No estamos en tiempos electorales, pero sí en tiempos de crisis política. Según la última encuesta CEP, solo el 9% de los chilenos confía en el Congreso y el 60% no se identifica con ninguna de las tendencias políticas existentes. Por su parte, la Adimark de mayo arrojó la peor evaluación de la Presidenta Michelle Bachelet de sus dos mandatos, llegando a 29%, mientras que los desafectados con los conglomerados, medidos por la UDP, se han incrementado hasta el 33%. En este escenario, se da el espacio para nuevos liderazgos, movimientos y la pregunta sobre si existe el espacio para un centro político en Chile.
La semana pasada, Plural, el think tank ligado al movimiento Fuerza Pública, organizó un seminario con académicos, políticos y pensadores, titulado "Con la vista en el centro", donde se intentó responder si existía la posibilidad de formar un centro político en el Chile actual y bajo qué directrices debería regirse.
Un centro que se dedique a conciliar los pensamientos de izquierda y derecha, uno que tenga su propia ideología radical, liberal o progresista, o uno que funcione como la tercera vía que quiso ser la Democracia Cristiana (DC) cuando se fundó, son algunas de las alternativas que tendría un potencial centro político. Acá destacamos algunas de las propuestas dichas durante la jornada.
Los invitamos a votar en las frases rojas para identificar qué tipo de centro les gustaría a ustedes.
"Por ponerlo en nuestro lenguaje, la política es como un mercado que tiene poquísimos consumidores fidelizados y por lo tanto, hay espacio potencial para el centro, pero también para alguna nueva izquierda que no conozcamos, para una derecha más extrema quizá, regionalistas, proyectos identitarios de distinta índole, y por cierto, para proyectos personalistas. En ese sentido, a rio revuelto, ganancia de pescadores".
"Creo que es importante advertir las dos maneras de habitar el centro: un tercero como incluido o un tercero incluyente. El primero, separa las partes del conflicto y sirve para mediarlo, pero en sí mismo no tiene más identidad que la mera negación de esas visiones puramente unilaterales que están en los partidos. Ni capitalismo, ni socialismo, sino algo entremedio, sería un ejemplo de un tercero incluido. Es una praxis sin doctrina, un centro que simplemente negocia".
"En el debate político, el tercero incluyente se presenta habitualmente como un intento de tercera vía. Sea una posición que al contrario de la del centro, no está al medio de la derecha e izquierda, sino que pretende ir más allá de la una y de la otra. En la práctica, una tercera vía es una política de centro, pero idealmente esta se plantea no como una forma de compromiso entre dos extremos, sino como una superación contemporánea del uno y del otro y, por lo tanto, como una simultanea aceptación y supresión de estos".
"La pregunta no es solo si hay espacio, sino ¿qué tipo de centro le convendría a Chile? Creo que más que un centro a secas, lo que Chile necesita es un centro con apellido. Un centro con contenido ideológico distintivo. Hay más de una ideología que podría llenar ese contenido, por ejemplo la revigorización de un centro social cristiano, que se ha ido indiferenciando. El que me hace más sentido, es un centro liberal igualitario, la coordinación inteligente entre los valores tradicionalmente opuestos entre libertad e igualdad".
"El centro puede ser una cuestión de geometría si no está dotado de contenido. Hay espacio, siempre que se dote de contenido. El centro no es el intermedio. Está situado ahí, pero es cómo se construye una identidad, cómo se dote de contenido. En Chile el centro siempre se ha constituido como una alternativa de cambios sociales. Si a mí me preguntan qué es lo más fundamental de una identidad de centro, o qué debiera moverla, es la convicción profunda de que la democracia y la ampliación y perfeccionamiento de ella, son esenciales y no nos podemos mover nunca de aquello. Si bien tiene que estar lejos de soluciones oportunistas, también hay dilemas que es necesario plantearse: acá podemos pensar en el centro como camino propio o en el centro en la alianza con otros. Yo creo en las alianzas con otros, creo que en esta sociedad tan diversa, tan abierta, tan cambiante, el diálogo, el encontrar puntos en común, es mucho más fácil que antes. De alguna manera, hay valores, principios, ideas, que ya son una conquista de todos. Por ejemplo, la dignidad de la persona humana, la vigencia de los derechos humanos, la importancia de la institucionalidad democrática, el respeto a la autonomía de la persona, etc."
"Si uno piensa en la contraposición de Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, es obvio que no tiene nada que ver con la contraposición de Salvador Allende y Augusto Pinochet. El espacio para el centro se redujo, pero creo que estamos en un periodo donde se vuelve a abrir. Otra vez tenemos una izquierda que abandona el pragmatismo, en un obtuso programa de reformas socialistas y al otro lado tenemos esa derecha que no se decide a desprenderse de Jovino Novoa y Carlos Larraín".
"En una frase: un movimiento de centro liberal tiene más posibilidades de interpretar las aspiraciones de las grandes mayorías. Tiene la posibilidad de ser un movimiento con ideas, pero a la vez sin anteojeras ideológicas. Un conglomerado que se mueva por ideas, y no por el deseo de agradar a grupos de interés, tiene muchas más posibilidades de enfocarse al interés público. No debe ser dogmatico, el liberalismo tiene la gracia que atiende a la realidad, que se preocupa de qué funciona y qué no, qué es posible de impulsar en un momento y qué no lo es. Este centro liberal no debe ser una alternativa que busca obsesivamente un punto intermedio entre los extremos. Los liberales son pragmáticos, dialogantes, mucha veces están con la gradualidad, pero a veces son radicales, sin temor".
Joaquín Godoy, diputado y presidente de Amplitud
"El centro está en el mundo liberal. Tomamos dos directrices: los liberales no somos incompatibles con el pragmatismo, no somos incompatibles con el diálogo, ni con los resultados empíricos. Y la otra directriz, el objetivo no puede ser, ser moderado. Se habla mucho que el centro tiene que ser un espacio moderado, pero si el objetivo final fuera ser perseguidor de la moderación, podrías quedar en una situación donde te alejas mucho de tus principios, de tus ideas, y eso es algo que no estábamos dispuestos a hacer".
"La construcción de este centro liberal pragmático debe ir de la mano de pilares fundamentales: las personas en libertad puedan desarrollar sus propios proyectos personales, la gran gracia de la libertad es la diversidad, y una sociedad más diversa, es una sociedad más rica. Segundo, la profundización de la democracia. Si no enfrentamos ese desafío con fuerza, caemos en lo que cae hoy día la Alianza, votar en contra del binominal. En tercer lugar, es clave la libertad del emprendimiento y libertad económica, otro factor muy importante del progreso y crecimiento económico, debe ser parte de nuestra medula".
"Hay una teoría sicológica que nos hace pensar que: en periodos en que existe la posibilidad de regresión autoritaria, los electores se refugian en partidos moderados, que pueden garantizar el no retorno de los militares. Pero una vez que la democracia está consolidada, entonces la gente comienza a optar por opciones mucho más sinceras, y esas opciones, suelen ser más polarizadas".
"El centro tiene una historia y un contenido. Compartimos un diagnóstico sobre el pasado: orgullo sobre lo que hemos construido, el país de hoy es mejor que el de ayer. Ese orgullo no es algo común, unos quieren pasar retroexcavadora y hay otros que quieren preservar un pasado porque esta sociedad está muy liberada y opinante. El país está excesivamente polarizado en lo político, no podemos construir acuerdos y que la ética del Sí y el No, porque no solo es agotadora, sino ya patética como forma de articular. Sobre el futuro, tenemos un pronóstico en común: la única forma de encausar Chile es reconstruir en el acuerdo una camino hacia adelante".
"Cuanto mercado sea posible, y cuanto Estado sea necesario".
"Necesitamos hacer una síntesis constructiva entre lo público y lo privado, lo cual requiere una institucionalidad democrática vigorosa y una sociedad civil vigilante. El análisis sobre un proyecto político de centro se produce en un momento oportuno, puesto que es posible que el mapa político empiece a experimentar cambios significativos en los próximos procesos electorales... graduales, pero significativos. El sistema proporcional debería influir en ellos. Ya veremos cuánto gravitará el decreto de los partidos como consecuencia de los enredos financieros, no hay que darlos por muertos antes de tiempo a los partidos antiguos, pueden conseguir recuperarse, han pasado por muchas crisis".
"En cualquier caso, le hará bien a la vida cívica que se levanten nuevas voces y nuevos liderazgos. Hay que conseguir que la política sea vista como una actividad decente para que la gente meritoria se sienta motivada a asumir responsabilidades de liderazgo. ¿Existe el centro? Quizá se contesta sola, puesto que alude a un espacio diferenciado de la derecha e izquierda. Aunque sea impreciso, movible, cambiante, es una opción valedera. Se trata de esa codiciada colina que aparece en algunas encuestas cuando se pide a las personas que se ubiquen en una línea imaginaria en que 1 es la extrema izquierda y 10 es la extrema derecha. La mayoría se ubica entre 4,5 y 5,5, con variaciones según los tiempos que corren. ¿Qué es esa colina? Al parecer un deseo de equilibrio, de moderación, de rechazo de los extremos, pero que se mueve, como la sociedad. La posibilidad de que exista un centro depende de los valores en que sostenga. Si el centro es mero disposición de ponerse donde calienta sol, no sirve".
A raíz del seminario, escribió una columna resumiendo su presentación:
"Ser de centro implica luchar por las ideas propias, no limitarse a sugerir matices -vocablo tan de moda- a proyectos de ley de matriz ideológica distinta a la del centro reformista. A punta de parches no se genera ni buena legislación ni mucho menos un proyecto político de largo alcance".
"La reconstrucción del centro parte por resaltar que hay un ideario centrista, que no es la mera combinación de las ideas de la izquierda y la derecha tradicionales. El centro no pretende ser 'ni chicha ni limoná', sino un vino tinto potente con carácter y atributos propios".
"El enfoque de centro, para hacer bien una reforma, implica escuchar, dialogar y evaluar serenamente la evidencia a la hora de diseñar; negociar (es de la esencia de la democracia) para obtener apoyos políticos; proceder incrementalmente y aplicar los cambios gradualmente, de modo de poder aprender de la experiencia; y una vez puesta en práctica la reforma, evaluar rigurosamente, mantener lo bueno y cambiar lo malo. Lamentablemente, no es así como se hacen las reformas en Chile hoy".