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Dicen que el tamaño no importa, pero cualquiera que viva en un departamento pequeño sabe que cada centímetro cuenta. Para quien vive en uno de ellos, pensar en tener un huerto propio puede parecer una locura, pero no lo es. Con tan solo una ventana en tu departamento, más algunas botellas, puedes plantar desde albahaca hasta cebollas. Eso sí, el lugar tiene que cumplir ciertos requisitos para poder transformarte en un agrónomo sin salir de tu casa: Que la ventana reciba al menos seis horas de luz durante el día (la orientación al norte o al este son optimas), que exista ventilación, pero no corrientes de aire y que haya una temperatura relativamente constante durante cada estación del año, para lo cual el interior de un departamento resulta ideal. Si se cuenta con esto, a ponerse los guantes.
El primer paso es elegir una ventana de fácil acceso para el huerto vertical. Una vez elegido el lugar, hay que pensar qué se quiere cultivar. Daremos las instrucciones de lo más básico para que nadie quede fuera del juego: Las plantas aromáticas como el orégano, albahaca y menta son ideales para este tipo de huertos, también las verduras y hortalizas que no necesitan mucho espacio o las plantas de ciclos cortos como la lechuga, la espinaca o la acelga. Las cebollas y los ajos también se pueden cultivar bajo el marco de tu ventana y lo mejor es que crecen durante casi todo el año.
Una vez claro qué se quiere cultivar, hay que armar "las macetas". Entre 7 y 15 centímetros de profundidad se puede plantar casi todo, así que podemos tomar una botella de 2 litros, vaciarla, dejar 13 centímetros de base y luego cortar "dos ventanas" laterales, como se ve en la imagen a continuación. En el cuello del recipientes hacemos cuatro hoyos y con eso ya tenemos nuestros maceteros ecológicos.
Imagen: La Bíoguía
Ya tenemos nuestra maceta, ahora hay que rellenarla. Al fondo se pone una base de arcilla y sobre ésta, el sustrato. ¿Qué es esto?
Es el soporte de la planta y acá actuará como nutriente mineral de la planta. El más recomendado es el compost 100% orgánico y que contiene una mezcla de restos forestales y estiércol (se puede hacer en la casa). Lo ideal es que dos veces al año se añada un abono ya que los nutrientes del sustrato se van agotando. Tal como muestra la imagen, hay que dejar un par de centímetros es espacio entre las ventanillas y el relleno. Si trasplantamos una planta que ya había crecido en otro macetero, hay que ser muy cuidadoso con no lastimar las raíces al momento de ubicarla en su nuevo hábitat, al que debe llegar con el tallo húmedo y luego presionar el sustrato alrededor de la planta y regarla.
Ahora ya estamos listos para ponerle los cordeles del largo que se prefiera en los cuatro hoyos que le hicimos al cuello de la botella y colgarlos frente a nuestra ventana, evitando así comprar en el supermercado los cultivos que fueron víctimas de fertilizantes y pesticidas no ecológicos que contaminan el medio ambiente (y de paso, ahorrar).
Una vez que ya están colgados y le dan vida a nuestro departamento, nos tenemos que preocupar del riego. Para un huerto pequeño como el que nosotros estamos pensando, de tres o cuatro botellas, se recomienda el riego manual y de a poco, para evitar que se formen grietas en el sustrato. Lo optimo es que el sustrato esté constantemente húmedo, regando con más frecuencia, pero en menor cantidad (existen botellas dosificadoras para mantener húmedo el sustrato).
Una vez que te hayas puesto en marcha, los demás cuidados particulares de cada planta son muy fáciles de encontrar en internet.