*Mañana empiezan los Cabildos Provinciales. Revisa dónde se realizarán haciendo click aquí*
¿Sabías que la presente Constitución de Chile ha experimentado nueve grandes reformas desde su publicación en el 1980? En los años 1989, 1991, 1994, 1997, 1999, 2000, 2001, 2003, 2005 nuestra máxima ley ha recibido una serie de cambios, aunque los más importantes se realizaron en la última oportunidad durante el gobierno de Ricardo Lagos. Ahí se redujo la duración del mandato presidencial de seis a cuatro años y se eliminó la figura de los senadores designados y vitalicios, entre otras cosas.
Pero durante los últimos años tomó fuerza la idea que la Constitución que tenemos no se hace cargo de una serie de elementos de la sociedad actual: el concepto de familia, algunos derechos de las personas, la organización del Estado, etc. Además, se cuestiona que su origen provenga de la dictadura (ya que, como mencionamos, fue publicada en el 1980).
Por otra parte, hay quienes piensan que cambiar la Constitución en su totalidad no es algo necesario. De hecho, algunos consideran que podría ser incluso negativo, argumentando que las democracias más avanzadas no están inclinadas a refundar sus constituciones, sino que más bien están a favor de realizar reformas a la ya existente. Todo esto también a propósito de la certeza jurídica que entregaría una legislación que muestre menos señales de variación a través del tiempo.
Sea cual sea el caso, es un hecho que el Proceso Constituyente para ver qué hacer con la máxima ley del Estado ya está instaladísimo. Y se espera que para el 2017 la presidenta Bachelet envíe al Congreso una propuesta constitucional para hacer las modificaciones que considere necesarias.
Para esto, se sortearán una serie de etapas, como la de educación cívica que ya finalizó (consistía en instancias para preparar e informar a la ciudadanía sobre este proceso). Ahora nos encontramos en la fase de participación ciudadana, que se trata de una serie de diálogos para debatir sobre lo que consideramos importante para esta discusión. Después viene todo el proceso legislativo, el que culminará con un plebiscito ciudadano en donde se ratificará o rechazará la propuesta final.
Y si bien desde algunos sectores ha surgido la idea de restarse de este proceso, otros creen que esto podría entregar una mala señal, aludiendo a la importancia de organizar un buen diálogo cuando hay posturas en conflicto y a que siempre hay que estar abierto al debate y a discutir respecto del tipo de país que queremos construir.
Al menos eso cree Hernán Larraín Matte, cientista político y miembro del Consejo Ciudadano de Observadores del Proceso Constituyente, entidad encargada de resguardar la neutralidad de la iniciativa. “Es fundamental hoy día participar. Hay que comprender que el proceso constituyente es un hecho político, una realidad instalada y que entrega básicamente dos opciones: participar y defender las ideas propias o renunciar al debate y quedar fuera de la cancha renunciando a un espacio de influencia”, sostiene.
El asunto es que desde algunos sectores de la oposición se ha argumentado que “la cancha está dispareja”, ya que es el Gobierno el que está llevando adelante este proceso y estaría favoreciendo su postura en torno al tema, en desmedro de las otras opiniones que pudieran surgir. Eso sí, Hernán asegura que el tema se ha llevado con neutralidad, por lo que la cancha no estaría realmente dispareja. Y es que, a pesar de ser de la oposición (es miembro de Evópoli), cree que el Consejo ha sido capaz de garantizar la neutralidad de la iniciativa.
“La información que tenemos hasta ahora de los niveles de participación, es que son pocas las personas que están participando. Si aquí hubieran grados de manipulación importantes, entonces habrían muchas personas participando en un sólo sentido político y eso no está ocurriendo”, fundamenta.
También destaca que el Gobierno ha acatado todas las resoluciones provenientes del Consejo en cuanto al fondo y la metodología para llevar a cabo el Proceso Constituyente. Además, resalta que la identidad de observación no ha sido una monedita de oro: “desde la izquierda nos dicen que el Consejo ha superado sus atribuciones y la derecha dice que tiene pocas. Ese conflicto de alguna manera es bien gráfico en torno al rol que ha ido teniendo el Consejo”.
Desde el 23 de abril comenzó la etapa participativa de esta instancia. La idea de esto es que la gente mayor de 14 años se haga parte de la discusión y dé a conocer sus posturas y opiniones en torno a tres temas: valores y principios; derechos, deberes y responsabilidades; e instituciones del Estado que consideran importantes y creen que la Constitución debiera contemplar.
Por cierto, esta etapa se dividirá en cuatro mecanismos. Podrás participar de todos ellos, pero sólo una vez por tipo de encuentro.
Eso sí, la masividad de este tipo de eventos de participación representan un desafío, sobre todo debido a la dificultad de poder moderar discusiones de esta índole, en donde pueden haber una enorme cantidad de posturas muy heterogéneas. Sobre eso, Hernán comenta que “obviamente es difícil, pero tenemos que empezar y acostumbrarnos a que la participación es cada día más importante para que la ciudadanía sea parte de la comunidad política y tenemos que empezar a probar y a aprender”.