Bicis, bicis, bicis. Hay quienes las aman y quienes los odian. Autos que van maldiciendo cuando un ciclista está circulando por el costado de la calle, peatones que se enojan cuando tienen que moverse a la izquierda al escuchar el “¡ring!” de una bici, y bueno, scooters que probablemente pasan por lo mismo.
Pero cada día es un mejor día para unirse al grupo de ciclistas. Hay más y mejores ciclovías, aplicaciones que las arriendan, y una cultura progresiva que venera su uso y se ahorra el tedioso problema de buscar y pagar por estacionamientos que están cada vez más repletos. Y ahora, o desde noviembre mejor dicho, hay una Ley de Convivencia Vial que le hace las cosas un poco más fáciles a los ciclistas. Además, ya se han visto algunos resultados, por ejemplo, se redujo en un 32% la cantidad de fallecidos.
¿Qué más nos dice este porcentaje? ¿A qué se debe y qué tan seguro es ser un ciclista en Santiago?
La bici es de los medios que más ha aumentado en circulación. Como les contamos el año pasado, entre 2004 y 2015, estos viajes aumentaron casi siete veces en el sector oriente de la capital. Por lo que finalmente llegó la Ley de Convivencia de Modos a reemplazar la Ley de Tránsito, que estaba vigente en nuestro país desde 1984 y que solo había sido modificada en 2009, como explicaron en Radio ADN.
Entre paréntesis comentamos que quizás no es lo óptimo considerar solo la “bicicultura”, después de todo la ley se refiere a los “ciclos”, es decir, a los medios de transporte no motorizados, de una o más ruedas, por ejemplo: bicicletas, patines, patinetas, monopatines, entre otros.
Comencemos por algunas cifras: el 53% de los fallecidos en accidentes de tránsito son los usuarios de transportes más vulnerables, es decir, los peatones, ciclistas, motociclistas y también ya podemos agregar a los cientos de scooters que deambulan por la ciudad.
Pero, en gran parte, los fallecidos son los ciclistas, pues ocupan el 6% de fatalidades de todos los accidentes de tránsito.
De hecho, el año 2017 hubo 3.853 accidentes de bicicletas, y en ellos murieron 95 personas. Pero se espera que esto se reduzca en gran parte, para así “equiparar el espacio vial y evitar las discusiones en las calles por quién tiene más derecho que el otro cuando se mueve por la ciudad”, explicaron desde el gobierno.
“Nuestro desafío es poder entregar todas las herramientas necesarias para que la bicicleta sea un modo de transporte seguro y respetable entre los distintos actores de la movilidad”,dijo la ministra de Transportes y Telecomunicaciones Gloria Hutt, además de comprometerse a mejorar los estándares de calidad en infraestructura y espacio vial para los ciclistas.
Un compromiso completamente necesario en los tiempos actuales. Adonde quiera que se vaya (al menos en la capital) se pueden ver ciclistas. En Santiago, en junio del año pasado se registró más de un millón de viajes diarios, y por lo mismo debe aumentar la cultura general que hay de este transporte. Porque puede ser que desde la comodidad de un auto se vea completamente seguro utilizarlas, pero efectivamente sobre una bici (o scooter), es fácil sentirse como un usuario vulnerable y propenso a ser parte del porcentaje de accidentados. Lo que no debiese ser así, especialmente por lo bien que hace a la salud este deporte, además de ayudar a descongestionar y a descontaminar la ciudad.
Una de las medidas de esta ley es que lo vehículos motorizados deben dejar 1,5 metros de distancia para adelantar a los conductores de ciclos. Otra importante y eficaz norma es que los ciclistas deben conducir por ciclovías, excepto si se trata de menores de 14 años, adultos mayores o personas con movilidad reducida. Y ahora también es obligatorio usar cascos y chalecos u otros elementos reflectantes a ciertas horas (revisa en esta nota de El Definido otras normas importantes).
El pasado 2 de mayo, la ministra Hutt entregó positivas noticias para los ciclistas de Santiago. Cinco meses después de que la ley entró en vigencia, la cantidad de ciclistas fallecidos se redujo en un 32%.
“Si bien tenemos que lamentar la muerte de 85 ciclistas durante todo 2018, ese número es el más bajo de la última década, por lo que vemos que esta nueva regulación está cumpliendo sus objetivos”, explicó Hutt.
Al mismo tiempo, el jefe de Zona Tránsito y Carretera, Manuel Valdés, recalcó la importancia de mejorar la relación entre distintos tipos de transporte. Por lo mismo, la normativa disminuyó la velocidad máxima de vehículos motorizados en zonas urbanas de 60 a 50 kilómetros por hora.
“De la calidad de accidentes en que participaron ciclistas, que fueron 1.605 en el primer trimestre, se produjo una disminución de 5,8% en comparación con igual periodo de 2018”, agregó Valdés.
También es importante mencionar que han aumentado las ciclovías y zonas amigables para bicicletas. Por ejemplo, en el Barrio El Golf se aplicó un plan piloto, en el que se estableció un límite de velocidad de 30 km/h de velocidad, ya que en esa zona los autos comparten la calle con bicicletas y scooters.
Todo se basa en el respeto. Que los ciclos anden por las calles y los peatones en la vereda. El objetivo es dar seguridad a todos y manejar de forma más responsable. También queremos fomentar el uso de los ciclos y la integración de los distintos medios de transporte. pic.twitter.com/YPPv6HBjYJ
— Joaquín Lavín (@LavinJoaquin) 21 de abril de 2019
¿Y sabemos a qué se deben principalmente los accidentes de bicicletas? Según un análisis realizado en EEUU, los factores que más generan este tipo de siniestros son:
- Falta de atención del conductor.
- Falta de información sobre cómo conducir bicicletas.
- Falta de atención del ciclista.
- Peligros en el camino o calles mal cuidadas: según la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA), el 13% de todos los accidentes de bicicletas ocurren en carreteras que no están en buenas condiciones.
- Manejar en la noche: según la misma organización, más de la mitad de todos los accidentes de bicicleta ocurren cuando está oscuro. Por lo que es fundamental tener chaleco y/o objetos reflectantes.
Desde el mismo organismo, explicaron que para evitar estos accidentes se debe incentivar el uso de la bici, por ejemplo, con mayor educación y con cambios en la infraestructura principalmente.
En países como Australia, los accidentes de ciclistas se deben principalmente a los automóviles. De hecho, en ese país son responsables al menos del 79% de los siniestros. “Las muertes de los ciclistas siguen siendo altas y en gran parte por los automóviles”, explicaron en The Guardian.
No es por culpar a alguien, pero es necesario saber las causas para poder crear medidas que solucionen el problema. Y que además de esta ley, se siga cuidando la seguridad de quienes deciden andar en bici, con más ciclovías y mayor educación vial, para que ojalá el número de fallecidos y accidentados se reduzca aún más drásticamente.
Lo que sí es seguro, es que, si hay algún minuto para convertirse en ciclista, ese es hoy. Con más y mejor infraestructura, más leyes que buscan aumentar la seguridad y el incentivo de cuidarnos a nosotros mismos y al medioambiente, ¿qué estamos esperando todos para pertenecer al grupo de los ciclos?