Todos nos vemos enfrentados a esta situación en algún momento: o la ropa queda chica, o ya no gusta, o fue tal el grado de favoritismo o necesidad que hubo en su uso, que quedó más parecida a un trapo de cocina, que a esa polera regalona de los Ramones. Por su parte, hay una gran masa de personas que no cuenta con los ingresos para vestir a sus familiares con prendas en buen estado, y que podría dar muy buen uso a esa ropa que se va al basurero.
Felipe Cortés, diseñador gráfico, tuvo una buena idea para generar un puente entre quienes quieren regalar su ropa, y quienes quieren volver a utilizarla. Cuando ocurrió el incendio en Valparaíso el 2013, se percató de que la gente en vez de donar prendas para ayudar a las víctimas, se deshacía de lo que tenía en mal estado, contribuyendo en mucho menor grado a la necesidad existente. Por eso, desde La Serena, creó Arropa Chile.
El proyecto sin fines de lucro y ganador de una serie de premios desde su creación (Acción Joven, Jump Chile, CORFO), consta de cinco etapas para hacerse cargo del problema de la ropa en desuso y de la falta de cultura que hay en materia de reciclaje textil, que ni el Ministerio del Medio Ambiente a través de sus manuales, ni los Municipios desde sus puntos limpios, abordan desde algún punto:
1. Recepción domiciliaria
Consiste en una ruta trazada en la ciudad, la que es recorrida por los voluntarios, recibiendo ropa en desuso desde las casas de los usuarios, entregando así un servicio confiable y personalizado, además de un punto fijo de recepción de donaciones.
2. Clasificación
En el centro de acopio designado por el Municipio local, se separa la ropa en buen y mal estado, seleccionando, clasificando y "sanitizando" la ropa en buen estado que se destina a donación, mientras que la ropa en mal estado se apartará para upcycling (reutilización creativa) y reciclaje.
3. Tienda Móvil
En esta etapa se lleva a terreno la tienda móvil para donar la ropa en buen estado a beneficiarios de zonas vulnerables designados en conjunto entre el Municipio local y Arropa Chile, de manera digna, creativa e innoavora.
4. Talleres de Upcycling
Acá un grupo de mentoras desarrollan talleres a algunas jefas de hogar beneficiarias, para que a través de los insumos generados de la ropa en desuso en mal estado, logren generar nuevos productos para ser comercializados, ayudándolas a generar una fuente de ingresos para sus hogares, entregándoles herramientas concretas que fomenten el micro emprendimiento y la superación de la pobreza, más allá del asistencialismo.
5. Comercialización
Arropa Chile cierra el ciclo cuando le da salida comercial a los productos co-creados por las beneficiarias jefas de hogar, productos de upcycling, exclusivos y socio-sustentables. Para esto sostiene convenios con distintas tiendas de La Serena y algunas de Santiago, a las que les envía los productos.
Para Felipe Cortés, su proyecto genera un triple impacto. El primero es social, ya que dignifica de manera creativa las donaciones de ropa a quienes más lo necesitan, el segundo medioambiental, ayudando a la gestión de residual de fibras textiles y por último económico, donde ayuda a crear micro emprendimientos en los estratos más vulnerables de la sociedad, mediante la transferencia de conocimientos y herramientas, un tema no menor considerando que Chile ocupa el sexto puesto con menor participación laboral femenina en los países de la OCDE, teniendo entre un 47 y 48% de mujeres laboralmente activas.
Si bien actualmente Arropa Chile solo cubre las áreas rurales y urbanas cercanas a La Serena, municipios con los cuales sostiene acuerdos de cooperación, hace poco se atribuyó un fondo de la Escuela de Innovación Social de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el que le permitirá recibir financiamiento del instrumento SSAF-S (Capital semilla de asignación flexible para emprendimientos sociales), con lo que pretende llegar a otras municipalidades de la Región de Coquimbo, así como de Concepción, Viña del Mar y Antofagasta.