Autos voladores, robots por todas partes, máquinas capaces de curar enfermedades en cuestión de segundos; son la respuesta que, por lo general, daban las generaciones pasadas cuando les preguntaban cómo se imaginaban el futuro.
Desde las obras de Isaac Asimov, sus famosas leyes de la robótica y producciones cinematográficas como Yo Robot (2004), Ex Machina (2014) o Chappie (2015), las referencias que persisten en el imaginario colectivo sobre el futuro, son las de una sociedad robotizada, en la que resalta un elemento clave: la inteligencia artificial (IA).
Chile no es ajeno a dicha percepción y un reciente estudio realizado por la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, afirma que el 87% de los ciudadanos cree que un lapso de 20 años, la utilización de IA será una realidad en áreas como la medicina, aunque un 66% se mantiene escéptico ante la presencia en la sociedad de robots humanizados.
Pero, ¿qué se está haciendo en el país al respecto para materializar el escenario de una ciudad futurista y robotizada? Entrevistamos a Álvaro Soto, profesor asociado del Departamento de Ciencia de la Computación (DCC) de la Universidad Católica, quien nos habló sobre tres de sus innovadores proyectos, a través de la iniciativa IALab.
Integrado por aproximadamente 60 personas, entre alumnos de doctorado, magíster, pregrado y profesores, IALab es un grupo de investigación impulsado desde el Departamento de Ciencia de la Computación de la UC, cuya área de estudio abarca diversas ramas tecnológicas, entre ellas la robótica cognitiva, aquella que profundiza en el comportamiento de los robots.
Integrantes IALab / http://ialab.ing.puc.cl/ |
"Tenemos distintos objetivos, pero uno de ellos es el desarrollo de la inteligencia artificial en el país", explicó Soto a El Definido, y destacó que se trata, por cantidad de integrantes, de uno de los grupos más grandes que trabaja dicha materia en Chile.
Aunque sus inicios se dieron a principios de este año, IALab ya ha tenido la oportunidad de colaborar para el Instituto Milenio de Fundamentos de los Datos ( IMFD), realizando trabajos vinculados a la inteligencia artificial explicable (XAI, por sus siglas en inglés), área que analiza el comportamiento de las máquinas que implementan IA y el porqué de las acciones que ejecutan , y, además, ya han sido reconocidos por su primer caso exitoso: Zippedi.
"Zippedi usa las capacidades de percepción y de entendimiento del entorno, para detectar los posibles problemas operacionales que se generen en un supermercado", afirmó Soto durante su participación en el Seminario Internacional de Inteligencia Artificial 2018, realizado el pasado jueves en la capital del país.
Desde el año 2014, Soto y su equipo han trabajado en el desarrollo de un robot capaz de insertarse en la dinámica de un supermercado, colaborando en ciertas tareas del establecimiento. Tras cuatro años de trabajo, Zippedi, como fue bautizada esta tecnología, se convirtió en el primer robot con IA creado en Chile, iniciativa que fue reconocida con el Premio Avonni 2018, en la categoría Servicios Digitales.
El robot comienza a operar durante la noche y con el establecimiento cerrado, recorriendo cada uno de los pasillos y analizando más de 20 mil productos en las estanterías, por lo que es capaz de detectar errores de precio en los carteles, si un artículo está colocado en el área que no corresponde o si hace falta reponer el stock de cierta marca.
Actualmente, Zippedi se utiliza en cuatro cadenas nacionales y se ha empezado a implementar en países como Colombia, Ecuador, Brasil, México y Estados Unidos. Según señaló Soto, ya están trabajando en mejorar su rendimiento para que pueda funcionar también durante el día, con el establecimiento abierto al público. Así, será "capaz de detectar personas o carros e insertarse de manera social y de acuerdo a las normas del supermercado", explica el profesor.
Otro de los trabajos de investigación que emprendió IALab, es el de creación de una aplicación que sea capaz de detectar noticias falsas que circulen por redes sociales, un proyecto que llevan a cabo junto al IMFD.
"En el área de análisis de noticias falsas hay dos aristas: la detección de la noticia falsa en sí y los llamados bots [programa que efectúa automáticamente tareas repetitivas de internet]", explicó el académico. Para el primer caso, se dota a la aplicación de la capacidad de comprender la forma de propagación del mensaje y, para el segundo, que pueda identificar quiénes lo emiten (personas reales o no).
La etapa de desarrollo de esta aplicación aún se está llevando a cabo, aunque se espera que los primeros resultados puedan conocerse para el verano de 2019.
La filosofía que rige el modo de trabajo de IALab, es que las máquinas puedan integrarse y colaborar con las personas, pero antes debe existir un entendimiento entre humanos y robots.
El profesor Soto afirmó que desde IALab están trabajando en un robot que pueda comprender las instrucciones dadas por un humano y que pueda ejecutar dicha tarea.
"Las tecnologías que estamos usando para eso son las que hoy en día se utilizan para traducir de un lenguaje a otro [...] en este caso , traducir del español a un set de instrucciones que el robot pueda ejecutar", añadió.
Las tareas que podría realizar dependerán de la capacidad de manipulación que posea el robot y el ámbito de desarrollo podría ser desde una casa hasta un hospital. "La finalidad, básicamente, es que los robots sean unos colaboradores del quehacer humano", puntualiza el académico.
A propósito del éxito de Zippedi, el profesor Álvaro Soto recalca la importancia de lo que él ha llamado un ciclo virtuoso, en el que la investigación, el respaldo del Estado y la colaboración del sector privado, permitan la consecución de resultados satisfactorios.
"El mejor ejemplo que tenemos es Zippedi: diseñado en la universidad, el Gobierno nos financió a través de Fondecyt y Corfo y el sector privado nos apoyó para hacer que este emprendimiento ya esté funcionando en varios supermercados".
Además, destacó la labor de todos los que integran IALab, la mayoría estudiantes que están cercanos a graduarse u obtener un grado académico de magíster o doctorado, impactando de manera positiva y desde las ciencias en la economía del país.