Hoy en día existen cientos de fundaciones de ayuda social que buscan mejorar la calidad de vida de quienes no tienen los recursos suficientes para hacerlo por sí mismos. Para financiar su funcionamiento, en su mayoría son dependientes de colectas o donaciones de distinta índole, y para hacer cundir los escasos fondos que se logran reunir, habitualmente se recurre a voluntarios, como mano de obra para llevar adelante los proyectos.
Según datos de la Encuesta Nacional de Voluntariado 2015, desarrollada por la Fundación Trascender en conjunto con GFK Adimark, hoy de las personas que no donan en su mayoría se abstienen porque no confían en las instituciones ni en las personas que piden dinero. Esta causal anota un incremento que se viene dando desde 2012, cuando sólo un 12% declaraba desconfiar, mientras que hoy un 36% lo hace, superando por primera vez la causal "no tengo dinero".
Pareciera ser entonces que hay una crisis, porque los chilenos ya no confían como antes ni en las personas ni en las instituciones, ni siquiera si son benéficas. Pero ¿qué provocó tal baja en la confianza? La Directora de Fundación Trascender, Consuelo Alvear, explicó a El Definido que "hoy no solo se desconfía de los políticos, del Gobierno y de las empresas, sino también de fundaciones y organizaciones sociales que trabajan por una causa noble y solidaria".
Esto se debería, según dice Alvear, a que vivimos en una sociedad individualista, que hace difícil para los chilenos creer o confiar en grupos de personas que trabajen desinteresadamente, de forma voluntaria y solidaria. Es posible suponer que dicha percepción se ha visto atizada, estos últimos años, por los escándalos que han rodeado a la actividad política, empresarial y eclesiástica y que han levantado un manto de duda sobre todo tipo de organizaciones que tradicionalmente eran muy respetadas. ¿Pero es eso el fin de la película? ¿No hay nada que las organizaciones solidarias puedan hacer para mejorar la situación?
Sin embargo, desde los mismos voluntarios hay una opinión que se repite: falta que las instituciones transparenten más la información de lo que hacen.
Daniela Rousseau es estudiante de quinto año de la Universidad del Desarrollo, ella estuvo de 2012 a 2014 realizando trabajos voluntarios y recuerda que siempre fue difícil el tema de la colecta y donaciones. En Trabajos Voluntarios UDD tienen dos temporadas; invierno y verano, donde en cada una construyen un total de 10 casas para personas que no tienen.
"Cuando las personas no conocen la causa, es bien difícil que se pongan la camiseta, uno tiene que darse el tiempo de explicarles y contarles qué es lo que uno hace, porque no te ayudan de buenas a primeras", explica Daniela, quien además opina que el problema de la desconfianza es que está todo metido en un mismo saco, refiriéndose a escándalos protagonizados en el último tiempo por parte de políticos, Iglesia y empresas. "Hay una desconfianza a las instituciones generalizada, pero también es parte de la desinformación", dice.
Por otro lado, el voluntario profesional permanente de fundación Trascender y que hoy coopera con la Corporación Moviliza, dedicada a ayudar a personas en situación de calle, Gerardo Sepúlveda, explica esta desconfianza por la falta de información proveniente desde las mismas instituciones.
"Hay que establecer controles claros desde que se recibe el dinero, qué se hace con el dinero, respaldos de los dineros usados, y luego informarle a las personas que donaron, decirles todo en lo que se usó el dinero", propone Gerardo. Además, cuenta que no hay una estructura organizacional que permita validar qué se hace con los recursos, pero que si eso se llega a lograr, generará más confianza, porque el trabajo y la ayuda sí se realiza, solo falta que las personas puedan verlo.
Esto se condice con datos concluidos de la encuesta, donde un 62% de las personas que donan, asegura desconocer las obras que se realizan con su donación. Entonces, parece haber una clara necesidad de transparentar e informar mejor sobre las obras de las instituciones.
Pero oigan, no todo es malo. A pesar de lo anterior, seguimos siendo un Chile solidario. Esto porque solo un pequeño 8% dice no donar nada, mientras que el otro 92% da dinero de alguna y otra forma, aunque en la mayoría de los casos de manera esporádica, como cediendo el vuelto del supermercado o farmacia (65%); donando directamente a personas en la calle (36%) o donando a su Iglesia (22%). Sólo un 15% de los encuestados realiza donaciones permanentes como socio de una institución de caridad. En todo caso, hemos aumentado el monto promedio de las donaciones; si en 2011 la cifra promedio donada era de $ 2.756 mensuales, este año llegó a $ 4.160, aunque anotando una leve baja respecto al año pasado ($ 4.373)
En esta misma línea, un 72% de los encuestados considera que Chile es un país solidario y un 71% está consciente que "solamente donar dinero no es ser solidario". Pese a esta conciencia, solo un 11% realiza voluntariados y quienes no lo hacen, señalan principalmente que es por falta de tiempo (51%) o por falta de interés (22%).
He aquí la contradicción fundamental: sabemos que donar no basta, pero no nos motivamos a involucrarnos personalmente en las causas solidarias.
¿Qué falta para motivarnos? Daniela cuenta que su motivación tuvo que ver con un crecimiento personal y que si las personas se dieran el tiempo de descubrir lo bien que se siente aportar con "tu granito de arena para ayudar a la sociedad" podrían entender que las causas sí funcionan, porque hay algo muy fuerte que las mueve; la ayuda desinteresada cambia la vida y realidad de las personas.
"Hay más personas en el mundo que no han tenido la misma suerte que yo, y yo puedo hacer algo por ellos que es súper real y súper tangible. Quizás no voy a erradicar la pobreza del país, pero sí puedo ayudarle a las 3 familias que me tocó construirles un hogar y a ellos les cambia la vida", dice.
De hecho, según la encuesta de Fundación Trascender y GFK Admiark, las personas que realizan voluntariados donan, en promedio, 57% más que las que no lo hacen. Además, prácticamente tres cuartos de las personas que realizan voluntariados, lo consideran la manera más efectiva de hacernos un país más solidario, integrado socialmente y con más participación ciudadana. Incluso, más la mitad de los voluntarios también considera esta actividad como clave para alcanzar el desarrollo y terminar con las desigualdades.
Consuelo Alvear, directora de fundación Trascender, señala que ser voluntario, especialmente voluntario profesional (es decir, ofrecer ad honorem la expertis de la propia profesión) "aporta a democratizar el conocimiento, transmitir capital humano a la sociedad. Favorece a que las personas tengan instancias de inclusión e integración, en donde se compartan buenas prácticas y se genere un impacto sustentable, que no solo sirve para 'ayudar a alguien' sino que al mismo tiempo genera crecimiento y una visión de mundo más amplia e inclusiva".
Si eres de las personas que no confían mucho en estas causas, te invitamos a que te informes de las ellas y/o instituciones a las cuales quieras donar. La desinformación muchas veces puede afectar al momento de querer hacer un gesto solidario, así como explica Daniela quien invita a "darse el tiempo de informarse, porque el número de voluntarios en Chile es súper bajo", lo que no se condice con nuestra auto imagen de "país solidario".
Estamos en todo nuestro derecho de preguntar por la causa que nos piden cooperar, pero también depende de nosotros poner atención y escuchar. Saber de las instituciones y sus proyectos sociales es muy importante para generar confianza. En este artículo, de hecho, te recomendamos una serie de buenas prácticas para ser un "altruista efectivo", para asegurarte de que tu dinero y tus esfuerzos vayan a dar donde realmente se necesitan y donde más impacto puedan tener.
"Es un trabajo en conjunto; los voluntarios tienen que representar bien a sus instituciones pero las instituciones también tienen que hacer un mea culpa y decir: ¿bueno, porqué no están confiando en nosotros? y ser más transparentes, es una buena opción", concluye Daniela.