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El refugio de perros en Centroamérica que acoge a 1.200 animales en libertad
Se trata de un refugio único en el mundo que acoge a 1.200 perros y que, gracias al trabajo de un pequeño equipo y de donaciones, le está dando una segunda oportunidad a miles de animales. En El Definido te contamos cómo es.
A minutos de San José (capital costarricense), se encuentra Territorio de Zaguates, una finca donde acogen a perros rescatados en malas condiciones. Zaguates se les llama en Costa Rica a los perros que no tienen raza, es el equivalente a quitro acá en Chile.
Ahí en medio de la naturaleza, alrededor de 1.200 perros conviven bajo el cuidado de Lya Battle y Álvaro Saumet, matrimonio fundador de la iniciativa, y de un pequeño equipo de empleados nicaragüenses que se encargan de su cuidado, mientras esperan que una familia los adopte.
El proyecto, que partió hace 12 años, ya se ha convertido en un ejemplo sobre cómo es posible cuidar a los perros sin tener que tenerlos encerrados en una jaula. Conversamos con sus creadores y esto es lo que nos contaron.
Una segunda oportunidad
En El Definido conversamos con Lya Battle y nos contó que fue ella, hace más de una década, la que le propuso a su marido que comenzaran con el proyecto. Se dio cuenta de hay muchos perros que nunca van a lograr tener un hogar, porque las personas buscan cachorros y no perros más viejos.
Se moría de pena al pensar que ellos (los perros adultos) tenían solo dos opciones: volver a la calle o ir a un refugio, en el que posiblemente tampoco los iban a adoptar y entonces, los “dormirían” por falta de espacio o pasarían el resto de su vida en una jaula.
Después de 12 años a cargo de Territorio de Zaguates, han mantenido esa promesa y literalmente viven con más de mil perros alrededor. “Ahora abarca todo nuestro tiempo y todo nuestro esfuerzo”, confiesa.“Eso me parecía inconcebible, entonces teniendo una finca grande decidimos mi esposo yo, seguir rescatando y dando en adopción”, asegura y agrega que acordaron que los que no fueran adoptados, se podrían quedar el tiempo que sea en la finca, ya que problemas de espacio no iban a tener.
Los perros que están en malas condiciones y que llegan a ellos a través de contactos, son los que tienen prioridad, explica Lya. A veces, hay quienes les piden que acojan a animales que ya viven en una casa y que, por distintas razones, sus dueños no podrán seguir cuidándolos. Sin embargo, los más abandonados y dañados, son los que ingresan primero.
Lya les explica a quienes dicen no poder seguir cuidando a su perro, que ella puede prestarles otro servicio: publicar una foto del animal en su página web para que alguien lo adopte. Sin embargo, considera que no es justo para el perro que vive en una casa, tener que irse a la finca con miles de otros perros, porque no lo va a pasar bien, pues tendrá una vida completamente distinta a la que está acostumbrado.
La vida que merecen
Uno de los objetivos de la finca, es que cada perro pueda tener una familia que le entregue amor y los cuidados que necesita. Sin embargo, como en todo el mundo, la gente prefiere cachorros, dice Lya y agrega que no nos damos cuenta de que en verdad los más pequeños requieren mucho más trabajo y son más traviesos que los adultos.
Nos cuenta que por suerte, todavía hay gente de buen corazón que se contacta con ellos para adoptar a uno de estos perros y además, personas de todas partes del mundo dispuestas a ayudar con dinero para que el proyecto siga en pie.
Lya dice que ella se siente afortunada de poder ayudarlos y darse cuenta de que gracias a las gestiones de Territorio de Zaguates, hay animales que consiguen una casa y otros que no lo logran, pero que viven tranquilos en la finca, donde por lo menos nadie los agrede y tienen comida todo el día.
“No deja de maravillarme que esas criaturas que no tienen nada que ver con nosotros como especie, nos aman y confían en nosotros ciegamente, eso para mí es un honor”, asegura.
Durante la noche los perros permanecen encerrados, pero durante el día son completamente libres para echarse al sol, comer, dormir, o lo que ellos quieran. Además, casi todos los días tienen caminatas o trotes de 2 o 4 kilómetros por la finca.
Este proyecto es llamativo por la cantidad de perros que cuida, pero Lya advierte que si alguien quiere hacerlo, no es necesario tener 1.200 perros como ellos. “Se puede hacer con 50 con 100, no hace falta tener una finca de 300 hectáreas, perfectamente pueden ser en diez, pero hay que hacerlo, porque la solución de ´dormir´ a un perro no es justa”, señala.
Además, asegura que es necesario que las autoridades de todos los países hagan algo para controlar la natalidad de los perros callejeros, porque no es justo tenerlos encerrados. “Los que están, tienen derecho a estar bien y felices”.
Territorio de Zaguates se financia principalmente por donaciones de extranjeros y costarricenses (si quieres donar, puedes hacerlo en este link). Con eso se pueden pagar las medicinas de los perros, las cirugías para castrar a los animales, las vacunas, las desparasitaciones y el mantenimiento de las zonas comunes de los perros, entre otros.
Además, reciben mucha ayuda de una empresa nacional que hace más de cuatro años les dona la mitad del alimento que comen los perros. “Cada dos semanas nos mandan 3 o 4 toneladas, que equivale a la mitad de lo que se comen ellos en esos 15 días. Eso son miles y miles de dólares que no tenemos que drenar de otras necesidades”, explica.
Patricia Dada
Lya dice que ella sigue haciendo esto porque le parece injusto no hacerlo y además, tiene la certeza de que si ellos logran sobrevivir y demostrar que sí se puede, esto puede llegar a más partes del mundo y más gente se va a animar a hacerlo.
Asegura que no es imposible mantenerlos libres, que los perros, como muchos podrían pensar, no se vuelven más destructivos, tampoco vuelven a su estado salvaje y no se atacan entre ellos si se socializan bien y están cuidados por seres humanos. Dice que aunque este es un trabajo humano tremendo, se puede lograr. “No es fácil, es mucho más fácil meterlos en jaulas, pero eso no es calidad de vida, esa no es la vida que merece vivir un perro”.
¿Conoces a alguien que haga algo parecido acá en Chile?
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