Un tipo le comenta a otro esta idea que se le vino a la cabeza mientras hacen una fila para sacar un café de grano de la maquina. El sujeto que va atrás de ellos los interrumpe y le sugiere lo que le falta a su proyecto para lograr ser exitoso. Los dos tipos lo quedan mirando y el de la idea le dice al de la oportuna interrupción: "Asociémonos". Siete meses después habían levantado $100 millones gracias a "Goplaceit", su portal inmobiliario donde las propiedades van en busca de sus futuros dueños.
Esta escena pasó a unas cuadras del metro Tobalaba, en las oficinas de Co-Work, donde esa clase de situaciones son más la norma que la excepción. Es nuestra versión a escala de Silicon Valley, donde emprendedores trabajan por sacar adelante sus proyectos codo a codo con desconocidos que están buscando lo mismo para los propios. El concepto es simple: una sola gran oficina, muchos espacios de encuentro y muchos emprendimientos compartiendo el espacio.
Co-Work es actualmente el único sistema de coworking que existe en nuestro país, pero que es parte de la avalancha de estos espacios que están haciendo ruido a nivel mundial, desde que fueran creados el año 2006 en la ciudad de San Francisco. Según un estudio de Deskwanted, en los últimos doce meses se crearon 1178 oficinas de coworking a nivel mundial, lo que equivale a más de tres diarias, presentando un aumento del 89% respecto al año anterior.
Sebastián O´Ryan creó Co-Work, junto a su amigo Antonio García y su socio Horacio Justiniano en octubre de 2011. Anteriormente habían estado importando juguetes de la marca Myachi, que luego distribuían en jugueterías, donde un experto explicaba su uso. Les fue bien: grabaron comerciales para televisión, estaban en tiendas como Genial y Ripley, pero por malos manejos, retrasos en los pagos de facturas de hasta 150 días por parte de sus clientes y los costos por concepto de IVA, terminaron quebrando.
"En esta época no existían instancias de apoyo privado para emprendedores y cometimos todos los errores que los que emprenden novatos son propensos a hacer. En pocas palabras, fracasamos"
La experiencia golpeó a O'Ryan, que le propuso a sus dos compañeros crear un lugar donde los emprendedores pudieran contar sus experiencias y recibir asesorías desde lo legal hasta lo financiero. Así nació Co-Work.
"Descubrimos que habían tres claves en el coworking: Tener las puertas abiertas 24/7, porque los emprendedores no tienen horario, que las sillas que sean ultra cómodas, porque precisamente están sentados todo el día y que se sientan a gusto en el lugar", cuenta O'Ryan.
El primero en traspasar las puertas de Co-Work fue David Albo. Dijo que no tenía plata para pagar las instalaciones, pero que en seis meses más levantaría plata con su proyecto y ahí podría saldar las cuentas. "Gente como tú es la que estamos buscando" le respondieron y en el plazo estimado, Albo había logrado reunir su capital y nunca más quedó en deuda.
El sistema es el siguiente: Una persona o un grupo llega a CoWork, se los entrevista y se los orienta respecto a qué pasos debieran seguir. Una vez adentro, se instalan en un espacio compartido con otros emprendedores y hablan sobre lo que están haciendo para ver si se pueden ayudar entre ellos. Reciben asesorías para acelerar el proceso de su proyecto tanto de abogados, como contadores y empresarios. Todo se basa en la comunicación, ahora, porque al principió costó para que salieran las palabras.
"Al principio nos costó que los proyectos colaboraran con otros porque la gente estaba nerviosa y los chilenos son desconfiados, pero hoy día ya se ve de manera espontánea la colaboración. Hay embajadores que se preocupan de que se generen esas conversaciones", cuenta O'Ryan.
¿Cuáles son las mejores prácticas para incentivar la colaboración?
"El tamaño de las mesas es muy importante. Nosotros descubrimos que 120 cm. de ancho por 60 cm. de profundidad era la medida perfecta para que se sintieran cómodos y compartieran. Todas las salas son transparentes, no hay oficinas cerradas. Se puede escribir con plumón en todas partes y así dejas un comentario que después alguien que lo lee puede aportarte aunque no haya participado de la reunión" -explica O'Ryan.
En efecto, el ambiente creativo y emprendedor se respira al introducirse en las oficinas de Co-Work. Miles de post-it con ideas y frases motivacionales tapizan las paredes, a la vez que los muros de vidrio de las salas de reuniones lucen toda clase de conceptos y diagramas de flujo escritos con plumones de pizarra, mientras jóvenes en tenida casual trabajan en customizados notebooks, se pasean con smartphones y tazones de café, o se relajan conversando en cómodos sillones en una especie de sala de estar-cafetería.
Por sus espacios han pasado emprendimientos exitosos como Cumplo, Guau! Films, MangaCorta, UpMedia y la misma Asociación de Emprendedores (ASECH).
Actualmente CoWork tiene 43 proyectos desarrollándose y más de 100 emprendedores utilizando sus espacios. La demanda está superando la oferta. Es por eso que están en la búsqueda de nuevos socios o aliados inversionistas para así poder replicar el modelo. Sólo se conocen otros dos casos de coworking en Chile, pero fracasaron... O'Ryan dice que ellos "ya saben cómo hacerla".
Todos los planes un espacio para trabajar y servicios básicos de luz y agua. Hay café e internet gratis, apoyo de asistentes, contactos, fotocopiadora, impresora, escáner. Los arrendatarios disponen de dos salas de reuniones privadas, espacios para reuniones más casuales, estacionamiento para bicicleta y para clientes.
Plan básico: $50.000 mensuales. El arrendatario puede trabajar en la zona de lounge y la sala academy, que se debe desocupar entre 17:30-21:30.
Plan part-time: $120.000 mensuales. El arrendatario dispone de 100 horas, ocupadas como él quiera.
Plan full time: $200.000 mensuales. El arrendatario puede utilizar los espacios 24/7 y contar con un puesto fijo.