¿Cómo pasamos de transmitir un 35% de contenido cultural-educativo en los comienzos de la televisión chilena, a apenas un 4,2% en la actualidad? ¿En qué momento la programación diseñada para niños, el segmento más considerado cuando llegó la televisión a nuestro país, se redujo al punto de sólo representar un 7,8% de toda la parrilla programática? El debate no debiera ser si volver a transmitir Los Picapiedra a las 21:00 horas, como se hizo alguna vez, pero sí discutir sobre lo preocupante que es que el programa más visto por el 25% de los niños televidentes después de las 22:00 horas sea Morandé con Compañía. Según los críticos de medios, ya nos llegó el tsunami, y como acostumbramos los chilenos, ahora es cuando debiéramos actuar, ahora que tenemos el agua hasta el cuello.
Lo que pasó entre medio se puede resumir así: Los primeros tres canales en salir al aire pertenecían a universidades; la Universidad Católica de Chile, la de Valparaíso y la Universidad de Chile. Salieron al mundo con el objetivo de ser un medio educacional. Pero las casas de estudio no eran económicamente capaces de mantenerlos, por lo que tomaron el modelo comercial de la televisión norteamericana, siendo la publicidad la gran base económica de los canales. Esto hizo que el modelo educativo cada vez tuviera menor fuerza frente a los programas de concursos, entretenimiento, teleseries y actualidad.
Con la llegada de los canales privados en 1989 el panorama cambió aún más. Lo que hoy conocemos por La Red, Mega, y Chilevisión, aterrizaron en nuestra pantalla como espacios que buscan por objetivo la actividad comercial principalmente. Eso significó que el 45% aproximado de inversión publicitaria que se destina a la TV desde entonces, se divide en más comensales, y si bien ni uno quiere quedarse con hambre, es imposible que todos queden satisfechos. Incluso TVN debe caer en el juego, que si bien es de carácter público, se financia por publicidad como un canal privado más. La principal consecuencia que trajo la llegada de los canales privados, es que para que fueran sustentables, necesitaban publicidad, y la publicidad llegaba según la cantidad de televidentes que lograran, y desde entonces se apuntó a la masa, y si la masa quería pan y circo, pan y circo se les daba.
Las preguntas que le pueden surgir a los lectores mayores de 25 años, hijos de programas como Cachureos, El Mundo del Profesor Rossa, Los Power Rangers, Pipiripao, El Club de los Tigritos y el troll ícono Hugo, el monito animado al que se le podía dar instrucciones a través del teléfono, son ¿por qué los sacaron de pantalla? ¿los niños dejaron de verlos? ¿los canales dejaron de ver a los niños? ¿no hay producciones chilenas que puedan entrar a competir? ¿31 Minutos está solo en esto? O la más razonable de todas: ¿La televisión por cable captó toda la atención?
Si bien el cable, con sus canales destinados exclusivamente a niños, es una alternativa preferida por ellos, no hay que pensar que es lo único que ven. Según la VIII Encuesta Nacional de Televisión, los menores de 13 años ven a la semana 2,2 horas de TV abierta en promedio, versus 3,1 horas promedio de TV pagada. Durante el fin de semana, el consumo es de 2,4 horas de TV abierta y 3,7 horas de TV pagada. Efectivamente el cable lleva la delantera, pero hay un par de horas donde los menores están frente a la programación nacional, y les es muy difícil encontrar algo pensado para ellos, por lo que el 95,6% termina viendo programas que no están dirigidos de manera específica a su edad.
Pablo Christiny, Director Ejecutivo de la Fundación Nativo Digital, quien además ha trabajado como director y productor de TV Infantil en Chile, Nueva Zelandia, Dinamarca y Alemania, autor del estudio ¿Qué ven y quieren ver los niños chilenos en la TV? ; responsabiliza de la desaparición de los programas mencionados a dos cosas: la audiencia infantil dejó de ser interesante para los canales y les resultaban muy caros de producirlos. "Eran programas semanales, con equipos grandes, de mucha factura. Ahora los canales prefieren apostar por equipos pequeños con mayor impacto en la audiencia de los 18 a los 45 años, que es el segmento económicamente activo".
- ¿Cuál es la postura de los canales frente al público infantil?
"Para ellos, el niño no tiene poder adquisitivo, pero no se han dado cuenta que tienen decisión de compra. Los mayores rating en el cable los alcanzan los canales de programación infantil. La TV abierta necesita cautivar una audiencia económicamente activa y para lograr eso tiene que sostener una audiencia durante todo el día, ir construyéndola desde las 15:00 hrs., incorporando a nuevos actores. Si mantienes la franja infantil entre las 16:00 hrs y las 19:00 hrs., como en otros países, probablemente disminuya la cantidad que entra a tu señal y se mantenga así, por lo tanto tienes menos rating, o sea, menos recursos. Los ejecutivos de los canales tienen aversión al riesgo, más aún en TV infantil. Le cedieron esta batalla al cable".
- ¿Trae problemas que los niños sólo vean contenido infantil internacional o da lo mismo?
"Venimos estudiando eso hace tiempo pero la verdad es que las investigaciones no son concluyentes. Los gurús de la TV infantil usan mucho la frase: cuando el niño prende la TV ¿en qué país del mundo cree que está? Yo no podría decir que es perjudicial, lo que sí siento es que el que no tenga programas que impulsen su identidad nacional, de alguna forma genera un ciudadano menos arraigado, menos comprometido y una audiencia que no se interesa por las producciones nacionales, como lo que pasa con el cine. Si ve Cartoon Netwoork a los 5 años, no va a querer a los 15 años ver Ogú y Mampato, porque no sabe quiénes son. Toda la TV que lo ha acompañado es una extranjera, que no tiene elementos propios de la identidad nacional. Tampoco soy partidario que estos programas tengan que hablar de las regiones de Chile y como huaso, sino que cómo haces programas desde Chile en un contexto globalizado".
Para Luis Breull, académico UC y experto en audiencia, lo que pasó fue que "en los '90 y el 2000 se entendía que había contenidos subsidiados por blockbusters, los buenos resultados como las teleseries de las 20:00 hrs., los noticiarios, subsidiaban a los programas, por ejemplo, infantiles. Pero hoy en día esos mismos productos (teleseries, noticiarios), no pueden subsidiar nada. La inversión publicitaria en la TV abierta cayó 35% el 2014, eso tiene prácticamente en un estado de profunda crisis a los canales porque no saben cómo salir de allí, no hay expectativas de un vuelco publicitario, en ese ambiente qué puedes hacer, qué puedes apostar".
Este mes se publicó el Anuario Estadístico de Oferta y Consumo de Programación de TV 2014, elaborado por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV). En este, se podía revisar qué y cuánto se le está ofreciendo a los menores de 12 años, y por su parte, qué están consumiendo ellos cuando dedican parte de sus 4,2 horas diarias como espectadores a ver televisión abierta.
Las primeras cifras que llaman la atención, son los bajísimos porcentajes de programación cultural y educativa que están ofreciendo los canales. El que lidera la lista es TVN con apenas 7,2% (con programas como Gran Avenida, Horacio y los plasticines y Do Remix) y en último lugar figura Mega con 1,4%. Hasta septiembre la presencia de estos espacios en pantalla de lunes a viernes era menor a seis horas semanales, sumando a todos los canales juntos. A partir de octubre la nueva norma cultural obliga a transmitir 4 horas de programación de este tipo a la semana a cada canal.
Lo que tiene tomada las parrillas programáticas es la entretención, ya sea ficción o no ficción, dedicándole en algunos casos más del 80% de todo el contenido expuesto. En ambos casos la oferta es mayor que el consumo.
La cifra que definitivamente encendió la alarma fue que sólo un 7,6% de los programas transmitidos son diseñados y dirigidos especialmente para niños menores de 12 años (5,2% infantil y 2,4% preescolar). Esto muestra una disminución de casi la mitad de la oferta respecto al 13% emitido el 2010.
En la semana, el peak más alto de sintonía por parte de los menores ocurre en la franja entre 18:00 hrs. a 21:59 hrs., la cual está tomada principalmente por teleseries y noticiarios y también programas como De Aquí no Sale, ¡Boom!, Más Vale Tarde, Lo que Callamos las Mujeres, Caso Cerrado, Los Simpson. En el fin de semana, la mayoría ve televisión entre 10:00 hrs. a 14:59 hrs. donde se pueden encontrar con programas como Estado Nacional, Comisario Rex, Casado con Hijos, Cine, CHV Noticias Tarde o Cubox.
Un dato preocupante es el de que el 24% del consumo promedio de televisión abierta por parte de menores de 12 años se ubica en el bloque horario que va desde las 22:00 horas hasta las 1:59 horas. Los programas más vistos por el segmento etario durante el año 2014 son en primer lugar, Las Mil y Una Noche y Morandé con Compañía.
El tipo de contenido que exhiben estos programas, afecta a la personalidad del niño, que aún no ha formado su carácter ni es capaz de discernir. El CNTV decía el 2012 que la sexualización en pantalla, conlleva a una visión instrumental de la persona, puesto que entre otros factores, exponen personas como un objeto sexual dejando de lado su dignidad. La calidad de la persona es valorada en función de su atractivo físico y sexual por sobre sus capacidades y actitudes.
En el estudio "¿Que ven y qué quieren ver los niños chilenos?", un 85% de los niños contestó que quiere ver más programas infantiles y el 61% quiere que sean chilenos. Para ir en ese camino, Christiany y Catalina Guzmán, con quien realizó la publicación elaboraron una serie de propuestas:
- Proponemos políticas públicas para el desarrollo de un programa de alfabetización mediático a nivel escolar, es decir, que se incluya en el curriculum como se hace en Nueva Zelanda, donde tienen profesores de medios que conversan día a día, o una vez a la semana con los niños, qué están viendo en la tele.
- No seguir con una categoría que vaya entre los 6 y los 13 años porque la diferencia de desarrollo sicosocial y sicosexual de los niños, es completamente distinto entre los 6 y 13 años; por lo tanto, necesitamos hacer una división mayor ahí e inyectar recursos para que podamos tener una mayor segmentación.
- Se necesita una sinergia pública-privada para comprometernos a desarrollar un proyecto al mediano o largo plazo en el que podamos llegar a tener un canal infantil segmentado, ojalá público-privado, al alcance de todos los niños chilenos.
Para Luis Breull, el primer paso para salir del escenario actual, es proponerse crear un canal público infantil: "hay que saber que tiene que contar con recursos directos, es muy difícil que se deje al mercado. En realidad hay que pensar más que en un canal, en un medio, una plataforma para niños. No se puede pensar con los niños sólo en una pantalla”.
- ¿Qué medidas de fomento pueden establecerse para generar sinergia entre lo público y lo privado?
"Esta es una discusión de la cual las universidades no deberían restarse en el desarrollo de proyectos, en fomentar la industria. Hay realizadores jóvenes que están apostando por la animación con otros lenguajes que no son los que predominan en la industria. Todo esto requiere una mirada más integral en donde se pueda establecer a nivel de políticas públicas, que la inversión de empresas puedan tener algún tipo de subvención especial o un cierto beneficio tributario. Yo creo que se puede buscar alianzas entre lo público y lo privado con la idea de levantar esta industria audiovisual para niños. La forma como deben encararse estos proyectos deben tener claro que el mercado es pequeño, por lo que se debe apuntar a coproducciones que tengan códigos integradores de lenguaje, países, porque estamos hablando de 5 millones de hogares en Chile, lo que es muy acotado".
Nuestro país no es un caso aislado. A la mayoría le resultó una amenaza la llegada del cable con canales exclusivos para niños y un desafío ingeniárselas cómo responder ante ella. En Argentina y en Brasil hay cuotas de programación infantil diaria de televisión, entre 4 a 3 horas. Y la mitad de esa franja por ley, es programación local. En Brasil también hay cuota de televisión. Canales como Discovery Kids y Cartoon Network, para entrar a la parrilla programática de Brasil, tiene que tener alrededor de un 25 a 30 % de programación local por obligación.
En Inglaterra la BBC tiene dos canales infantiles dedicados: uno de 0 a 6 años que se llama CBeebies y otro de 6 a 15 años que se llama CBBC Children BBC.
Álvaro Ceppi, director, guionista y productor, destacó hace poco en una charla, el caso de Colombia: "Ellos vinieron a copiar el CNTV el formato y financiamiento para los programas hace 10 años atrás, viendo a Chile como un faro en el tema de programación de calidad. Los colombianos ya corrigieron el sistema de financiamiento y ya tienen cuotas, ya tienen canales especializados, ya están dando un CNTV latinoamericano y financiamiento para programas de calidad donde pueden participar productoras chilenas independientes, entonces, nos hemos quedado estancados en una idea de un financiamiento que nadie ve y de un espacio que no existe".
Hablamos con Soledad Suit, Jefa del Departamento de Televisión Cultural y Educativa del CNTV, respecto al crítico escenario actual, pero por sobre todo, qué se está haciendo al respecto.
- ¿Cuál es su postura respecto a que en los últimos 4 años la programación infantil se ha disminuido casi a la mitad?
"Es un tema que nos preocupa, y del que nos estamos ocupando de distintas formas, a través del subsidio, de la producción y de la promoción. Y sobre todo, de la programación de televisión infantil y educativa que tenemos como CNTV. De hecho llevamos 15 años desarrollando, fomentando y potenciando la televisión cultural y educativa en el país, a través de la programación Novasur - CNTV, la que se transmite a través de VTR y de canales locales, regionales y comunitarios. Esta se ha configurado como la única iniciativa pública de televisión dirigida al público infantil y juvenil que tiene contenido cultural enfocado al territorio".
El CNTV apoya la producción de programas infantiles de dos maneras. Por una parte, a través de su Fondo Concursable que el año 2014 premió 5 proyectos audiovisuales para público infantil. Por otra parte, el Consejo Nacional de Televisión, a través de su Departamento de TV Cultural y Educativa ofrece una programación especialmente elaborada para el público infanto-juvenil llamada Novasur- CNTV, la cual durante el 2014, desarrolló 18 series para esta audiencia.
- ¿Qué está haciendo en la TV abierta el CNTV por apoyar la construcción de identidad chilena en los niños? ¿A través de qué programas?
"En toda construcción de identidad influyen varios factores y participan distintos actores e instituciones, tales como las familias, las escuelas, los medios de comunicación, entre otros. En ese contexto, la televisión tiene un rol importante que cumplir. Es por eso que buscamos fomentar la generación de contenidos audiovisuales chilenos, tanto de carácter nacional como regional y local, a través del Fondo Concursable y de la programación Novasur- CNTV.
A través de muchos programas como “Tikitiklip”, que es una hermosa producción que contribuye a reforzar la identidad nacional al llevar elementos del folclore a la animación. “Voces de barrio”, producción audiovisual sobre la vida en el barrio Yungay que se estrenó el 7 de abril en la comuna de Santiago. Otros como “La ciencia nos cambia la vida” que es una serie de 25 microprogramas que presentan diversos avances científicos y tecnológicos desarrollados en Chile. Y “¿Con qué sueñas?” único programa de TV ganador de un Premio Emmy. Es una serie documental muy interesante y conmovedora que retrata la vida y los sueños de niños y niñas entre 7 y 13 años de edad de distintos rincones de Chile".
- ¿Qué se viene en programación infantil?
"Durante este año estamos desarrollando 2 proyectos audiovisuales novedosos: una serie sobre niños y niñas mapuche, rapa nui y aymara que muestran a través de relatos animados sus costumbres, forma de vida y cosmovisión; el segundo es un programa de concursos sobre historia, donde estudiantes de distintos establecimientos educacionales compiten con su conocimiento.
Además, en todas las regiones de Chile este año realizaremos producciones infantiles de carácter regional y local con temáticas, historias y personajes del territorio. Debido a que aún estamos en proceso de preproducción, sólo puedo adelantar que tendremos programas que explican el fenómeno de los volcanes en el sur del país, el reconocimiento de la etnia diaguita en el norte de Chile y la restauración de un mural olvidado de Roberto Matta en la comuna de La Granja, entre otros que generan identidad cultural".
Tanto Christiny como Breull destacaron la labor que ha hecho Novasur. El primero, aseguró que si bien la considera una muy buena apuesta, le gustaría que tuviera más independencia y autonomía para que pueda coproducir con otros canales internacionales. Por su parte, el académico UC felicitó su esfuerzo, pero remarcó que tiene un impacto pequeño y que una de las alternativas para hacerse cargo de la "huerfanidad" en que están los niños televidentes, podría ser llevar Novasur a la pantalla abierta.