Por otro lado, es obvio que, en el debate mismo, es posible aprender nuevas cosas, datos, fechas, estadísticas que antes no sabías sobre el tema, pero eso es algo secundario, y no pertenece a la esencia del debate. el objetivo del debate es determinar cuál es el significado de una cosa; se trata del "objeto", no del "sujeto".







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Ricardo Portillo | 2018-09-17 | 12:11
0
Aunque lo que indicas es casi todo cierto (Discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas: RAE) se te olvido indicar que el uso del debate es para llegar a un mutuo acuerdo.

Los Debate políticos son para presentar planes y propuestas. Pero en la Controversias es un tema diferente, lo que se trata de concluir en la mejor repuesta que quede conforme todos.

En ese caso aprender de cada uno de los interlocutores es valioso ya que puede cambiar de opinión al escuchar un argumento justificado en datos.

El debate no es un concurso de los mejores argumentos.
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Joaquín Barañao | Colaborador | 2018-09-20 | 16:26
0
Hola Francisco

"NO PODRÍAS estar dispuesto a ser persuadido por la posición contraria, porque significaría estar dispuesto a perder algo de tu propio mundo". Discrepo. Las opiniones no están talladas en piedra de una vez y para siempre. Todos maduramos, cambiamos de perspectivas, matizamos, aprendemos cosas nuevas. Lo que ahora pensamos es solo la foto del presente. Sería tremendamente dañino presuponer que todas tus opiniones actuales son las definitivas y que todas ellas te acompañarán hasta la muerte.

Por lo demás, el artículo se enfoca más bien en aquellos debates que surgen de la conversación casual y para el cual uno normalmente no está preparado. Por eso dice "Hay ciertos temas, nuestros temas, sobre los cuales hemos reflexionado, discutido, contrastado evidencia, y adoptado una posición. Sobre aquellos, es razonable plantarse con firmeza."

Saludos
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Francisco Adivinación | 2018-09-17 | 14:44
0
Supongamos que estamos en una habitación y se escucha un golpe afuera. salimos a ver qué pasó y vemos una escoba en el suelo. y concluimos que el golpe se produjo al caer la escoba. ¿por qué se cayó la escoba? yo digo "fue un fantasma" y tu dices "fue un gato". Supongamos que los dos estamos equivocados, y que fue una rafaga de viento lo que botó la escoba. Tu discurso será más persuasivo, porque incluye el comportamiento de los gatos (q todos conocemos) el peso de una escoba y un "gato promedio" (que todos podemos calcular), el sonido de la madera contra el suelo (que todos hemos escuchado) etc. Mi discurso, en cambio, tiene UN SOLO ELEMENTO, el fantasma, e incluso si se admite que existen los fantasmas... ¿tienen "fuerza" los fantasmas? -ni idea. ¿por qué el fantasma querría botar la escoba? -ni idea. La explicación del fantasma es la menos persuasiva porque hay un solo elemento y no hay cómo relacionar ese elemento con el resto de las cosas del mundo. La mejor explicación (la más persuasiva) es la que coordina la mayor cantidad d elementos de una manera clara. ESE es el objetivo. Pero no es el mutuo acuerdo. ¿o en este caso habría q decir que lo que botó la escoba fue un gato poseído por un fantasma?

Se pierde el sentido del debate -y de todas las cosas en general- cuando uno empieza a creer que lo más importante de todo es no hacer daño a la pobre gente. Eso no es así. Si tu ganas el debate, ¿qué importa lo que pasa conmigo? O hay q hacer como en "la vida es bella" y distorsionar la verdad de todas cosas a fin de evitar el sufrimiento?

Wittgenstein dice: "no se puede pensar decentemente si uno no quiere hacerse daño a sí mismo". Seguramente el descubrimiento de que la tierra no es el centro del universo no hubiera sido posible si "el orgullo humano" hubiera estado en primera linea...


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