Fueron necesarios 10 años de intensa investigación para que el ingeniero chileno en biotecnología molecular, Tomás Egaña (38), lograra crear una solución médica inexistente. Dio finalmente con la fórmula que impide que los tejidos dañados mueran por falta de oxígeno.

Estamos hablando de HULK, su creación que lleva el mismo nombre del superhéroe verde de Marvel, y que consiste en una piel sintética en base a microalgas, capaz de hacer lo que la piel humana y animal no puede: producir oxígeno al recibir luz (fotosíntesis), lo que permite recuperar la piel dañada en un tiempo breve. Es decir, Egaña logró lo que él denomina una “fotosíntesis humana”, en el Laboratorio de Ingeniería de Tejidos de la Universidad Técnica de Munich (Alemania).

Suena increíble. De hecho los cirujanos plásticos alemanes que trabajaron con el chileno al principio se reían en su cara cuando les explicaba lo que quería hacer, y lo mismo le pasaba cuando enviaba sus publicaciones a las prestigiosas revistas científicas. Pero Egaña le ha "tapado la boca" a muchos y tras largos años de investigación y pruebas en animales, ha logrado la autorización del Instituto de Salud Pública (ISP) para iniciar las pruebas con pacientes en hospitales. Si todo sale bien, Egaña dice que el próximo año, HULK ya se podría estar comercializando.

Dr. Tomás Egaña

Piel sintética que cura heridas crónicas

El oxígeno es el principal componente para la regeneración del tejido animal. Es por esta razón que cuando se presentan enfermedades crónicas por la falta de éste, los vasos sanguíneos no funcionan bien, por ende los tratamientos no son tan efectivos.

“Los seres humanos tenemos una extrema dependencia del oxígeno de las plantas, que logramos transportar por nuestro cuerpo con el sistema cardiovascular. Pero cuando una úlcera crónica no cicatriza porque no le llega oxígeno, terminas amputado. Cuando tienes un infarto y se te revienta una arteria, a esa zona no le llega oxígeno y muere. En los trasplantes, los órganos mueren por falta de oxígeno. Esas son algunas de las condiciones donde lo que necesitarías es que tu tejido fuera capaz de producir su propio oxígeno. Pero no podemos. A la evolución lo que le importa es conservar la especie, no que te conserves tú”, señala Egaña en una entrevista a la revista Qué Pasa.

Esta piel artificial está compuesta por millones de microalgas mezcladas con colágeno de vaca y fibrina que induce la formación de vasos sanguíneos. Al aplicar esta piel artificial sobre la piel afectada, el sistema permite que el cuerpo produzca oxígeno necesario para la cicatrización, similar al proceso de fotosíntesis de las plantas. Se trata de una piel temporal que se utilizaría en forma de parche y que hasta el momento dura aproximadamente 10 días (están trabajando para que aguante más tiempo), y sus resultados son sorprendentes.

Así luce HULK, la piel sintética

En las pruebas con ratones y cerdos, los resultados de HULK han sido asombrosos, logrando aportar al menos cincuenta veces más oxígeno que el que tenían los animales en las heridas donde se la injertaron, regenerado la piel de los animales sin presentar rechazo alguno.

De vuelta en Chile, y con la ayuda de doctores, cirujanos plásticos, botánicos e ingenieros eléctricos del Instituto de Ingeniería Biológica y Médica de la UC; Egaña ha logrado dar vida a HULK, que debe su nombre no sólo al verde superhéroe, sino a las siglas en alemán de “hiperoxia bajo condiciones de luz”.

Egaña cuenta que serviría para tratar heridas como quemaduras, heridas provocadas por la diabetes y úlceras crónicas; y también para tumores, insuficiencias cardíacas y pulmonares, manejo de órganos para trasplante, cirugía, etc. Incluso los científicos apuestan por transfusiones de algas en vez de sangre o un spray que pueda aplicarse a un corazón infartado en la sala de operaciones.

Hoy, tras la autorización del ISP, Egaña está tramitando catorce patentes en Estados Unidos, Japón, Brasil, Canadá y distintos países de Europa, mientras afinan la primera prueba clínica en 20 pacientes con pie diabético en Chile y úlceras crónicas, cercanos a la amputación. Si esa prueba funciona, dice el científico, podría generar una revolución en el tratamiento de las patologías asociadas a la hipoxia, la falta de oxígeno en la sangre.

¿Qué te parece el invento de este chileno?