expresión oral, discurso, hablar en público, pánico escénico
Imagen: Magdalena Pérez

¿Los nervios te superan? Tips para hablar en público

Un miedo habitual entre nosotros es exponerse a hablar en público. Aprende con los consejos de un experto en expresión oral para salir airoso de esas situaciones inevitables.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2014-03-11 | 17:30
Tags | expresión oral, discurso, hablar en público, pánico escénico

Transpiran las manos, se seca la boca, late el corazón más fuerte o se nos pone la cara roja… ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo que le cuesta tanto hablar en público? Tímidos o no, siempre sentimos miedo a enfrentarnos a una audiencia que estará pendiente durante varios minutos de lo que diremos y de cómo lo haremos.

Una encuesta hace algunos años, manifestó que el segundo mayor miedo de los estadounidenses era a la muerte y que el mayor miedo era… ¡Hablar en público! Para estar preparados ante estas situaciones, nos gusten o no, les daremos algunos consejos. El experto que consultamos es Gonzalo Losada,  profesor de Teatro y asesor en Expresión Oral que entiende perfectamente por qué siempre queremos evitar hablar en público. 


De pie y de frente: Totalmente expuestos

Queremos salir de ahí, se trata de algo instintivo, explica Gonzalo: “Hablar frente a gente que tú no conoces o que te está evaluando por lo que estás diciendo en ese momento y no por otra cosa, es un miedo súper natural. A los actores les pasa, a animadores, es un miedo completamente animal”. Por eso todos esos signos en nuestro cuerpo, que nos superan. 

El miedo no se va, pero si no sabemos controlarlo nos entorpecerá más de la cuenta. Así que el primer paso antes de presentarse en público, es aceptar el miedo y aprender a controlarlo. De eso se trata la conciencia corporal y el punto de partida es la respiración, insiste Gonzalo. 

- Respirar: “Cuando uno tiene miedo, lo primero que pasa es que se contraen ciertos músculos (mandíbula, manos, diafragma, etc.) Cuando respiras bien, aunque el músculo se contraiga, si tu lo provees se oxígeno, se va a relajar”.  En segundo lugar, siempre nos da calor cuando nos ponemos nerviosos, nos transpiran las manos, nos transpiran los pies. Si respiramos más, se temperará el cuerpo. Por último, la irrigación sanguínea mediante la respiración, permite que funcione bien el cerebro. 

- Pararse bien: La manera en cómo ponemos los pies en el suelo es importante, tener una buena base, sentirse libre. Los pies deben estar alineados con la cadera, aclara Gonzalo. Además la postura condiciona la actitud, así que pararse derecho (sin estar tieso y complicado) ayuda a ganar seguridad.


- Moverse: Gonzalo cree que más allá de los datos precisos sobre qué gesto hacer, porque cada persona es diferente, sirve mucho desplazarse. “Cambiar de lugar, empezar sentado, pararse, moverse de un lado a otro (no demasiado). Te relajas porque te estás moviendo. Lo que hace el miedo es congelar, inmoviliza, así que si te mueves, estás luchando con ese miedo natural y vas a permitir al cuerpo relajarse”. En el caso de haber un podio y un micrófono que lo impide, ahí el movimiento corporal se puede reemplazar por el de las manos.  

El discurso se prepara: ¿Qué voy a decir? 

Nunca hay que separar el contenido de la expresión oral. Porque toda la seguridad y convicción de lo que decimos en público viene de nuestra relación con lo que estamos transmitiendo. No basta con saber expresarse y pararse bien. ¿Manejamos el tema al derecho y al revés? ¿Nos interesa? 

“El trabajo de expresión oral no es sólo una cosa física, sino que es muy orgánica y está muy ligado a la materia que uno maneja”, afirma Gonzalo. Uno debe ser capaz de explicar con las propias palabras el tema del que hablará. Si no lo manejamos, eso agrega nerviosismo, nos equivocamos y el público percibe que no sabemos muy bien de qué estamos hablando. Así que no hay sorpresa aquí: para que un discurso salga bien, hay que prepararlo bien, pero ¿Cómo?

- Ambiente y público: ¿Dónde será y quiénes son el público? No es lo mismo hablarles a expertos en medicina, que a pacientes con dudas. No es lo mismo dirigirse a los directores de la empresa que a los funcionarios. También es importante si será un lugar pequeño o grande, con micrófono o sin, eso condicionará la forma de hablar.

- Estructura: Prepara una introducción, un desarrollo y una conclusión. Es la estructura que está en nuestro ADN, según Gonzalo, es lo básico para dar a entender un tema. Mientras más clara sea la exposición de las ideas, mejor: hay que ir al grano. A nadie le sobra tiempo, ni concentración. 

La introducción debe explicar en breve sobre el tema a hablar y aclarar cómo se va a desarrollar y luego la conclusión debe retomar los puntos principales que se tocaron para que quede todo claro. “Ser muy respetuoso de esa estructura, no quita que sobre ella se pueda improvisar”, advierte. 

- Ensayo: Hay que practicarlo, las improvisaciones juegan en contra. Así que lee el texto en voz alta, de pie, caminando. Todo en base a la misma pauta que usarás el día del discurso. Y si te es imposible hablar sin leer el texto tal cual, considera en tu ensayo que el contacto visual con el público debe ser de un 50% al menos, si no se aburrirán. 

El diálogo con el público

Con los tips de control del miedo y preparación deberíamos estar mejor. Pero llegado el momento de salir a escena ¿Cómo no ser lateros? Lo primero que se pregunta todo el mundo cuando aparece alguien adelante es ¿Quién es? ¿De qué me viene a hablar? ¿Por qué es eso importante? ¿Cómo me lo va a explicar? Pasa en el cine, en el teatro y los discursos, nos dice Losada. Por eso, al presentarnos e introducir el tema, ayudará mucho si le aclaramos al público esas cuatro preguntas. 

Luego, el relajo es importante: “Da lo mismo que tartamudee, que se equivoque. Lo importante es que se entienda y que sea auténtico”. Si el error es muy grande, reírse con el público. Alguien que no es capaz de reírse de sí mismo, queda como una persona torpe, socialmente hablando. Si el error es pequeño, no advertirlo, no vale la pena la interrupción. Además, si cabe el humor, mejor aún. La gente disfrutará más y estará más atenta, todo mientras sea algo natural y no forzado. Dentro de esto, también contar historias ayuda mucho a transmitir mensajes de manera clara.

Por último, pese a que parece un monólogo, la expresión oral siempre es dialéctica, siempre hay un diálogo silencioso, recalca Gonzalo. “Yo puedo estar hablando y tú vas a hacer un gesto de que no entiendes o no estás poniendo atención y yo voy a leer ese gesto…” Ser flexible y saber adaptarse a los signos del público. Si están todos leyendo sus whatsapp, ¿Tiene sentido aferrarse a los 15 minutos de discurso que quedan y no sintetizar para no aburrir más? Por eso es bueno tener una pauta de apoyo, porque permite guiarse, pero también variar.

¿Qué podríamos aprender de afuera, de los gringos, de las charlas TED?

“Yo creo que menos es más. Eso es algo que el chileno todavía no es capaz de hacer, el chileno da la lata. Creo que tenemos que realmente, en el corazón, pensar en el tema y pensar por qué nos interesa el tema, por qué lo manejamos, cuál es la fibra más importante del tema. Cómo ese tema yo puedo hacer que sea realmente trascendente y relevante. Antes de cualquier cosa, en la expresión oral hay que ir al por qué ese tema me interesa a mí.

Y también hay una cosa de sinceridad. El chileno tiene que buscar, de una vez por todas, su autenticidad en sí mismo y no copiarle a los argentinos o a Steve Jobs. Tenemos un problema de autenticidad porque nos creemos menos. Nos creemos inferiores y por eso nos llenamos de cosas. Vamos a ser más felices cuando aceptemos que somos chilenos y no somos guapos como los argentinos, si queremos hablar menos, ¡Hablemos menos! Si no mueves tanto las manos, ¡no lo hagas! Sé tú. Y cuando uno se comprende bien va a ser todo muchos más orgánico, más dinámico. Es el gran tema del chileno: aceptar nuestra realidad”. 

Chile y sus discursos políticos

La historia de la retórica cambia. Hoy en día el político no puede solo hablar bien, tiene que ser convincente. “Ya no vale adornar el discurso con proclamaciones humanas. Eso cambió, la gente es más desconfiada, no cae fácilmente en la demagogia”, considera Gonzalo. Además hoy el tiempo es oro y la gente agradece cuando los políticos van al grano. Esos dos elementos son básicos para entender por qué un político es mejor entendido que otro hoy en día. Gonzalo ha analizado los discursos de varios políticos chilenos y esto es lo que opina sobre algunos.

Sebastián Piñera
: Tiene muchos tics, que siempre se toman como burla, distraen. Trabajar un tic tiene que ver con la persona, se pueden hacer gestos distintos para disimularlo. “Con respecto a su discurso, el problema es que repite siempre la misma estructura y los mismos adjetivos, para hablar de las mismas cosas. Entonces te hace sentir que es siempre el mismo discurso: con entusiasmo, energía y convicción. Siempre lo mismo…” Pero ha escuchado hablar a Piñera en otras situaciones y cree que tiene una variedad de 3 o 4 maneras de hacer discurso, que cuando lo hace relajado le funciona perfecto. “Se nota que es un tipo muy inteligente… el asesor debería trasladar hacia los demás tipos de discurso, el discurso bueno que tiene”. 

Michelle Bachelet
: Ha ido cambiando, antes era más joven y enérgica. “Es muy inteligente y es capaz de responderte muy bien algo. Piñera es más karateca, va a ataque con el mismo tipo de golpe siempre, la Michelle hace más Aikido. Le tiras un golpe y va a saber evadirlo, ella juega como del otro lado, va a saber recibir el golpe, aceptarlo y eso hace que sea una cosa sufriente, donde agacha el moño.” Últimamente ha comenzado a adquirir ciertos gestos donde le “baja el pelo” a la crítica directa y eso no le juega bien, cree Gonzalo. “Sí creo que ella es muy rápida, es muy inteligente y hay que ver ahora cuando sea presidenta cómo va a cambiar”.

Carolina Tohá: Es muy inteligente y atractiva. “Pero tiene microgestos, hace unas mini negaciones con la cabeza y en vez de mirar directamente, mira de lado, como a la defensiva. Ese gesto da la impresión que cuando te habla, te trata de tonto: Cómo te has dejado engañar por estos empresarios… Y eso produce cierta distancia con las personas”. 

Carlos Larraín: Bajo ciertas circunstancias habla bien en público y bajo ciertas circunstancias habla mal. “Cuando él improvisa y se deja llevar por las emociones, es un niño taimado y eso a todo el mundo le cae mal, pero cuando está en su tema o está relajado es otra cosa. Por ejemplo, en la TV, cuando le preguntan por un tema ajeno a él para que dé su opinión, él es muy claro y tiene muy buenos argumentos…. Es importante para él el tema del que habla”. 

Pablo Longueira: “Es un tipo muy claro para hablar, pero bajo tensión se nota. La gente de la derecha por lo general es muy confrontacional, eso es algo que le juega en contra y los de la izquierda son demasiado zorros, como responden las cosas, como evaden las cosas constantemente”. 

Iván Fuentes: Es un personaje que Gonzalo valora mucho, por su rol en Aysén. “Es muy bueno para manejar sus temas. Usa muy bien los gestos, usa muy bien las palabras y su estructura es perfecta… Muy empático. Sabe hablar con el pueblo, porque viene de ahí". 

“En general los políticos se manejan muy bien, pero creo que siempre se nota cuando el discurso es más forzado que natural (…) En Chile se usa poco el relajo y siempre se habla de más. Hablar en exceso sobre un tema es una demostración de inseguridad, porque alguien que maneja el tema es capaz de explicártelo en tres minutos”. 

¿Cómo ha sido tu experiencia cuando hablas en público? ¿Tienes algún tip personal?

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Comentarios
Jorge Argueta | 2014-03-19 | 05:57
0
Interesante el artículo, pero cuando llegué a la parte en que los tips están enfocados a los chilenos, simplemente dije Meh...
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Magdalena Araus | Colaboradora | 2014-03-19 | 15:26
0
Hola Jorge! Gracias por tu comentario. ¿Qué es lo que no te gustó del comentario sobre los chilenos?
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Nicolás Wulf | 2014-05-05 | 18:45
0
Un Excelente Libro:
Dale Carnegie: como hablar bien y convencer a hombres de negocios.
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