Esta semana publicamos un artículo con fotos impresionantes del universo, donde se podía apreciar la majestuosidad de éste, los colores, las formas y los brillos. Pero lo más sorprendente de esas imágenes, es que fueron todas tomadas en nuestro país, es decir, sólo eran posibles de obtener mirando a través de nuestros cielos.
Los científicos alrededor del mundo están más que al tanto de esto. Existe más de una docena de bases astronómicas en Chile, lo que representa un 50% de la observación astronómica del mundo. Y según dijo en diciembre del año pasado el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier, para el año 2020 el país llegará a representar hasta un 70% la observación astronómica del mundo.
Específicamente, esto se ha desarrollado en el norte del país, tanto el Norte Grande como el Norte Chico. Considerado el mejor sitio en el mundo para contemplar el cielo y el universo, el desierto de Atacama cuenta con condiciones climáticas favorables para el fin de los científicos; poca humedad (cielos despejados), altura, planicies y muy pocos asentamientos humanos (que traen consigo contaminación).
Es por esto, que para la comunidad de astrónomos del mundo es de suma importancia constituir que Chile presenta lugares con características excepcionales para la observación del firmamento, de modo de poder protegerlos para seguir estudiando la inmensidad del universo.
Es así como en agosto de 2015 la Unión Astronómica Internacional y la Asociación Internacional de Cielos Oscuros (IDA) dijo que la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA), que está en el Valle de Elqui, sería el primer Santuario Internacional de Cielos Oscuros en el mundo.
Esto, como parte del proyecto Ventanas al Universo de la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que busca proteger eso tan sagrado para los astrónomos: el cielo.
Ese fue solo el primer paso, porque en diciembre del mismo año se comenzaron los estudios y recopilación de información para postular ante la UNESCO a los cielos chilenos para que se conviertan en Patrimonio de la Humanidad.
Tal como lo dijimos sutilmente arriba, la contaminación lumínica puede ser fatal para el estudio del universo. Las ciudades generan grandes cantidades de luz artificial que dificultan bastante este trabajo. Es cosa de intentar ver más de 3 estrellas en el cielo de Santiago.
En esta misma línea, antes de que los astrónomos del mundo decidieran jugársela por el cielo chileno, las autoridades del país tomaron medidas preventivas. En 2012 la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile (OPCC) puso una normativa lumínica que regula los niveles de iluminación de las ciudades que se encuentran cerca de los observatorios.
La normativa también regula las emisiones de luz que pueden tener efecto en el cielo; es así como establece que el alumbrado público la luz debe estar dirigida hacia abajo, de forma que nada de luz o el mínimo, apunte al cielo.
Pero aún así, el cielo y los observatorios están en constante peligro a causa de la contaminación lumínica.
El ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier, recalcó en diciembre del año pasado que "este patrimonio natural es una gran oportunidad para el país, pero al mismo tiempo Chile debe asumir responsabilidades para la protección de estas ventanas del universo", y que como ministerio asumían un liderazgo en la materia, además de "impulsar la declaratoria como Patrimonio de la Humanidad".
"Desde 2008 hemos trabajado con la Unesco para tratar de reconocer y proteger los sitios relacionados a la astronomía y todo tipo de ciencia, desde los pictogramas hasta los cielos. Bajo nuestra perspectiva, nos interesa preservar los cielos oscuros para que tanto la gente en sus ciudades como los astrónomos puedan apreciar las estrellas", dijo el astrónomo británico y académico de la universidad de Leicester, Clive Ruggles, en diciembre del año pasado.
Aunque no se sabe con exactitud la fecha, en los próximos meses diversas organizaciones de astrónomos en el mundo presentarán dichos antecedentes que están trabajando desde hace más de siete años a la UNESCO.
Sin embargo, según dijo el director de AURA en Chile, Chris Smith, a El Tiempo, no es tan fácil lograr este reconocimiento, porque la Unesco no reconocería cielos como patrimonio "así que será un territorio físico que tendremos que definir", explicó.
Y no solo eso, según Smith, antes de cualquier reconocimiento universal, los observatorios chilenos deben proponer que el Gobierno proclame como Patrimonio Nacional los cielos chilenos.
Pero a pesar de esto, los trámites ya están andando y luego de que la comunidad internacional de astrónomos presente los documentos, se espera que en tres a cinco años, la Unesco declare como Patrimonio de la Humanidad nuestro firmamento.