El invierno es el período de mayor esmog en Santiago. Este año no fue la excepción y en el período de medición, entre mayo y agosto, se registraron 40 episodios críticos por la mala calidad del aire, once más que el año pasado.
La mayor parte del tiempo, esta nube es invisible porque estamos bajo ella, y más aún, respirando sus gases tóxicos. Aunque en este panorama gris, hay una nueva iniciativa que trae un respiro: Airmob.
Se trata de una aplicación diseñada por la empresa chilena Citysense. Conversamos con su fundador y CEO, Antonio García, quien nos cuenta cómo usar esta app que funciona con su propio sistema de medición de calidad del aire, y que ya está instalada en Santiago.
La calidad del aire es un tema preocupante para los habitantes. Si en 2016, la basura era vista como el principal problema medioambiental, este año es la contaminación del aire, según la última Encuesta Nacional de Medio Ambiente.
Bajo esta realidad, la aplicación Airmob se vuelve una gran herramienta para que los ciudadanos sepan cuáles son los lugares más contaminados que están en su entorno. ¿Y cómo obtiene los índices?
Detrás de esta aplicación, hay una red de 50 monitores que miden la calidad del aire en tiempo real. Como referencia, el sistema público que usa la Región Metropolitana tiene solo once puntos de medición. Pero ¿en qué se diferencian?
Según explica Antonio a El Definido, las mediciones que se hacen con el sistema público “son reactivas”, es decir, se usan para diseñar políticas públicas después de los episodios críticos (o años más tarde, en nuestro caso). En cambio, con Airmob el objetivo es “hacer visible el problema con consejos en tiempo real para la población”. En la práctica, esto significa que los tips están actualizados según la calidad del aire y para el momento en que se consulta.
Actualmente, los monitores de Citysense están instalados en lugares públicos, como postes de Las Condes, Providencia y Puente Alto; y privados, ya sea casas y empresas. No obstante, “próximamente tendremos monitores en todas las comunas de Santiago”, dice Antonio, y agrega que, en una segunda etapa, estos llegarían a regiones.
Al tener más dispositivos, es posible medir la calidad del aire en más sectores. Por eso, en octubre los monitores serán 350, y en 2019, estos dispositivos llegarán a mil. Además, con más unidades puede ser más exacto, según explica Antonio: “pocos lo saben, pero el esmog es dinámico y cambia constantemente, minuto a minuto, de una calle a otra. Entre una cuadra y la siguiente, la calidad del aire puede ser el doble de mala”.
La información que recopilan estos sensores es con la que trabaja la aplicación Airmob, permitiéndole diseñar una ruta limpia a cualquier usuario, ya sea para caminar o andar en bicicleta.
La aplicación es gratuita y ya está disponible para Android e iOS. Al descargarla, los usuarios tienen que ingresar sus datos y elegir el perfil que más le acomode entre nueve preferencias: adulto mayor, alérgico, deportista, enfermo cardiaco o con problemas respiratorios, embarazada, inactivo, niño o peatón.
Después, como si fuera Waze, hay que poner la dirección de origen y la de destino para ver la ruta más descontaminada. “La información recopilada es para que los usuarios puedan ver en tiempo real cómo se está moviendo el aire, y al mismo tiempo, recibir recomendaciones. Esas sugerencias dependen de cada perfil”, cuenta Antonio.
Ruta por tramos contaminados y otros más limpios. |
Además, cada uno puede crear su propia ruta tomando en cuenta los colores de las calles. El celeste representa los niveles más bajos de esmog y se van oscureciendo hasta llegar al morado, que corresponde a los números más extremos.
Red de monitoreo de Airmob. |
Como el objetivo es aumentar los puntos de medición en Santiago, el equipo de Airmob está entregando sensores para que cualquier persona sea un miembro activo de la red de sensores y parte del sistema colaborativo.
Para esto, solo es necesario entrar a la página y seleccionar la opción “Solicitar sensor”. Después, solo hay que ingresar la dirección con datos personales para ser contactado.
“En una primera etapa el monitor será gratis”, explica Antonio. Además, cuenta que “las mediciones son representativas desde el momento en que se instala el sensor”.
Así, no solo sabrás el nivel de contaminación del aire en la calle o en tu ruta al trabajo o la universidad, sino en tu propia casa, si solicitas un sensor y lo instalas. Una forma simple de monitorear el aire que respiras, sobre todo si tú o alguien de tu familia sufre alguna condición complicada de salud, tienes hijos pequeños, o bien, estás embarazada.