La presidenta Michelle Bachelet anunció anoche en cadena nacional las etapas que se deberán concretar para reemplazar la actual Constitución, informando además, que será responsabilidad del nuevo Parlamento que asume en 2018 el decidir, el mecanismo preciso a utilizar para elaborar la nueva constitución, los que pueden ser:
- Comisión Bicameral: compuesta exclusivamente por un grupo representante de los senadores y diputados en ejercicio tras las elecciones parlamentarias.
- Convención Constituyente: es una comisión mixta que incluye a representantes de la sociedad civil y a parlamentarios. Los representantes de la sociedad civil corresponden a académicos y expertos, escogidos por un método no directamente representativo.
- Asamblea Constituyente: es una especie de “tercera cámara” en el Congreso creada exclusivamente para elaborar la nueva Constitución, e integrada por representantes electos por la ciudadanía para este fin. Es decir, sin nombramientos. (Puedes ver una explicación detallada de cómo funciona una Asamblea Constituyente en este artículo que hicimos anteriormente).
- Plebiscito: En el caso de que el Congreso así lo decida o no llegue a consenso sobre qué mecanismo se empleará en la discusión de la Nueva Carta Fundamental, se llevará a cabo un plebiscito para que la ciudadanía decida entre las tres opciones anteriores.
Pero antes de decidir qué mecanismo utilizar, el actual Congreso deberá votar a favor o en contra, por un quórum mínimo de 2/3, su aprobación para que el siguiente Congreso pueda definir el mecanismo a seguir.
Además, es necesario que la ciudadanía entienda y participe del proceso previo que deberá seguir el país durante los próximos meses, para ir definiendo los temas y enfoques que tendría esa nueva constitución, cronograma al que ayer se refirió la mandataria, en el que la participación ciudadana es uno de los factores principales.
"Chile necesita una nueva y mejor Constitución, nacida en democracia y que exprese la voluntad popular. Una legítima y respetada por todos, que la conviertan en un motor de unidad nacional", dijo en su discurso la Presidenta, agregando que la participación de todos los chilenos es fundamental “porque una Constitución es la madre de las leyes de un país; es la que define los valores que nos rigen; lo que nos une como nación; el carácter de nuestra democracia; las reglas básicas de nuestra convivencia política y la que crea las bases jurídicas para hacer posible el progreso”.
1. Educación Cívica y Constitucional:
De octubre 2015 a marzo 2016, se llevarán a cabo distintas instancias de formación cívica para preparar e informar a la ciudadanía sobre este proceso. Según afirma el gobierno, en esta etapa se entregarán las herramientas necesarias para que los chilenos y chilenas participen informados en la creación de las Bases Ciudadanas para una Nueva Constitución.
2. Diálogos ciudadanos libres, transparentes, sin presiones:
Entre marzo y octubre del 2016, se generarán tres tipos de diálogos: comunales, provinciales y regionales; con el fin de recoger todas las voces que conforman la diversidad de Chile, a través de cabildos ciudadanos. Luego, el resultado de estos diálogos, será un documento consolidado con las Bases Ciudadanas para la Nueva Constitución que será entregado a la Presidenta.
El proceso ciudadano será monitoreado por un consejo ciudadano de observadores, el que será oficializado en las próximas semanas y será integrado por ciudadanos de reconocido prestigio, nombrados por la propia Presidenta. Su función será dar garantías de los procesos de transparencia de esta etapa de trabajo.
3. Entrega de las Bases Ciudadanas para la Nueva Constitución a la Presidenta:
El segundo semestre del 2016, con las Bases Ciudadanas en mano, la Presidenta dará forma a un proyecto de Nueva Constitución que recogería "lo mejor de la tradición constitucional chilena", y que reconocería las obligaciones jurídicas que Chile ha contraído con el mundo.
4. Reforma Constitucional para una Nueva Constitución:
Para que el Proceso Constituyente sea posible, es necesaria una reforma a la actual Constitución que establezca un procedimiento de reemplazo constitucional. Aquí es donde los actuales parlamentarios habilitarán al nuevo Parlamento (que entrará en funciones el 2018) para que establezca un procedimiento de reemplazo constitucional. Para permitir esta modificación, el cambio debe contar con un quórum de 2/3.
5. Envío de propuesta de Nueva Constitución:
El segundo semestre del 2017, la Presidenta enviará al Congreso el proyecto de la Nueva Constitución.
6. Discusión y Aprobación de la Nueva Constitución:
Corresponderá al Congreso elegido el 2017 y que entrará en funciones el 2018, tomar la decisión sobre el mecanismo constituyente y discutir el proyecto de Nueva Constitución.
En otras palabras, este congreso decidirá entre una de las 4 alternativas de mecanismo de discusión del proyecto: Comisión Bicameral, Convención Constituyente, Asamblea Constituyente o Plebiscito; tema que quedará zanjado en una votación con un quórum mínimo de 3/5 del Congreso.
Por cierto, este nuevo Congreso sería escogido con un nuevo sistema electoral, nueva ley de partidos políticos y una nueva ley de financiamiento electoral –asumiendo que prosperen– lo que, en teoría, otorgarían mayor legitimidad, transparencia y representatividad a ese nuevo Congreso, en comparación con el que tenemos actualmente.
7. Plebiscito de ratificación:
Una vez debatido y aprobado el proyecto de Nueva Constitución (con sus modificaciones correspondientes de ser necesario), la ciudadanía será convocada a un plebiscito para aprobar o rechazar dicha propuesta.
Gran parte del oficialismo se manifestó conforme a la decisión de la Presidenta de dejar en manos del Congreso actual y futuro el camino a seguir para formular la Nueva Constitución.
Jaime Quintana, presidente del PPD dijo a La Tercera “que quede para el próximo Congreso es consistente con la magnitud de los cambios impulsados en la actualidad y con que la nueva Constitución sea producto de una participación amplia y un diálogo extendido”; opinión compartida por el presidente del Senado, Patricio Walker, quien dijo que “me parece legítimo que sea el próximo parlamento el que defina el marco”.
La oposición, en cambio, se manifestó contraria. El presidente de RN, Cristián Monckeberg, comentó que “ningún país aguanta seis años o más debatiendo sobre una nueva Constitución”; y Hernán Larraín, presidente de la UDI agregó que “el malestar ciudadano no se resuelve con un cambio constitucional”.
El factor clave ahora, entonces, es que el actual Congreso decida por dos tercios si permitir o bloquear el paso a este proceso constituyente y de eso depende lo que sigue después. Por ende, como dijo anoche en CNN el abogado constitucionalista Fernando Atria “esta es una estrategia que se expone a ser neutralizada por las mismas trampas constitucionales que han neutralizado todas las transformaciones hasta ahora. Soy escéptico que 2/3 del Congreso esté de acuerdo”.
Misma opinión tiene el cientista político Patricio Navia, quién considera que “el anuncio fue bastante pobre. La Presidenta anunció una instancia de participación sin ningún poder resolutivo (...) está anunciando un proceso de reforma constitucional, no una nueva Constitución (...) el próximo Presidente podrá echar a la basura la hoja de ruta que hoy anunció Bachelet”.
Desde el oficialismo explicaron que Bachelet no podía proponer un quórum menos exigente, ya que podría declararse inconstitucional y que con los 2/3 se está conociendo el derecho de la minoría que tiene el poder de veto.
Por su parte también, Guillermo Teillier, presidente del PC, dijo que “Hay una desconfianza ciudadana que tal vez la Presidenta recoge. O quizás piensa que es mucho mejor un Parlamento elegido con sistema proporcional, y que va a elegirse a través de una confrontación en la cual va a estar el cambio de Constitución de por medio. Así, la ciudadanía tendrá más elementos de por qué candidatos votar”.
Respecto a la posibilidad de que el oficialismo y/o los partidarios de cambiar la Constitución no consigan la mayoría (2/3), Fernando Atria dijo que “Así funciona la democracia, no mediante vetos, trampas ni cerrojos. Porque en los hechos, la próxima elección parlamentaria y presidencial va a tener como tema principalísimo la nueva Constitución”; opinión que comparte también su colega Patricio Zapata, quien agregó que “hacer una nueva Constitución no puede ser una tarea que realice un partido o simplemente un gobierno, tiene que ser una tarea de Estado. Efectivamente, los dos tercios son difíciles, pero están ahí, y no porque a uno le disguste uno puede suprimirlos mentalmente”.