Existe un eterno debate respecto a la conservación de ciertas áreas naturales protegidas en Chile, ¿quién debiese administrarlas?, ¿cómo debiese hacerlo? La respuesta lógica es el Estado, pues se trata de tesoros de nuestro territorio que pertenecen a todos los chilenos. Sin embargo, hay ejemplos de fundaciones privadas que han administrado patrimonio natural de nuestro país, cuidando de su flora y de su fauna con extrema conciencia.
Recientemente y tras el fallecimiento de Douglas Tompkins, se produjo en Chile la mayor donación de terrenos privados al Estado. Ni más ni menos que 407.625 hectáreas que fueron entregadas por la viuda de Tompkins, Kristine McDivitt, a la presidenta luego de firmar un acuerdo. Muchos creyeron que nunca sucedería y hasta elucubraron absurdas teorías conspirativas sobre las verdaderas intenciones del magnate ecologista estadounidense. Pero con este acto, ya tenemos la certeza de que esos prístinos territorios del sur de Chile están en manos del gobierno.
El acuerdo permitirá la creación de tres nuevos parques nacionales: Pumalín, Melimoyu y Patagonia. Además, se ampliarán las áreas protegidas de otros tres parques nacionales ya existentes: Hornopirén, Corcovado e Isla Magdalena. También se reclasificarán a categoría de parque nacional las reservas forestales Alacalufes, Cerro Castillo, Lago Cochrane y la Reserva Nacional Lago Jenimeni.
¿Cómo son esos lugares? ¿Cuál ha sido su historia?
La Patagonia chilena guarda la tercera reserva de agua dulce más grande del mundo, sólo superada por la Antártica y Groenlandia. Y no sólo eso, tiene miles de años de historia, cientos de especies de flora y fauna adaptadas a este clima extremo y una geografía alucinante. Todas estas características la convierten en un territorio con un potencial turístico gigantesco, y una fuente de recursos naturales igualmente grande (que esperamos que sea utilizada con conciencia y a su debido tiempo).
La donación que protagonizó Kristine McDivitt es una excelente noticia para los chilenos, pues hemos recibido un territorio bien conservado, cuidado con esmero y ahora está en las manos del gobierno mantenerlo en esta misma situación. Las únicas condiciones de McDivitt para concretar dicho acto, fueron que los terrenos se declarasen parques nacionales y que, en consonancia con la acción de Tompkins, el Estado cediera más de 900 mil hectáreas fiscales sin protección para formar parte de una red de Parques de la Patagonia. ¿En qué consistirá esto exactamente?
Un conjunto de 4,5 millones de hectáreas en la zona más austral de Chile, entre las regiones de Los Lagos y Magallanes… ¡más de 6 veces el tamaño de la isla de Chiloé! Y no es menor que estas nuevas áreas sean consideradas parques nacionales, pues significa que el gobierno, a través de la Conaf, pone mucho más cuidado y realiza más gestiones de conservación que en el caso de las reservas.
Para conocer más sobre este tema, conversamos con Carlos Cuevas, quien a través de la Fundación Melimoyu –fundada hace más de 25 años- ha participado en la creación de más de 1 millón de hectáreas protegidas en nuestro país. Nos contó sobre los proyectos en los que ha colaborado y los desafíos que deberá enfrentar el Estado al hacerse cargo de estos territorios. Específicamente, nos habló de dos parques nacionales que se han beneficiado de sus gestiones: Melimoyu e Isla Magdalena.
Cuevas fue un hombre cercano a Tompkins, lo asesoró en su proyecto en el sur de Chile entre 1993 y 2007, y específicamente en la creación de lo que posteriormente serían los parques nacionales Pumalín y Patagonia. Gracias a sus gestiones a través de la Fundación Melimoyu, la creación de la nueva Red de Parques de la Patagonia incluirá un nuevo parque nacional que lleva el nombre de la fundación y del volcán que corona el paisaje de la zona, en Aysén, Melimoyu.
Fundación Melimoyu |
Esta zona, caracterizada por sus canales, fiordos y bosque valdiviano, ha tenido una historia accidentada. Fue conocida hasta la década de 1980 como la Reserva Nacional Puyuhuapi, pero este status fue anulado durante la dictadura para iniciar un proyecto de colonización, “en el contexto de una supuesta necesidad de establecer soberanía nacional”, señala Carlos. Sin embargo, el proyecto no funcionó, pues la mayoría de los colonos se devolvieron a sus lugares de origen, debido a las extremas condiciones ambientales de la zona y a la falta de apoyo del Estado, de acuerdo a Cuevas.
Lamentablemente, la presencia humana había degradado ciertas zonas debido a la tala de árboles y al pastoreo de animales. Fue entonces que Douglas Tompkins adquirió tres grandes predios en el lugar, pues vio el potencial de conservación que tenían. Mediante un trueque de territorios, Tompkins logró que el gobierno le cediera más predios e inició, junto a la Fundación Melimoyu, un plan para extender la protección del área. Por eso, la noticia de la creación de un parque nacional es justamente lo que estaban esperando hace un buen tiempo.
Fundación Melimoyu |
Además, el actual parque contempla una zona de conservación marina, el Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) Pitipalena Añihué, de 23.000 hectáreas.
Fundación Melimoyu |
“Hacer parques en Chile es un proceso largo, pero cuando se reúne información científica sólida, se cuenta con el apoyo de las comunidades locales y se trabaja sin exclusión, se logran resultados concretos. Estamos conscientes de que esto no debe quedar aquí,se vienen nuevos desafíos para consolidar una conservación de la Patagonia que perdure”, nos asegura Carlos.
Carlos y su equipo también han trabajado por varios años en la conservación de otra zona justo al sur de Melimoyu, el Parque Nacional Isla Magdalena, que acaba de ser ampliado gracias a la nueva noticia. Hasta la década de 1970, fue una reserva forestal, para luego ser convertido en parque nacional, en 1983. El parque es muy agreste y cubre el 80% de la isla, casi no recibe visitantes en el año y aún no tiene infraestructura ni personal. El resto de la isla está en manos privadas, aunque en su mayoría se trata de propietarios ausentes. En la década de 1990, Tompkins compró algunos predios privados con fines de conservación; seis de ellos fueron donados al Estado para ser incluidos en este parque nacional.
Fundación Melimoyu |
“Isla Magdalena es un parque nacional emplazado frente a Puerto Cisnes, en una zona de alto desarrollo de la industria salmonera, lo que genera interesantes desafíos. Esperamos que la industria entienda la importancia de respetar y apoyar el desarrollo de los parques nacionales en sus zonas de influencia. Además, queremos durante los próximos cinco años crear otra AMCP-MU en la costa de Puerto Cisnes, frente al parque. Desde un punto de vista ecológico, la conservación terrestre y marina no se pueden disociar, son parte de un todo”, nos cuenta Carlos.
Según lo que señala el creador de la Fundación Melimoyu, la extensión de ambos parques nacionales corresponde, ni más ni menos, que a la zona urbana de Santiago, un enorme paisaje que urge conservar. “Se trata de uno de los ecosistemas terrestres más prístinos de Sudamérica, que incluye glaciares milenarios, una importante diversidad de flora y fauna, la casi extinta ranita de Darwin y los últimos bosques de ciprés de las Guaitecas”.
Una vez creada la red de Parques de la Patagonia y fiscalizados los territorios que antes estaban bajo conservación privada, ¿cómo continuará financiándose su protección? En Chile sólo se invierte 1 dólar al año por hectárea en los parques nacionales, a diferencia de países como Perú que invierte 7, o Costa Rica, que invierte 30.
El Estado pretende invertir $8.000 millones durante los próximos diez años en el proyecto (con un incremento de $800 millones anuales a partir del cuarto año), a fin de cuentas, al menos 5,4 dólares por hectárea cada año, para partir. Además se contempla la creación de un plan de manejo de parte de la Conaf, durante los próximos tres años. Aunque hay quienes estiman que este presupuesto podría aún ser muy bajo.
Carlos nos cuenta que todos los parques nacionales creados en Chile durante el siglo XXI, han nacido de iniciativas privadas, y que el impulso de creación de este tipo de zonas por parte del Estado, ha ido decayendo en las últimas décadas.
“El funcionamiento futuro de esta Red de Parques dependerá de la capacidad y recursos que tenga la Conaf o el futuro Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, cuyo proyecto de ley se encuentra en el Congreso y no tiene todavía los acuerdos necesarios para su aprobación; no está claro si es mejor mantener el sistema como está o introducir cambios. Las Organizaciones No Gubernamentales como la nuestra, vemos en dicho tema un espacio muy interesante de participación”, agrega.
La donación de la viuda de Tompkins, ha generado un debate interesante respecto a la importancia de conservar ciertos territorios de nuestro país, mantenerlos vírgenes, sin intervención humana, para así preservar la supervivencia de ciertas especies que son también patrimonio de nuestro país. El cómo se llevará a cabo es aún un tema abierto en donde, esperamos, fundaciones como Melimoyu y Tompkins Conservation puedan participar aportando con su experiencia.