Daniel Nieto llevaba 25 años criando salmones. En su calidad de médico veterinario, se dedicaba a la acuicultura en materias de producción, investigación y desarrollo en la industria de este pez autóctono, que concentra sobre 95% de las exportaciones de acuicultura. Con las ganas de hacer algo distinto, el programa de diversificación de la industria pesquera sobre la mesa, y textos sobre qué otros tipos de peces de podían hacer en Chile, se topó con la cobia.

La cobia es un pez de aguas cálidas, con una altísima tasa de crecimiento que le permite llegar a los 8 kilos en un año, muy por sobre lo que logra el salmón. Además, tiene un excelente factor de conversión (cuántos kilos de comida se necesitan para producir un kilo de pez) y es muy rico en omega 3, lo que lo hace muy atractivo para la salud de quien lo consume. Por último, y no menos importante para quien está tratando de abrir un negocio, su precio en el mercado es de la orden de los 25 a 30 dólares el kilo de filete, tres veces el valor del salmón, pues en el mundo se producen solo 40 mil toneladas de cobia al año, contra 2 millones de salmón. Todo lo anterior convenció a Nieto de que valía la pena intentar cultivarlas, por lo que se puso a buscar dónde ubicar a las cobias para su crianza, porque con las temperaturas del mar chileno, se morían.

Ahí fue cuando se encontró con la termoeléctrica de Mejillones, ubicada en la región de Antofagasta. Es sabido que las termoeléctricas son permanente fuente de polémica y rechazo por su impacto ambiental, pero donde muchos ven un problema, el médico veterinario vio una oportunidad. Según dijo en una entrevista a CNN, abordó el proyecto "sin paradigmas, sin mitos ni ideas preconcebidas". La central utiliza agua de mar para sus procesos, y la devuelve a una temperatura mayor. Así eran las aguas que él necesitaba y no dudó en pedir permiso para usarlas.

Finalmente, con la firma del convenio de colaboración entre la empresa generadora de energía, E-CL y las organizaciones del sector de la pesca artesanal de Mejillones, el 2012 se inauguraron las instalaciones de piscinas de cultivo de peces cobia, experiencia única en Chile y el mundo, que cuenta con resolución de la Subsecretaria de Pesca y el apoyo de Corfo para estudiar el comportamiento del pez y obtener la información base para escalar la iniciativa a un modelo de negocio que está siendo administrado por los distintos sindicatos de pescadores, buzos y mariscadores de Mejillones.

¿Cómo funciona el proceso?

Las termoeléctricas en general succionan agua del mar con unas bombas, la utilizan para enfriar sus maquinas (sin intervenirla) y luego devuelven el agua de mar, a una temperatura mayor. En el caso de Cobia del Desierto de Atacama SPA, sacan un poco del agua devuelta por la termoeléctrica, la meten en sus piscinas, pues utilizan piscicultura de recirculación. 

Al usar la técnica de recirculación, solo reemplazan un 2% del agua de las piscinas, con lo que se crea un ecosistema que, hasta el momento, ha funcionado perfecto, porque le da estabilidad al ambiente donde se crían los peces. Al ser un sistema cerrado, se minimiza cualquier posible impacto ambiental.

En el camino recorrido, no ha enfermedades ni terapias ni tratamientos. Ya tienen peces reproductores, peces en producción que van a cosechas pequeñas para sondeos de mercado y peces recién nacidos muy pequeños. 

Su objetivo para el 2015 es consolidarse y lograr que la cobia esté en la mayor cantidad de mercados y restaurantes posibles, especialmente el mercado gourmet. Según cuenta Nieto, es un pez de carne blanca y textura firme, muy sabroso, similar al congrio o la albacora, que funciona muy bien la parrilla, cebiche y también crudo, para el sushi y sashimi.

“Queremos entrar en el mundo gourmet con nuestro producto”, aclara Daniel Nieto, quien comenta que más allá de los precios de mercado y de las proyecciones del negocio, lo que lo tiene más contento es que está produciendo un alimento sostenible. Además, al emplear sistemas de recirculación, “nos aseguramos de que no tendremos escapes y, en cualquier caso, estos peces no pueden vivir en las frías aguas chilenas”, declara al sitio Aqua.cl.

A futuro se planea expandir la idea de diversas formas. “Existe la posibilidad cierta de ampliar este proyecto e incluso producir otras especies. Estamos evaluando las distintas opciones para replicar el modelo y hacer de este un negocio que potencie al gremio de pescadores local” señaló Lode Verdeyen, gerente general de E-CL.

¿Qué otros usos se le podría dar a esa agua cálida?