Hace meses que venimos escuchando que en el congreso de discute un proyecto de ley para crear un Estatuto Laboral Juvenil. Esta iniciativa fue presentada en 2013, durante el primer gobierno del presidente Sebastián Piñera, y se retomó en marzo de este año. Hoy está en medio de la agenda pública.
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La ley modificaría el Código del Trabajo y así se crearía un contrato especial para los jóvenes que están en la educación superior y que al mismo tiempo, quieren o necesitan trabajar. La idea es que puedan compatibilizar ambas cosas con condiciones especiales para ellos.
Hasta acá todo suena bien, sin embargo, el proyecto no convence a todos (más adelante te explicaremos por qué). Primero, debemos entender cómo funciona hasta ahora el trabajo juvenil y cómo funcionará este nuevo estatuto, en caso de ser aprobado.
Los jóvenes que deben trabajar para pagar sus estudios, ¿cómo lo hacen actualmente?
El panorama actual, es que solo el 9% de los jóvenes chilenos estudia y trabaja, y casi la mitad lo hace de manera informal. En El Definido conversamos con el director nacional del Instituto Nacional de la Juventud, Mirko Saltafe, quien nos explicó que la normativa actual es está “muy desajustada con la realidad de nuestros jóvenes y con los cambios tecnológicos y laborales a los que se enfrentan. Hoy deben optar por trabajar o por estudiar, lo cual se refleja en que solo el 9% de ellos trabajan y estudian a la vez, muy por abajo del promedio latinoamericano (13,8%) y aún más lejos de la OCDE (39,6%)”.
Entonces, lo que busca este proyecto es ordenar el cuento y establecer ciertas condiciones especiales para que los jóvenes puedan hacer ambas cosas con cierta flexibilidad.
El principal problema es que la legislación actual no contempla el trabajo por hora y tampoco permite interrumpir la jornada laboral en caso de tener que rendir pruebas, ir a clases o estudiar; todo queda en manos de la negociación que tenga el joven con su empleador. También obliga a los jóvenes a dejar de ser carga de salud de sus familias e incluso quita algunos beneficios estudiantiles, por el hecho de recibir un sueldo. ¡Claramente la legislación no allana el camino a los jóvenes que requieren trabajar!
El proyecto, que ya se encuentra en el segundo trámite constitucional, está dirigido a jóvenes de entre 18 y 28 años que sean alumnos regulares de una institución de educación superior reconocida por el Estado.
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Plantea mejoras en la ley para que los jóvenes puedan rendir en sus estudios y también en sus trabajos, por eso les da flexibilidad para organizar la jornada laboral: no podrán superar las 10 horas diarias de trabajo, dentro de un total de 30 horas semanales. En caso de acuerdo mutuo, el joven y su empleador podrán convenir jornadas de trabajo los días domingos y festivos.
Además, les permitirá seguir accediendo a beneficios estudiantiles y de salud, siendo carga de su familia hasta los 24 años.
Uno de los objetivos del Contrato Especial para Jóvenes Estudiantes es aumentar el empleo formal en la población joven, manteniendo todos los derechos laborales de nuestra legislación👍🏻Conoce más sobre el proyecto de ley en 👉🏻https://t.co/NFaW3n4HmE #ContratoParaJóvenes pic.twitter.com/9vvK1dMifN
— Ministerio del Trabajo (@MintrabChile) 19 de julio de 2018
Salfate advierte que permitir la integración temprana de estudios y trabajo “es un factor clave importante para el desarrollo de un país”.
Aunque todos están de acuerdo en que hay que mejorar las actuales condiciones laborales de los jóvenes, las opiniones en torno a esta iniciativa, están divididas.
Quienes se oponen a él, como la CUT, miembros del Frente Amplio y del Partido Comunista, aseguran que las condiciones del proyecto precarizan el empleo.
El sindicato de Starbucks Chile también rechaza el proyecto, publicó un video en su cuenta de YouTube en el que detallan sus razones. Dicen que contempla algunas condiciones que serán perjudiciales para los trabajadores y que Le dará la posibilidad a las empresas de emplear a jóvenes bajo un contrato “más flexible y más barato”. Ellos aseguran que no se justifica la creación de un contrato alternativo.
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La Fech también está en contra. Su vicepresidente, Mattias Gallegos, dijo que para él este proyecto es un atentado, ya que lo que hace es "entregarle al empresario mano de obra barata, ya sea de jóvenes, mujeres e inmigrantes".
Algunos de los puntos que los hacen cuestionar el proyecto son: no será necesario respetar el fuero maternal ni sindical de los trabajadores, tampoco el descanso dominical y no habrá prestaciones por término de contrato. Además, al poder dividir las jornadas laborales diarias, temen que la empresa pueda decidir que su empleado trabaje unas horas en la mañana y otras en la tarde, y no todas seguidas.
El profesor de la Universidad de Chile, experto en Derecho del Trabajo, Claudio Palavecino, explica que aunque con este contrato los jóvenes quedarán con "un estándar de protección un poco más bajo que el trabajador a plena capacidad productiva, de todas maneras va a tener algo de protección en comparación a si trabajara informalmente", como lo hace un gran porcentaje de los jóvenes que trabajan actualmente.
Los que lo defienden, aseguran que esta es una forma de incentivar el empleo entre los jóvenes y la contratación por parte de las empresas. Además, enfatizan que así se les asegura un empleo formal la posibilidad de acceder a todas las facilidades para compatibilizar los estudios con el trabajo.