¿Sabías que el 20% de los chilenos se encuentra en algún tipo de situación de discapacidad? ¿Y que de ellos, el 8% tiene una discapacidad severa? ¿O que hay más mujeres (24,9%) que hombres (14,8%) en estas circunstancias? Todo esto, según el Estudio Nacional de la Discapacidad 2015, elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS).
La cosa es que muchas veces, cuando hablamos con ellos, no siempre sabemos cuál es la mejor manera de hacerlo y por miedo a exagerar o meter la pata, de repente nos volvemos torpes, como si estuviéramos hablando con alguien de otro planeta.
Así que para dejar eso atrás, decidimos entrevistar a tres personas en esta situación: Camila Becerra, estudiante de técnico en Fisioterapia del Duoc UC y quien posee una discapacidad visual; Isabel Potin, magister en Educación Física y Deportiva para personas con discapacidad y quien se encuentra en situación de discapacidad auditiva; y Catalina Lagos, quien trabaja en la ONG Lab Social y presenta una discapacidad motriz.
Catalina Lagos: “Personalmente, me gusta que me traten por mi nombre, pero si es alguien que no me conoce, el término ‘persona con situación de discapacidad’ lo encuentro bien”.
Isabel Potin: “En general se habla de ‘discapacidad intelectual’, ‘discapacidad física’ o ‘discapacidad sensorial’ (visual o auditiva). En mi caso, me acomoda decir que tengo hipoacusia (escuchar menos que el promedio normal)”.
Camila Becerra: “Lo mejor sería ‘persona en situación de discapacidad’. Por ejemplo, si ésta es motriz, se puede decir que la persona presenta una discapacidad motriz. Si la persona, como en mi caso, tiene una discapacidad visual, se puede decir que es una ‘persona con discapacidad visual’. También se puede decir ‘persona ciega’ o ‘con baja visión’.
Catalina Lagos: “Dentro de mi círculo familiar me ha pasado mucho. No creen que puedo ser un poco más independiente”.
Isabel Potin: “Creo que en algún futuro van a cambiar la palabra ‘discapacidad’ por otra. Por lo menos, a mí no me gusta, ya que es como ser inferior. Es cierto, hay algo que nos falta, en mi caso escuchar menos, pero con el tiempo he ido adquiriendo otras capacidades. Vamos rompiendo barreras que nos ponen la sociedades sea con o sin querer”.
Camila Becerra: “Sí, en algunas ocasiones siento que me subestiman. Pero hay otras en las que no puedo hacer cosas y me las tengo que arreglar y solucionar las distintas situaciones según se vayan presentando. Por ejemplo, me subestiman cuando hay que ir a comprar o hacer algún trabajo”.
Catalina Lagos: “A que alguien en situación de discapacidad no puede estar solo o valerse por sí mismo, lo que no es cierto. Sí se puede”.
Isabel Potin: “En mi caso no me ha pasado, ya los que me rodean me tratan como una más”.
Camila Becerra: “En realidad esto es bien difícil, sobre todo cuando confunden sobreprotección con cuidado. Es distinto que te digan que tengas cuidado al cocinar, a que te digan que no puedes cocinar porque te vas a quemar”.
Catalina Lagos: “Afortunadamente, siempre se me han acercado en buena forma”.
Isabel Potin: “En general en mi caso, es bueno que NO nos hablen muy fuerte y que NO modulen exageradamente. Basta con que nos hablen de forma directa, mirándonos a la cara. Si nos llaman y no contestamos, es porque no hemos escuchado. En ese caso, hay que ir donde está la persona, tocarle el hombro y hablar nuevamente.
Puede ser que nuestro procesamiento sea más lento, ya que tenemos que esforzarnos más para escuchar, entender y luego responder correctamente. Algunas veces hay información que no nos llega y es bueno que la gente entienda que es normal: el motivo puede ser ruido externo, desconcentración u otro”.
Camila Becerra: “Depende de la situación. Si ésta se refiere al tránsito por la calle, primero se tiene que presentar y preguntarme si necesito apoyo o ayuda. Dependiendo de mi respuesta, y si acepto, hay que posicionar el cuerpo con la técnica guía vidente (aquí hay un ejemplo) para poder ayudarme”.
Catalina Lagos: “Me gustaría que nos trataran como una persona más. Por ejemplo, si quiero salir, tener la libertad de decir decir ‘ya voy y vuelvo luego’, sin tener que embarrarle el panorama a otro para que me lleve o me cuide”.
Isabel Potin: “En general los que me rodean saben cómo tratarme, aunque algunas veces se les pueda olvidar sin querer, pero suele haber preocupación. Me gustaría que nos trataran como uno más de esta sociedad y generar en las personas más información sobre nosotros, para así romper con los prejuicios. Y nosotros también tenemos que educar a la sociedad: tiene que ser un trabajo en conjunto”.
Camila Becerra: “Me gustaría que me trataran como a cualquier persona, pero siempre con el respeto que se merecen todos. Sobre lo que falta, chuta, es difícil, porque en realidad falta mucho para que lleguemos a una debida integración, sin mencionar la inclusión”.