Los juegos de mesa están llegando a las salas de clases de todo el mundo. Dentro de las cuatro paredes donde muchos crecimos mirando el pizarrón y poniendo atención a lo que decía el profesor, ahora hay un nuevo integrante que cambia la idea de que estudiar es aburrido: los juegos de mesa.
Sí, esos mismos que muchos utilizamos como una forma de distracción y entretención, ahora son parte del material educativo de muchas escuelas. Como te contamos hace un tiempo, en Chile hay una fundación que está expendiendo esta metodología en varios colegios y, desde 2017, que también están trabajando en Haití.
En total, 855 niños desde tercero a octavo básico de tres escuelas de Puerto Príncipe, están aprendiendo distintas habilidades a través del juego una vez a la semana, gracias a este proyecto llamado “Ayiti Jwe” (Haití Juega, en español).
En El Definido conversamos con Paola Santibáñez, la directora del Observatorio del Juego Haití, que funciona en colaboración con Fundación Fútbol Más y Fondo Chile. Ella está trabajando allá en la implementación del proyecto y nos cuenta qué es lo que lograron en el primer año de trabajo y cuáles son los desafíos para este segundo año escolar que acaba de comenzar en el país.
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Santibáñez cuenta que el primer año fue de capacitación y adaptación, "de conocer el funcionamiento de las escuelas, de afiatar lazos con los estudiantes, con los profesores, de ir introduciendo el método, porque para las escuelas haitianas el tema de aprender jugando o desarrollar habilidades a través del deporte, es un tema que no es conocido", dice.
No todos los juegos con los que trabaja la fundación en Chile, sirven para la realidad haitiana, pues la mayor barrera es la idiomática; muchos no están en créole, la lengua de esa nación. Entonces, están recurriendo a juegos más iconográficos que no requieren tanto el idioma para entender y jugar. Como por ejemplo, Dobble, un juego muy simple en el que los niños tienen que encontrar la figura que se repite entre dos cartas.
Dobble |
“Es un juego que han utilizado harto acá, porque permite, por ejemplo, la adquisición de otra lengua, que puede ser francés o español al jugar nombrando estos elementos en otro idioma. Permite además, la agilidad mental y la capacidad de concentración”, dice Santibáñez. A veces, antes de iniciar una clase, los profesores destinan unos minutos para que los alumnos puedan jugar y así trabajar la concentración, previo a comenzar a pasar la materia.
“Tuvimos una reunión con las directoras de los colegios y ellas manifestaban que veían un cambio importante en los niños que participaban del proyecto, principalmente en sus habilidades sociales. Eran niños que eran capaces de jugar para divertirse y no por competición, eran niños que se identificaban con su escuela”, asegura Santibáñez.
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Antes de comenzar, en la mitad y al final del primer año, se les aplicó a los alumnos un test de habilidades, capacidades y dificultades. Los resultados cuantitativos del primer ciclo del proyecto (etapa de inicio, instalación e implementación del proyecto), fueron los siguientes:
Pincha la tabla para ampliar. |
El principal desafío para este segundo año, es el trabajo con los profesores y con los jóvenes líderes (alumnos que ayudan a los profesores), para poder hacer efectivo el traspaso de esta metodología y que así cuando el equipo chileno se vaya, ellos puedan seguir con esta iniciativa. Además, se espera que los niños puedan tener más horas de juego que las que tuvieron el primer año.