La basura es un enorme y sucio problema. Y aunque deshacerse de ella es una de las tareas más antiguas de un municipio, pocos se imaginan lo complicado que sigue siendo hoy en día. Sobre todo para una comuna como Santiago, la que más ha crecido los últimos años en términos absolutos y donde, durante el día, se suma una población flotante (de visita) que duplica el número de sus residentes, producto del comercio y las oficinas, dejándolos hasta el cuello de basura.
Solo el 2015, fue tanta la basura que retiraron (185.000 toneladas), que podrían haberse armado dos cerros Santa Lucía completos con ella. ¡Dos! ¿Cómo están enfrentando este problema?
El año pasado se pararon a pensar la forma de resolverlo, buscando la manera más inteligente de hacerlo y aprovechando también las herramientas tecnológicas disponibles, para dejar de hacer mal un trabajo que lleva más de 200 años con problemas.
"Es primera vez que hay un arquitecto, una periodista, una socióloga (en el equipo de aseo), porque hemos entendido que este problema ya no es un problema logístico de transporte de especies, es un problema ciudadano de relación con la comuna, de cómo entendemos esa complejidad", explica Mauricio Valenzuela, Director de Aseo de Santiago.
El arquitecto dio a conocer, en el Taller de Buenas Prácticas Municipales de Gestión Municipal UC-Bci, cómo están trabajando en la comuna de Santiago para pasar de un servicio de recolección de basura hacia uno de gestión integral de residuos sólidos. Para eso había que modernizar la logística del aseo y la limpieza de la comuna, buscando mejores estándares de desempeño. ¿Su técnica para lograrlo?
Analizar a fondo y en detalle el problema, levantar información, para luego aplicar soluciones al estilo "Smart City", ciudad inteligente, donde la tecnología se pone al servicio de las necesidades de los vecinos, buscando soluciones novedosas.
"Estas cosas no solo hay que pensarlas bien, hay que hacerlas bien, constante y todos los días. No basta hacerla bien una sola vez, hay que hacerlo los 365 días y no equivocarse nunca, porque cada vez que uno se equivoca, las redes sociales te lo recuerdan", advierte Valenzuela.
Uno simplemente bota un papel al basurero y no supo más, más aún si vivimos en un edificio, pero lo que hay detrás es mucho más complejo. Recoger, juntar, cargar, trasladar, ¿a qué hora? ¿con qué frecuencia? ¿con cuánto personal? ¿para llevarlo a dónde?
Luego de analizar hasta la médula el problema, desde entender el perfil de las personas que están en la comuna, hasta identificar las zonas de mayor flujo de personas, entre muchas otras cosas, en el municipio diseñaron una estrategia para hacer más inteligente la recolección de basura y la implementaron el 2015. En esto se tradujo:
Los propios camiones de la municipalidad ya eran muy antiguos, algunos no cabían bien en las calles, incluso las destruían a diario, haciéndole un flaco favor a la comuna, ya que el servicio no lo hace otra empresa, sino el municipio mismo. Para acabar con esto compraron una nueva flota de camiones, más pequeños, que pudieran transitar sin problemas, más eficientes, menos ruidosos y con menor impacto ambiental.
Los nuevos camiones, con menor capacidad, obligaron a rediseñar todos los recorridos, buscando una mayor eficiencia y la disminución del impacto territorial, o sea, de las molestias a los vecinos. Junto con esto, se integró un sistema comunitario, donde las personas pueden seguir en la web a su camión recolector, mientras en el municipio monitorean también qué está haciendo cada camión.
¿Bolsa o contenedor? ¿Dónde meter tanta basura? Mediante una consulta ciudadana, llegaron a la conclusión de que las personas preferían grandes contenedores de basura, en lugar de los tarros de basura habituales; algo conveniente también para los basureros y su salud física, pues las bolsas grandes pueden pesar más de 100 Kg., mientras es el camión mismo el que levanta el contenedor. Eso autoriza a la municipalidad a instalarlos, pensando dónde tendrían menos impacto, ya que son grandes y evidentemente nadie quiere tenerlos cerca. Para mitigar esto, realizaron una estrategia de difusión, los "humanizaron", para que los vecinos supieran que esto era parte de un plan de mejoramiento.
No todo es tan simple como parece. Los contenedores no pueden ponerse en todas partes, menos en los lugares con alto transito durante el día, y por eso hay que apoyarlos con los clásicos basureros pequeños. Antes, en Santiago solo era posible encontrar papeleros en los paseos, lo que creaba un incentivo perverso a tirar la basura a la calle, por lo que decidieron llenar la comuna de ellos, instalándolos con una frecuencia que depende de la cantidad de personas que pasan al día por el lugar. Identificando distintas zonas, instalaron estos papeleros cada 80 metros, cada 60, o cada 20 en otras zonas, según fuera necesario.
No se podían hacer los ciegos, un plan de basura en el siglo XXI no puede ignorar la importancia del reciclaje. Para esto hicieron una encuesta: ¿Usted prefiere retiro por separado o tener más Puntos Limpios? Adivinen cuál fue la respuesta. Retiro por separado.
Para comenzar, pensaron en una separación global, no específica de origen, es decir, sólo separarán lo que es basura de lo que es reciclable y todos esos materiales se los llevará una empresa que luego los separará por tipo en una planta especializada. Un plan que van a partir implementando en una zona, con 17 mil hogares.
Reordenaron la manera de limpiar, jerarquizando las calles. Antes barrían de manera pareja en todas partes, pero con el conteo de los flujos peatonales, considerando que hay sectores por donde pasan 18 mil personas por hora, pudieron priorizar las zonas de limpieza.
La basura no nace sola, la suciedad tampoco, la hacemos nosotros. Por eso integraron una campaña comunicacional para activar a la comunidad, explicándoles cara a cara el nuevo funcionamiento para que las personas entendieran el nuevo proyecto, invitando a cuidar las calles y visibilizando los malos comportamientos que afectan la limpieza, como orinar, tirar basura y dejar sofás y colchones en la vía pública.
¿Solucionó este plan todo el problema? Evidentemente no, pero se ha avanzado mucho. Todavía quedan desafíos pendientes como masificar el reciclaje o generar nuevas campañas de concientización, por ejemplo. Otro de ellos es qué hacer con la basura en lugares del centro histórico, cómo manipularla, cómo acumularla. Para eso están siendo asesorados por una comisión de París, cuenta Mauricio, donde probablemente la solución sea utilizar una especie de alcantarillado especial para la basura y así recogerla de manera neumática; lo que parece ser la mejor solución para lugares que producen mucha basura, pero donde no se pueden instalar grandes contenedores.