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Imagen: César Mejías

Justicia restaurativa: la alternativa a las cárceles que se está implementando a través de la arquitectura

Mientras se dedicaba a diseñar malls y casas lujosas, esta arquitecta tuvo una experiencia que no la dejó seguir en ese rubro: conocer una cárcel. ¿Se dedica hoy a crear cómodas, mejores y más bellas cárceles? No. Diseña espacios para que las prisiones sean cada vez menos comunes.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2018-04-25 | 07:00
Tags | justicia, arquitectura, cárcel, restarativa, delito, diseño.
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Que levante la mano quién no siente que las cárceles mantienen la seguridad de un país. Y que, de algún modo, hacen justicia. ¿Acaso no merece castigo quien comete un crimen?, solemos pensar.

Lo que nunca pensamos es por qué esa persona cometió el crimen. No nos interesa.

Nunca pensamos que fue un error, nunca pensamos que puede haber voluntad de cambiar. Tampoco que el camino a esa sanación está lleno obstáculos y la cárcel no hace más que dificultarlo todo. La aislación de la sociedad, el contacto con redes destructivas, cumplir condena viendo pasar las horas, escaso acceso a la rehabilitación y la dificultad de reinsertarse, ¡es difícil no reincidir!

Deanna Van Buren es arquitecta y quiere cambiar eso. Bueno, no desde siempre, porque antes se dedicaba a diseñar malls y casas lujosas, hasta que invitada por una amiga, fue a la Institución Correccional del Estado de Chester (Pensilvania, EEUU) a enseñar sobre el poder positivo del diseño.

“Al acercarme a este edificio de concreto, estas ventanas diminutas, alambre de púas, muros altos, torres de observación, y en el interior, estos espacios fríos y duros, poca luz o aire, los guardias gritando, las puertas sonando, una pared de celdas llenas de tantos cuerpos negros y cafés (…) Como arquitecto, lo que estaba viendo fue cómo una prisión es el peor tipo de edificio que podríamos haber creado para abordar el daño que nos estamos haciendo unos a otros. Pensé: Bueno, ¿podría diseñar una alternativa a esto, aparte de construir una prisión más bonita?’”, dice en su charla TED.

Cuando esa pregunta se juntó con su conocimiento del concepto de “justicia restaurativa”, ya no pudo dedicarse más a diseñar algo que no tuviese que ver con esto.

Reparando daños y vidas

Lo que descubrió Deanna en su visita a la cárcel no fue solamente que eran espacios fríos y totalmente alienantes, sino que había otra vía más humana y efectiva de hacerse cargo de muchos de los delitos que habían cometido personas que se encontraban tras las rejas. Y que la arquitectura tenía un rol que jugar en todo eso.

Se trata de la justicia restaurativa, que apunta a sanar los daños del delito a través de la reparación con las víctimas y su comunidad y, por otro lado, de la rehabilitación del responsable. Ve el crimen como la ruptura de una relación, por lo que busca reunir a las personas en torno al diálogo en un ambiente de respeto, transformación y enmienda.

“Es una metodología para solucionar problemas que, de varias maneras, involucra a la víctima, al ofensor, a las redes sociales, las instituciones judiciales y la comunidad. Los programas de justicia restaurativa se basan en el principio fundamental de que el comportamiento delictivo no solamente viola la ley, sino también hiere a las víctimas y a la comunidad”, señalan en la ONU.

Considera las siguientes premisas: la respuesta al delito debe reparar lo más posible el daño sufrido por la víctima; los responsables deben entender que su comportamiento no es aceptable y que tuvo consecuencias reales para la víctima y la comunidad; deben aceptar la responsabilidad por sus acciones; las víctimas deben poder expresar sus necesidades y la mejor manera para reparar daños; y la comunidad tiene la responsabilidad de contribuir en el proceso.

En ese proceso, que puede variar según el programa y el tipo de delito, un mediador ayuda a ambas partes a llegar a un acuerdo que satisfaga las necesidades de ambas y proporcione una solución al conflicto. Es decir, ¿la conocida mediación penal?

No exactamente lo mismo, pues la justicia restaurativa apunta a un diálogo más allá de la víctima y el ofensor, que involucre a toda la comunidad. Además, busca reformar la justicia penal y masificar otras vías de solución a los conflictos civiles. De todos modos, podría decirse que la mediación bien enfocada es un método de justicia restaurativa (para más detalles, entra aquí).

La justicia restaurativa ofrece un espacio de humanidad y encuentro, que es capaz de desarrollar habilidades comunicacionales y de reconfiguración de la manera de resolver los problemas”, dice a El Definido el abogado chileno Iván Navarro, experto en mediación penal y que trabaja en el diseño del nuevo servicio de reinserción social juvenil que reemplazará a Sename.

Se oye bonito pero, ¿funciona?

Realmente funciona. Ha sido efectiva en países tan diferentes como Nueva Zelanda y Ruanda. Según Van Buren, los datos demuestran que construye empatía, reduce la reincidencia violenta hasta en un 75% y alivia el trastorno por estrés postraumático (y otros estudios también concluyen lo mismo). Incluso entrando en el terreno de la economía, le significa un ahorro considerable al Estado, si se trata de disminuir la reincidencia.

Este impacto positivo ha hecho que fiscales y jueces en el mundo, comiencen a resolver algunos casos con estas medidas… Entonces, ¿por qué no estamos diseñando edificios para estos procesos en vez de más y más cárceles?, se pregunta Van Buren.

Creo que diseñamos para la guerra y la adversidad todo el tiempo. Tomamos decisiones basadas en el miedo y la disfunción psicológica que casi siempre conducen al conflicto y a la arquitectura del conflicto y el castigo. Diseñar para la paz requiere sistemáticamente de un cambio completo en los valores, una posición de empatía y recuperación del trauma", dice la arquitecta.

¡Manos a la obra!

A través de su oficina de arquitectura, Designing justicie + Designing spaces, Deanna está construyendo espacios para amplificar la justicia restaurativa. No cárceles, sino emplazamientos en dónde se facilite poner en práctica el concepto. A partir de talleres con los reos se hizo evidente una necesidad tan simple como la presencia de mucho espacio abierto, acceso a la vegetación o vistas panorámicas desde la ventana.

Ella ha concluido que el espacio debe ser neutral, donde la gente se sienta cómoda y segura física y emocionalmente. Debe haber áreas para la reflexión, la privacidad y la celebración, comenta Van Buren en una entrevista.

Por ejemplo, el Centro de Construcción de Paz de Near Westside (Nueva York, EEUU), desarrollado por Designing Justice + Designing Spaces, es el primero en implementar un programa de establecimiento de la paz.


Centro de Construcción de Paz de Near Westside.

Actualmente en construcción, el Centro de Justicia y Economía Restaurativa (Oakland, EEUU), busca ser un espacio para la restauración de delitos y un centro de formación de empleo, pues entre un 60% y 75% de las personas liberadas de la cárcel, quedan desempleadas a un año de haber salido. “Si no pueden satisfacer sus necesidades económicas básicas, van a cometer delitos, cualquiera de nosotros lo haría”, apunta Van Buren.


Centro de Justicia y Economía Restaurativa

También han renovado una sala en un colegio que utiliza el enfoque de la justicia restaurativa, en vez de las tradicionales suspensiones y expulsiones, también en Oakland.


Restorative Justice for Oakland Youth

Ya ampliando el concepto, el proyecto pop-up Village (aldea emergente), en San Francisco EEUU, consiste en buses reutilizados que instalan en zonas urbanas abandonadas de sectores vulnerables, para ofrecer servicios a la comunidad que son fundamentales a la hora de prevenir la delincuencia: recursos educativos, salud, bienestar, emprendimiento y familia.

Así es como se han enfocado en tres líneas: centros de establecimiento de la paz, centros de justicia y economía restaurativa y aldeas emergentes. Todos son espacios que abordan las causas de la encarcelación masiva, pero ninguno de ellos es una prisión.

Pero hay mucho más que podría hacerse y con el costo de construir una cárcel, podrían construirse 30 centros de justicia restaurativa, asegura Van Buren, entonces, ¿por qué insistimos solo en encerrar?

¿Y qué hay de los delitos graves?

Deanna Van Buren nos invita a imaginarnos un mundo sin cárceles. Con esto no apunta a prescindir totalmente de ellas, sino a imaginarnos otro tipo de justicia. Es claro que hoy no podríamos suprimir las cárceles, pero sí complementar y reformar el sistema tradicional, mal que mal, desde hace siglos que las cárceles no han cambiado demasiado.

Navarro nos explica que independiente de que no se pueda aplicar a todo delito, “si promovemos el uso de prácticas restaurativas (reparación), estamos generando una respuesta de mejor calidad a las infracciones penales, porque instala mejores habilidades relacionales y comunicacionales en la ciudadanía, aumentando capital social. Luego, ese modelo aporta como resultado disminución de reincidencia, activación de las redes de apoyo, des-etiquetamiento del ofensor como tal ante la sociedad, menos re-victimización y mejor cohesión social (reinserción); todo lo cual en definitiva redunda en contextos sociales menos conflictivos, donde los efectos del delito son comprendidos como una oportunidad de colaboración, comunicación y cultura de paz (seguridad)”.

Agrega que eso sí, que es fundamental que los programas de rehabilitación y reinserción social se masifiquen en las cárceles.

De todos modos, incluso si se trata de criminales psicópatas, la justicia restaurativa puede ser una herramienta que ayude a mejorar sus conductas, según Daniel Reisel, neurocientífico que estudia el cerebro de estos grupos: “En un encuentro así, el criminal puede ver, quizá por primera vez, a la víctima como a una persona real con pensamientos y sentimientos y una genuina respuesta emocional. Esto estimula la amígdala y puede ser una práctica de rehabilitación más efectiva que el simple encarcelamiento”.

Bonus track: por primera vez en Chile

Iván Navarro está participando en el diseño e implementación del nuevo servicio de reinserción social juvenil que reemplazará al Sename (Ley 20.084). Hoy, la propuesta está siendo tramitada en el Senado y considera un programa nacional de mediación penal juvenil con enfoque en justicia restaurativa, que se aplicará en un par de años.

Aunque en Chile entre 2001 y 2014 hubo casi 5.000 casos judiciales derivados a mediación penal, esta reforma reconocerá la justicia restaurativa en un texto legal por primera vez en Chile.

Navarro lidera actualmente un piloto de mediación con casos junto a la Fiscalía Nacional y la Defensoría Penal Pública en la zona norte de Santiago, en vías de ampliarse a Valparaíso, donde han atendido casos de robos, lesiones, microtráfico y cuasidelitos de homicidio, entre otros.

Está integrado al sistema penal, pero en las audiencias no hay gendarmes, los jueces bajan del estrado a saludar a las partes, valorando su participación, y se ha integrado a la familia del ofensor en ocasiones. Ofensores y víctimas de delitos han tenido un rol protagónico y han manifestado altos niveles de satisfacción, según las mediciones, nos cuenta el abogado.

Una de las cosas que Navarro cree que deberíamos hacer hoy en el país, es “fortalecer las competencias y conocimientos de los operadores institucionales del sistema penal. Que conozcan los principios, límites y beneficios de la justicia restaurativa y puedan aplicarlos en su trabajo con el caso penal (delito) y las personas. Esto permitiría generar una respuesta distinta, focalizada en las necesidades de los ciudadanos”.

Considera también importante que en la educación y los medios, se dé a conocer la justicia restaurativa y el impacto que ésta puede tener.

Y con respecto a la arquitectura señala: “La justicia restaurativa proyectada también en la arquitectura y diseño de los juzgados y cárceles, puede aportar para que sean coherentes con el tipo de metodología o intervención que se hace en mediación: tratar a las personas como tales, entendiendo que son partes de un conflicto común que ofrece la oportunidad de reparar el daño y proyectar hacia el futuro una relación armónica. De otra manera, si pensamos hacer mediaciones en los juzgados penales por ejemplo, el mensaje simbólico del entorno sería disonante con la propuesta que hace el mediador: le está diciendo al ofensor que el conflicto es una oportunidad de cambio, sin embargo el contexto lo sigue tratando como delincuente”.

Una visión integradora de la justicia restaurativa, que involucre no solamente la aplicación práctica de sus conceptos, sino un entorno que acoja la operación, medios de comunicación que divulguen sus buenos efectos y funcionarios dispuestos a poner su trabajo y su esfuerzo en esta nueva forma de comprender la justicia, podría ser una alternativa al problema carcelario que sufre buena parte del mundo.

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Comentarios
Sergio Chesta | 2018-04-25 | 07:14
1
Muy buena iniciativa... al parecer en latinoamérica la implementación de la justicia restaurativa ha tenido buena evidencia de impacto. Me gusta la idea de la diversidad de programas y enfoques para abordar el problema de la delincuencia en toda su diversidad.
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