Imagen: César Mejías

Jefes con complejo de Dios (y cómo lidiar con ellos)

Consideran que su desempeño como líder es impecable. Son arrogantes, creen no cometer errores y siempre critican al resto. Les falta humildad y un efectivo proceso de introspección. ¿Qué puedes hacer si tienes un jefe así o… si te sientes identificado con esta descripción?

Por Javiera Alarcón | 2018-03-12 | 17:20
No asumen errores, ni piden opiniones, sólo dan órdenes. Piensan que las personas deberían estar agradecidas sólo por el hecho de trabajar con él, porque “el jefe” sabe cómo liderar bien un equipo y llevarlo al éxito.
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No sabemos si has oído hablar del complejo de Dios, pero puede que hayas tenido o tengas algún jefe que lo padece. ¡Se hace así porque yo lo digo!, ¡No, no fue mi error, fue el tuyo!, ¡Si todos ustedes hicieran el trabajo como yo, nuestro departamento sería otra cosa! Son algunas de las frases que puedes haber escuchado por enésima vez.

Muchos de ellos ni siquiera saben que el resto los percibe así: arrogantes, poco empáticos y que son quienes verdaderamente perjudican al equipo. Todo lo contrario, piensan que son totalmente accesibles e inspiradores para el resto. Se trata del complejo de Dios.

¿Cómo son estos líderes?

Según cuenta a El Definido el psicólogo organizacional Ariel Alvear, los líderes así creen tener la razón en absolutamente todo. No asumen errores, ni piden opiniones, sólo dan órdenes. Piensan que las personas deberían estar agradecidas sólo por el hecho de trabajar con él, porque “el jefe” sabe cómo liderar bien un equipo y llevarlo al éxito. También se sienten tremendamente amenazados cuando se percatan que otra persona tiene potencial de crecimiento.

Otras de sus características son las de dar órdenes con poca información o ambiguas. “De esa manera dejan espacio para que el trabajador se equivoque y genera oportunidades para ser retados o agredidos por estos sujetos”, nos explica el psicólogo.

Gracias a este tipo de jefes surgen fácilmente los empleados “chupamedias”. Ellos también ocasionan problemas dentro de los equipos: rivalidad, enemistad y un ambiente hostil.

Según explica Tish Squillaro, escritora y directora ejecutiva de una consultora de estrategias, es importante no confundir la seguridad de un líder con su arrogancia: “Hay una delgada línea entre la confianza y la arrogancia, y para los ejecutivos, puede ser una línea letal para cruzar. Sin una gran dosis de confianza en sí mismos, pocos tendrían la oportunidad de aventurarse o convencer a otros para que les dejen liderar. Sin embargo, muchos se quedan ciegos ante la abundancia de confianza y sólo terminan siendo arrogantes”.

Usualmente estos jefes prefieren quedarse siempre en el mismo lugar, y no dan espacio para la innovación. Esto es lo que expone el economista Tim Harford en su charla TED, quien explica que para solucionar problemas se debe prescindir del complejo de Dios y usar una técnica que funcione: la del ensayo y error. Sin este espacio, es difícil lograr un cambio real. “Es este proceso de ensayo y error, lo que explica tanta divergencia en la organización de las economías occidentales. Ésta no surgió por haber puesto algún ser ‘superinteligente’ a cargo. Sino que surgieron por ensayo y error”, explica Harford.

¿Humildad sinónimo de éxito?

Un estudio encabezado por Angelo Kinicki, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Estatal de Arizona,quería determinar si la humildad de personajes como Darwin E. Smith, CEO de la fábrica de Kleenex y Huggies (quien generó rendimientos cuatro veces mejores que las del mercado), era determinante para convertirse en un líder exitoso.

Debido a los rasgos de humildad, autoconciencia y empatía asociados al confucianismo, decidieron realizar la investigación dentro de 63 empresas chinas, donde entrevistaron a más de mil personas. Sus conclusiones fueron las siguientes: mientras más humildes son los líderes, mejor trabajan los empleados. Esto porque perciben que su trabajo es más significativo y sienten mayor autonomía.También están más dispuestos a participar en la toma de decisiones y ser un real aporte para el equipo.

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Kinicki dice que tenemos arraigado un estereotipo erróneo: que las personas humildes son débiles e indecisas, pero es todo lo contrario. Quienes hablan y dejan hablar, aquellos que piensan en el bienestar de los demás, en lugar de preocuparse por ellos mismos, son quienes mejor lideran las empresas. Y de paso las que generan más dinero.

¿Qué tanto perjudican al equipo?

La personalidad narcisista de un líder con complejo de Dios, no permite que el equipo se pueda empoderar, ya que quieren que todo se haga a su manera. Según Ariel Alvear, a nivel individual esto desmotiva y genera descompromiso en los empleados, porque no se sienten reconocidos ni respetados.

También indica que los colaboradores sienten que tienen pocas oportunidades de aprendizaje y comienzan a sentir frustración. A tal nivel que incluso pueden sentirse como autómatas que no viven su vida, agotamiento emocional y baja realización personal.

“Paralizan departamentos enteros y acallan las ideas de todos, excepto las suyas. Los líderes arrogantes, como los ejecutivos que operan desde una base de miedo, no logran nada, ya que los equipos que carecen de un buen liderazgo y motivación se les escabulle la productividad, creatividad e impulso”, dice Tish Squillaro.

Por su parte, Ariel nos explica que reportan más licencias médicas, rotación de personal y aumento en la carga laboral. “Por esto la organización tendrá dificultad para alcanzar sus metas y podría no ser sostenible en el tiempo si posee mucho jefes con este complejo”.

¿Qué hacer si tienes un jefe así?

Stanley Silverman, profesor de psicología industrial organizacional e investigador de “La Escala de Arrogancia en el Lugar de Trabajo”, explica que debes tener muy claro cuál es tu rol y no pelear por aquello que no tiene sentido. “Asegúrate de saber cuáles son las expectativas de tu puesto de trabajo y preocúpate de tener respaldo de lo que has hecho”, dice Silverman.

Ariel Alvear explica que también es importante generar vínculos con tus compañeros de trabajo para apoyarse mutuamente y alcanzar los objetivos que se propusieron. Así entre todos podrán generar un buen ambiente de laboral.

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Debes tener en cuenta que ciertos errores pueden ser de tu responsabilidad (no se le puede echar toda la culpa al jefe). Lo mejor es enfocar tus esfuerzos en el trabajo y no esperar cosas que probablemente nunca ocurran, tal como recibir el reconocimiento que te mereces.

¿Pueden mejorar?

Sí, es posible. Lo que deben hacer es ser conscientes de las características que posee un buen líder y tratar de imitarlas. Bueno, y si a estas alturas del artículo se sienten identificados, tomen nota también. ¿Cuáles son?

- Sabe que es una persona igual que los demás y que simplemente está cumpliendo un rol distinto al resto.

- Debe transmitir los objetivos y criterios de éxito al equipo de forma clara y explícita.

- Asume toda la responsabilidad de sus actos y decisiones. También sabe pedir disculpas al equivocarse y reconocer sus errores.

- Motiva a su equipo, dando retroalimentación continua a cada miembro (positiva en público y correctiva en privado).

- Es capaz de enseñar al resto y se enfoca en lo que puede hacer por otros y no tanto por lo que puede hacer por sí mismo.

- Está abierto a dudas, sugerencias y comentarios acerca de su liderazgo. Genera instancias tanto públicas como privadas para que cada miembro pueda entregar sus puntos de vista.

También puede ser útil recibir ayuda de un coach o participar de capacitaciones de liderazgo.

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“Estos comportamientos son específicos y fáciles de tratar. Hay que recopilar las conductas del individuo, mostrarles dónde está su arrogancia y luego hay que trabajar con ellos desarrollando actividades para que sean menos arrogantes”, explica Silverman.

Sin embargo lo más importante de todo es que la persona esté dispuesta a cambiar.

¿Has trabajado con alguien que tenga complejo de Dios? ¿Qué otras recomendaciones para mejorar le darías?

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Comentarios
Jose Reyes | 2018-03-19 | 09:48
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A mi experiencia, yo me cambie de pega y una de las razones es que tenia un jefe asi y al leer este articulo era leer una descripcion de mi antiguo jefe XD pero bueno ojala mejore y ojala lea este articulo para lograrlo.
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Gonzalo Abarzúa | 2018-03-19 | 23:44
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Tristemente, los jefes que he conocido así tienden a no cambiar hasta donde yo he visto... especialmente si no tienen superiores o gozan del aval de éstos. Invariablemente he terminado cambiándome de pega, y debo decir que las personas de mejor rendimiento también lo tienden a hacer, ya que éstos jefes no reconocen aportes ni estimulan la creatividad. Me parece que el artículo no da mucho espacio a cómo apoyar los cambios, sino más bien a guardarse las espaldas (lo cual no es malo, pero no garantiza nada). Quizá lo mejor es salirse?
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