El 18 de septiembre es un feriado esperado por la mayoría de los chilenos, por no decir todos. Nos corta el año con unas breves vacaciones y nos da la excusa perfecta para comer empanadas, anticuchos, hacer asados, bailar unos pasitos de cueca y tomarse una chicha, terremoto o piscola (a su elección).
Pero, ¿tenemos real conciencia de lo que estamos celebrando?, ¿la independencia, la primera junta de gobierno o qué? Y, una pregunta de gran relevancia, ¿por qué festejamos?
El 12 de febrero de 2018, se cumplieron 200 años de nuestra proclamación de independencia y el hecho casi pasó desapercibido por los medios y gran parte de todos aquellos que formamos parte de Chile. A propósito de celebrarse un aniversario tan importante acontecimiento, en El Definido queremos tratar de mostrarte la relevancia de ese día y aprender un poco más de lo que hizo a Chile el país que es hoy.
Hoy en día, se habla mucho de la falta de participación ciudadana y que los políticos no representan los verdaderos intereses de la población, pero esto puede ser (o no), según el pensamiento de cada quien. Lo que sí es un hecho, es que Chile en 1818 se independizó por su pueblo. ¡¿Qué?! Sí, en la ceremonia de la declaración de la independencia, que se hizo de forma paralela el 12 de febrero de 1818 en Santiago, Valparaíso y Talca, los habitantes de Chile se congregaron y expresaron a viva voz que querían ser independientes; luego en todos los pueblos del país, se fue replicando la misma ceremonia durante el resto de los días de febrero. La elección del día 12 se da porque se cumplía el primer aniversario de la batalla de Chacabuco, donde los patriotas derrotaron a los españoles.
Lucrecia Enríquez, doctora en historia y académica de la Universidad Católica, contó a El Definido, cómo los archivos tienen registrados ese día: "Con un pendón, con un estandarte que se batió, se le preguntó al pueblo, '¿juran la independencia?' y respondieron que sí; fue un juramento verbalizado. Entonces, todos los asistentes juraron verdaderamente y traspasaron la soberanía del rey al nuevo Estado".
Son pocos los países del mundo en los que se juró independencia bajo el poder del pueblo, uno es Irlanda y, por supuesto, en Chile. Bernardo O’Higgins envió un decreto en noviembre de 1817 a todas las partes del territorio en donde la gente, a través de libros de registro en los cabildos (gobierno de cada ciudad), ponía su nombre y firma para manifestar si estaban a favor o en contra de la declaración inmediata de la independencia. Dichos libros, además, se enviaron por los campos con jueces con el propósito de recolectar las firmas.
Un dato resaltante es que el voto femenino en nuestro país se aprobó en 1934 y se hizo efectivo progresivamente hasta las presidenciales de 1952, pero para la proclamación de la independencia las mujeres chilenas sí tuvieron voz. "La mayoría de las firmas son de hombres, sin embargo, en alguno de los libros aparecen mujeres que se presentaron y pudieron escribir y firmar a favor de la declaración de la independencia, eso te demuestra que no estaba prohibido que la mujer participara", contó Enríquez.
En el año 1837, cuando José Joaquín Prieto era presidente y su ministro de estado era Diego Portales, se escribió un decreto en el que se juntaban las tres fiestas de la patria – el 12 de febrero por la independencia, el 5 de abril por la batalla de Maipú y el 18 de septiembre por la junta de gobierno – en el 18 de septiembre.
Según Enríquez, esto pudo haber pasado porque la coalición que estaba en el poder había hecho un pacto con los o’higginistas (partidarios de Bernardo O’Higgins), pero no les habían dado poder en el gobierno. Este grupo era un partido potente en el país y sobre todo la figura de Bernardo O’Higgins era muy querida por la gente.
Con O’Higgins exiliado en Perú, cada 12 de febrero desde 1823 –año en el que fue expatriado– hasta 1837, con el decreto se formaba un grupo de oposición cada vez más grande (sobre todo en Santiago) y es por esto que como: "podían poner en riesgo la república, se decidió eliminar el feriado".
"No está dicho de esa forma en el decreto, claro, pero era un momento de oposición que se quería evitar y se unificaron todas las fiestas en el 18 de septiembre", destacó la historiadora y agregó: “en el centenario de la independencia ya está perfectamente consumado el olvido histórico del 12 de febrero”.
El día de la declaración y la jura en comunidad de la independencia, marca un antes y un después: ya no se es un Estado en proyecto ni tampoco una monarquía española.
Cuando se reconoce la independencia, se desconoce la soberanía de la corona y ese día tuvo fuerza jurídica. Hoy celebramos en otra fecha lo que pasó ese día; la independencia, la identidad chilena, la república y la libertad.