¿Cómo no estar orgullosos de nuestros científicos María Teresa Ruiz, Humberto Maturana u Horacio Croxatto? ¡Podríamos tener muchísimos más! Lamentablemente, contamos con pocos exponentes destacados en ciencias, ya que les resulta muy difícil desarrollar su potencial creativo con tantas barreras que deben enfrentar. Falta de becas, bajos presupuestos para realizar investigación y encontrar financiamiento, son solo algunas de ellas.
Un reciente informe emitido por la Dirección de Presupuestos de Chile (Dipres), asegura que en promedio, en los últimos 10 años, el gasto fiscal destinado a ciencia, tecnología e innovación (CTI), ha sido solo un 0,35% de nuestro PIB.
De hecho, Chile es el país de la OCDE que menos recursos asigna a investigación y desarrollo (I+D). El promedio es de 2,4% y en 2017 nosotros solo alcanzamos un 0,38%, lo que significó un retroceso de un 0,02% respecto de 2016. En Europa se han propuesto invertir un 3% en un periodo de dos años.
Junto con esto, también tenemos muy pocos profesionales ligados a este campo: una tasa de solo 2,46 personas, versus los 21,45 que alcanza Finlandia.
Aunque el presupuesto del Gobierno en CTI en 2017 fue de $644.730 millones, solo representó un 1,5% de la asignación total de la Ley de Presupuestos. Según el informe, la baja inversión se debe a la priorización en otras áreas y a la falta de estrategias eficientes que sean fácilmente evaluadas.
●Te puede interesar: Ciencia chilena en crisis: expertos dan sus recetas para fortalecerla}
Fuente: Pixabay |
“La estructura pública con que el Gobierno canaliza los recursos que destina a los programas de CTI aún presenta desafíos de coordinación, que son fruto de una historia institucional desarticulada. Más allá de esto, en el debate público actual hay consenso en que se requiere reestructurar el sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación”, concluye la publicación.
●Te puede interesar: Mira cómo Girls in Tech está atrayendo más chilenas a la ciencia
¡No está todo perdido! Según los autores del informe, hay ciertas cosas que se pueden hacer para mejorar la situación y demostrar un interés en potenciar el sector. ¿Cuáles son?
●Aumentar de manera más que proporcional el presupuesto en CTI, ya que se ha mantenido más o menos parejo desde 2011. Su peak lo logró en 2016, asignando un 0,38% de nuestro PIB.
● Implementar una cultura colaborativa, sobre todo de instituciones que llevan más de 50 años en el sistema y de las cuales no se han observado grandes reformas desde su creación.
●Aplicar un incentivo tributario para que el sector privado desarrolle más iniciativas relacionadas con la investigación y el desarrollo.
●Mejorar la coordinación y difusión por parte del Gobierno. ¿Cómo? Recopilando y difundiendo información sobre los presupuestos asignados y monitoreando programas.
Fuente: Pixabay |
● Te puede interesar: 3 propuestas para mejorar la ciencia en Chile (según los mismos científicos)
Al presentar la Estrategia de Innovación de la OCDE, su secretario general, Ángel Gurría, explicó que los déficit fiscales no se deberían convertir en un riesgo para la innovación. “Aunque los recortes pueden suponer un alivio fiscal a corto plazo, a la larga perjudicarán el crecimiento y mermarán la capacidad de superar retos como el cambio climático, el hambre y la enfermedad, que sin duda precisan soluciones innovadoras”.
Según la UNESCO, invertir en ciencia, tecnología e innovación es necesario para el desarrollo económico y también social: “Permite aplicar técnicas científicas y los conocimientos tecnológicos al desarrollo de productos y servicios útiles, así como a la nueva creación de empleos”. Es por esa razón que la entidad se esfuerza por desarrollar nuevas políticas científicas nacionales y crear indicadores que evalúen los resultados de las inversiones en CTI en todo el mundo.
Fuente: Flicker Por: Alexandra Cavoulacos |
La visión de Bill Gates, creador de Microsoft y uno de los personajes más innovadores del mundo, es que la inversión en esta materia debería ser prioridad para las naciones: "Los presupuestos gubernamentales de (I + D) son muy pequeños, y sin embargo son absolutamente esenciales para impulsar la innovación. Los políticos que se preocupan por el mundo en general podrían ver avances asombrosos. Por ejemplo: empleos mejor remunerados, crear grandes empresas y tecnologías. Sería un gran favor para el mundo”, explica.
●Te puede interesar:Por qué se justifica gastar billones en ciencia (incluso la que creemos inútil)
Estas son algunas de las razones por lo cual es tan urgente crear el nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, que podría solucionar nuestro problema actual. Sin embargo, el Senado ha aprobado la ley en primer trámite constitucional, y aún estamos a la espera de la elaboración de un segundo informe después del análisis de la Comisión del Futuro.
A diferencia de nosotros, Corea del Sur es el país de la OCDE que más apuesta en investigación y desarrollo (4,30% de su PIB). También es el primero en el ranking de Innovación Bloomberg 2018 por quinto año consecutivo.
Esta clasificación tiene en cuenta variables como: calidad del desarrollo e investigación, la densidad de tecnología desarrollada, cantidad de patentes por habitante, proporción de graduados en carreras de ciencias e ingeniería y número de empresas que concentra el país. Después de Corea del Sur, siguen Suecia, Filipinas, Alemania, Suiza y Japón.
El caso surcoreano es bastante especial: tiene muy pocos recursos naturales, por lo que debe importar un 97% de energía para sus 51,2 millones de habitantes. Además, residen en un país donde su suelo es un 70% montañoso. Es por eso que decidieron poner sus fichas en innovación y educación científica para superar sus vicisitudes.
¿Y por qué Suecia, un país con casi la mitad de la población de Chile, es tan innovador? Debido a sus altos estándares educativos y a sus escuelas que fomentan la creatividad. También, es uno de los países que más invierte en (I + D) en relación a su PIB.
Suecia apuesta muchísimo por nuevas empresas o startups, ¿te suenan Spotify, Skype, Minecraft y Candy Crush Saga? Todas suecas. Es más, Estocolmo es el segundo lugar (después de Silicon Valley) en generar la mayor cantidad de empresas tecnológicas por dólar per cápita.
Esto no ocurrió de un día para otro, desde hace 30 años que adaptaron cambios para impulsar la innovación. “El gobierno jugó un papel muy activo desde el principio en la configuración del ecosistema tecnológico en Suecia”, dice Kartik Hosanagar, profesor de operaciones e información de la Universidad de Pensilvania.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en la mayoría de los casos latinoamericanos la investigación y el desarrollo son financiadas por los estados. Sin embargo, en las partes más desarrolladas del mundo esto no es así: un tercio lo otorgan universidades y ONGs, otro tercio empresas privadas y el resto los gobiernos.