¿Se acuerdan de la Cumbre Climática de París (COP21)? Fue el evento que reunió a 195 naciones que pertenecen a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y que logró por fin un histórico acuerdo que –se espera- beneficiará al planeta.
El reloj avanzó rápidamente y se vino la hora de la Cumbre Climática de Marruecos (COP22), ya que este encuentro se celebra todos los años. De hecho, la Presidenta Michelle Bachelet ya llegó al lugar y presentó un documento en el que se compilan todos los trabajos que se han llevado a cabo desde el 2011 para combatir el cambio climático. La idea de esta nueva versión es que, si en París nació este pacto que compromete a los gobiernos, en Marruecos se trabajará en definir cómo será la hoja de ruta para lograr los acuerdos. Porque de promesas, no vive el planeta.
Pero, ¿en qué está Chile al respecto? Si bien el Plan Nacional de Acción del Cambio Climático 2017-2022 aún se encuentra en tramitación, a la espera de ser aprobado por el mismo Gobierno para después ser llevado al Congreso, en El Definido revisamos el anteproyecto que existe al respecto, para ver más o menos hacia dónde va la cosa. Mira lo que encontramos.
En pocas palabras, el compromiso de Chile es que de aquí al 2030 reducirá sus emisiones de CO2 por unidad de PIB en un 30% (es decir, que todo lo que crezcamos económicamente, debe contaminar un 30% menos) con respecto al nivel alcanzado en 2007, considerando un crecimiento económico futuro que le permita implementar medidas adecuadas para alcanzar este compromiso. Un gran desafío.
Y si para lograr esto, recibimos aportes monetarios internacionales, el compromiso es mayor: la reducción de emisiones de CO2 por unidad de PIB tendría que disminuir entre un 35% y un 45% para la misma fecha.
Además, Chile se compromete al manejo sustentable y a la recuperación de 100 mil hectáreas de bosque, principalmente nativo, que representará capturas y reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de alrededor de 600 mil toneladas de CO2, a partir del 2030. Pero ojo, que eso depende de la aprobación de modificaciones en la Ley sobre Recuperación de Bosque Nativo y Fomento Forestal. Todo esto, aparte de la reducción del 30% mencionada anteriormente.
Como mencionamos anteriormente, esta materia aún se encuentra en tramitación, sin embargo, en el anteproyecto ya se esbozan algunas líneas de acción. Te mostramos las principales a continuación, según su área de trabajo:
- Obras Públicas
La idea es reducir la cantidad de Gases de Efecto de Invernadero (GEI) a partir de tres focos. Para esto se contemplarán una serie de medidas (aún no detalladas) que estén orientadas a:
-Reducir los GEI en la edificación pública que lleve adelante el Ministerio de Obras Públicas (MOP)
-Reducir los GEI en la maquinaria que utiliza el ministerio
-Reducir los GEI a través de criterios de eficiencia energética en la infreaestructura del MOP
- Medioambiente
Por su parte, el ministerio del Medioambiente pretende colaborar a través de las siguientes acciones:
-Implementar la Ley Marco para la Gestión de Residuos y la Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje
-Implementar el programa Huella Chile, donde la organizaciones participantes pueden cuantificar, informar y gestionar sus emisiones de GEI.
-Elaborar planes de prevención y descontaminación atmosférica (no especificados).
- Acciones transversales
Desde esta vereda, se pretende lograr:
-La elaboración del Reglamento del impuesto a las emisiones contaminantes de fuentes fijas conformadas por calderas o turbinas.
-El desarrollo del sistema de Monitoreo, reporte y verififcación del impuesto que recién mencionamos.
- Energía
El detalle de las medidas siguen en conversación, las que serán plasmadas en el documento de la Política Energética 2050. Se espera contar con un Plan de mitigación en el sector energía en el segundo semestre de 2016, el que se incorporará a este Plan de Acción Nacional. O sea: hay que esperar.
- Transporte
Aquí se trabajará en medidas que mejoren la movilidad dentro de las ciudades a través de planificación, incluyéndose como variable el impacto en emisiones de GEI, además de la promoción de tecnologías y modos de transporte más eficientes. Para esto, aún no se conocen las medidas concretas, pero se sabe que se trabajará en:
-La planificación de un mejor sistema de Transporte Urbano a nivel nacional
-Mejoras al Transantiago (no especificadas)
- Agricultura y actividad forestal
En esta parte, el trabajo será en el área legal, técnica, operativa y financiera. La idea es promover la conservación, recuperación y uso racional de los recursos vegetacionales, desde una lógica que contribuya a la mitigación y adaptación al cambio climático. Es decir, irse con mucho más cuidado cuando de uso de suelos se trate.
También el foco estará en evitar el avance de la desertificación desde el norte hacia el sur, con énfasis en aquellos territorios con mayor vulnerabilidad social, económica y ambiental del país (podrían probar una muralla verde como la de África).
Estas medidas también consideran un proceso de adaptación del país al cambio climático. ¿Qué quiere decir eso? Básicamente que es importante que Chile elabore un plan de acción para aumentar la resiliencia del país frente a las consecuencias negativas de este fenómeno medioambiental. Es decir, tratar que no nos afecte más de la cuenta, algo que debería importarnos si consideramos que Chile es uno de los diez países más afectados por el cambio climático en el mundo.
Y esa información se encontrará en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2017-2022, que aún está pendiente y que esperamos con ansias. Eso sí, lo que se sabe hasta ahora es que se buscará hacerlo a través de una perspectiva descentralizada, con la integración de esfuerzos tanto a nivel nacional, regional y municipal.
Para esto, serán clave los siguientes elementos:
-Identificar una fuente de financiamiento para implementar las acciones, ¡sin lucas no hay cómo!
-Crear sinergias con iniciativas que busquen mitigar los problemas del cambio climático y maximizar los beneficios de lo que se emprenda. Obviamente, debe ser un cambio lo más conveniente para todos.
-Desarrollar un ejercicio de evaluación nacional de aquí al 2026, a través de indicadores de vulnerabilidad y metodologías para ver si hemos aumentado la capacidad de adaptarnos como personas, comunidades y sistemas al cambio climático.
De todos modos, este trabajo debe ser considerado en el largo plazo y tiene que reunir todas las voluntades de la esfera de nuestra sociedaa para que sea efectivo: desde los cambios que ya podemos hacer en nuestro hogar, pasando por las acciones que puedan emprender quienes pertenecen al sector privado, llegando al mismo Estado. Después de todo, hacer de este planeta un mejor lugar para las siguientes generaciones es trabajo de todos.