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¡Y lo hizo! Así subió este chileno las Torres del Paine en silla de ruedas

Fue una dura travesía, que partió soleada y sin la pretensión de completar el circuito W. Pero todo se fue dando y, a pesar de una dura tormenta y de escarpadas quebradas, lo lograron: Álvaro Silberstein, en silla de ruedas, y sus diez amigos, hicieron "la W" Completa.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2017-01-06 | 07:00
Tags | torres del paine, turismo inclusivo, discapacidad, aire libre, inclusión, trekking
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Un par de semanas atrás, les contamos sobre el gran desafío que un grupo de amigos se propuso realizar para coronar su 2016: subir las Torres del Paine. Quizás a muchos de ustedes les parezca algo trivial, pues tienen amigos y conocidos (o eventualmente ustedes mismos) que han hecho estos circuitos. Pero sucede que uno de los miembros de estos once amigos que se calzaron las zapatillas de trekking, sufrió un grave accidente hace 13 años que lo dejó tetrapléjico.

Álvaro Silberstein, de 31 años, se convirtió a fines de diciembre en el primer hombre que subió al Mirador de las Torres del Paine en silla de ruedas, y lo hizo gracias a un motivado, comprometido y súper entusiasta grupo de amigos que lo empujó, lo acompañó y le dio ánimos durante todo el camino. ¿Quieres saber cómo lo hicieron? En El Definido estrevistamos a Álvaro y esto fue lo que nos contó.

Buenas señales y trabajo en equipo

La primera vez que hablamos con Álvaro, nos contó que su ímpetu deportista nunca fue aplacado por su actual condición de discapacidad y que sus ganas de vivir de manera activa y disfrutando de la naturaleza, lo habían llevado a impulsar el proyecto Wheel the World a través de una iniciativa de crowfounding. Afortunadamente les fue bien, pudieron comprar una silla adecuada a sus aventureras intenciones (Joellete) y armaron sus mochilas para irse a las Torres. ¿Cuál era el desafío? Recorrer casi por completo el famoso circuito W, pues les faltaría un día de viaje para completarlo, “pero todo salió mucho mejor de lo que esperábamos”, nos adelanta Álvaro.

El primer día fueron moderados y prendieron motores con una caminata corta, “teníamos que familiarizarnos con el entorno, con el lugar y con la silla”, aclara Álvaro, “pensábamos que lo íbamos a hacer en tres horas y media, ¡y lo hicimos en dos horas!”. Sintieron que fue una buena señal, lo que los motivó aún más en la travesía.


Pilar Elorriaga

El equipo estaba compuesto por once amigos; dos grupos de cinco personas que se turnaban para llevar la silla de Álvaro:“cuatro empujaban y uno siempre estaba al aguaite por si me caía o necesitaba ayuda”. Era tanto el entusiasmo que los guiaba a completar su hazaña, que el equipo que no empujaba siempre estaba ansioso por hacerlo y nunca significó una carga o una mala cara tener que empujar la silla.

Fue muy rico el trabajo en equipo, una motivación muy bacán. Además, la gente con que interactuábamos, principalmente gringos que estaban haciendo el trekking de sus vidas –viajando al fin del mundo- me veían en silla de ruedas con mis amigos y no lo creían. Nos sacaban fotos, nos preguntaban, algo muy bonito. Y la gente de allá, quienes trabajan en los campamentos, en la Conaf y en los refugios, siempre estuvieron súper expectantes sobre cómo nos iba, dónde estábamos y qué necesitábamos”.

¿Foto en el Mirador de las Torres? ¡Check!

El buen espíritu los acompañaba, el clima los animaba en la ruta y la naturaleza los recibía con sus mejores paisajes. Álvaro sabía que el segundo día de expedición sería uno de los más complicados, pues irían al Mirador de las Torres en un extenuante ascenso. También el grupo sabía que esto demoraría e implicaría esfuerzo extra; probablemente se demorarían el doble. Y así fue, ellos demoraron seis horas en hacer una ruta que normalmente demora tres. “Fuimos lento para tomar todas las precauciones necesarias. Y lo pasamos increíble, llegamos todos en buen estado, nadie se lesionó y yo no corrí riesgos en ningún momento. Fue un día muy bonito”, nos cuenta Álvaro, quien se convirtió en la primera persona en silla de ruedas en subir al Mirador de las Torres.

Llegó el tercer día y la naturaleza siguió enviándoles buenas señales: el sol brillaba e hicieron una tranquila caminata de seis horas en la que tuvieron el tiempo de ir deteniéndose, disfrutar y sacar fotos. Llegaron entonces al Refugio Los Cuernos, en el corazón del circuito de la W, donde supuestamente se acababa su travesía. Desde ahí tomarían un bote para llegar al campamento Grey para visitar el Glaciar Grey en kayak.

Con tormenta y todo, ¡la W completa!

Como todo se había dado de maravilla hasta ese momento, ¿por qué no proponerse entonces el desafío completo, terminar la W? Tenían energía y se trataba de un esfuerzo posible, “decidimos entonces llegar caminando al Grey”, nos señala Álvaro, “y lo que venía era una caminata no menor: 11 horas de trekking”.


Iniciaron el día motivados, harían las primeras seis horas, descansarían, y luego acabarían con las otras cinco durante la tarde. Pero nadie se esperaba la tormenta que los acompañó durante el primer tramo, “las primeras seis horas fueron las más complicadas, porque nos tocó una lluvia que nos llegaba de todos lados. Ahí uno se da cuenta que la clave es estar bien equipado”, advierte Álvaro, agradeciendo de paso a su auspiciador, The North Face.

Al acabar esta primera parte, tuvieron algunas dudas, pero descansando en el punto intermedio, poco a poco empezó a salir el sol, y decidieron terminar el tramo. Así no más, Álvaro se subió de nuevo a su silla y sus diez amigos se echaron sus mochilas al hombro, era hora de retomar la ruta. Después de cinco horas de caminata, llegaron al lago Grey y terminaron el circuito de la W, por completo. “Fue un último tramo súper difícil, con demasiadas rocas y muchas quebradas complicadas”, nos cuenta Álvaro, satisfecho de haberlo logrado.

Y al final, la recompensa: “ El broche de oro fue hacer kayak en el lago. Íbamos con equipamiento especial de una empresa que se llama Creatingability. Ellos tienen diseñadas adaptaciones para kayak: estabilizadores para no darse vuelta y un asiento más seguro. Fue increíble estar entre los icebergs, el silencio y las lindas vistas”, recuerda Álvaro.


James Alfaro

Ahora Nico se sube a Joellette para ascender al mirador de las Torres

Una de las intenciones de Wheel de World siempre fue que la silla Joellete y el kayak Creatingability se quedaran en Torres del Paine para poder servir a quien quiera replicar la aventura de Álvaro. Y así será.

“Cuando llegamos de vuelta a Santiago, nos encontramos con Facebook lleno de mensajes de gente preguntándonos cómo nos había ido y personas que querían hacer cosas similares, gente con discapacidad, familiares de y amigos de”, nos señala Álvaro.

Y ya existe la primera persona que se anotó para subir al Mirador de las Torres del Paine en esa silla de ruedas. Se trata de Nico, un niño que sufre de parálisis cerebral y cuya familia, que vive en Punta Arenas, tenía hace un rato planeado el viaje a las Torres el 14 de enero. Iban a llevar a su hijo en una mochila ergonómica, sobre sus hombros. Sin embargo, al conocer la experiencia de Wheel de World, no lo dudaron. Se contactaron con Álvaro y parten la próxima semana con tíos, primos y amigos en la caravana. “La Asociación de Hoteles de Torres del Paine va a apoyar la excursión y a acompañarlos para que todo se haga de manera correcta”, aclara Álvaro.

Una ONG de turismo inclusivo y… ¡surf en Rapa Nui!

¿Y aquí se acaba esta historia? ¡No, aquí empieza! Álvaro y su equipo tienen grandes desafíos por delante. “ Lo que queremos hacer es crear una ONG que vele por desarrollar e impulsar actividades outdoor en lugares turísticos de Chile y el mundo. Se trata de actividades de turismo inclusivo, ya sea para una persona caminando o una persona en silla de ruedas. Queremos crear las mismas condiciones que ya creamos en Torres del Paine, quienes ya cuentan con una silla y están dispuestos a brindar su apoyo a quienes quieran vivir una experiencia de turismo inclusivo. La idea es ir implementando esto mismo en otras partes del país”, nos adelanta Álvaro.

Mientras, están creando un sitio web en que describirán su experiencia en las Torres al detalle, para que quien quiera replicarla, encuentre consejos útiles. Esto tardará un tiempo, así que, si estás interesado en subirte a Joellete y trepar por las Torres, escríbele a Álvaro en Wheel the World, y él se compromete a darte todos los tips necesarios. Lo importante es que cuentes con un buen equipo de amigos o familiares, estés equipado con ropa adecuada y te entusiasmes.

¿Y cuál es el nuevo desafío personal de Álvaro? “He estado en conversaciones, porque me interesaría mucho ir a Rapa Nui, hacer handbike, buceo y surf. Uno tiene que empujar los límites para lograr lo que quiere. Con insistencia y trabajando duro, uno puede lograr lo que se propone. Y esto yo lo llevo a mi día a día, a todo lo que hago. Tengo ganas de seguir disfrutando de la naturaleza: parques nacionales, viajar y hacer deporte. Quiero tener una vida sana y conectada con la naturaleza. A mi este viaje me marcó y quiero seguir con esto”.

Pronto Álvaro y su equipo estrenarán un documental y una exposición de fotos con la hazaña en Torres del Paine y tendremos nuevas noticias sobre su experiencia en Rapa Nui. Porque a Wheel the World, no lo para nadie.

¿Vives en condición de discapacidad y te gustaría vivir una experiencia como ésta? ¿Conoces a alguien a quien le interesaría?

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