En el desierto de Atacama existen ciertas bacterias, ocultas durante miles de años en el clima más árido del planeta, que podrían tener el don de combatir el VIH y la resistencia a algunos medicamentos. Esto, de acuerdo a un reciente artículo publicado por investigadores chilenos y del Reino Unido en la revista de ciencias Extremophiles.
Los investigadores analizaron muestras de suelo tomadas a alturas entre los 3.000 y 5.000 metros sobre el nivel del mar, incluyendo zonas con enormes niveles de radiación ultravioleta. Sobre los suelos delcerro Chajnantor, en la Región de Antofagasta y en medio del altiplano occidental andino, encontraron un repositorio de actinobacterias, las que están sobre la tierra, son muy comunes y juegan un rol importante en la descomposición orgánica.
Sin embargo, las encontradas en Chajnantor tenían una particularidad: al 40% ni siquiera le pudieron dar un nombre, ¡pues la ciencia las desconocía!
Estudiando estas nuevas cepas, el equipo de Michael Goodfellow, profesor de la Universidad de Newcastle en Gran Bretaña, descubrió que algunas demostraban ser inhibidoras de una enzima que permite que el virus del VIH se reproduzca a sí mismo, lo que podría ser el puntapié inicial para crear medicamentos para combatir el retrovirus. Y no sólo eso:
“Este banco de semillas microbianas representa un enorme recurso sin explotar para los programas de biotecnología, especialmente en una era donde la resistencia a los antibióticos existentes se está convirtiendo rápidamente en una gran amenaza para la salud mundial”.
Esto quiere decir, que algunas cepas son capaces de actuar contra agentes antibacterianos, lo que ayudaría a resolver el problema mundial de la resistencia a los antibióticos de muchas enfermedades.