* Actualización: el pleno del Congreso peruano decidió finalmente no aprobar el pedido de vacancia contra el presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), por lo que seguirá en el cargo.
Mientras en Chile hace un par de días estuvimos en plenas elecciones presidenciales, en Perú se encuentran frente a una urgente disyuntiva política: destituir o no a su actual presidente, Pedro Pablo Kuczynski (conocido como PPK). La razón son supuestos vínculos con el caso de corrupción más grande de los últimos tiempos en América: Odebrecht.
¿A qué nos referimos? Como explicamos en esta nota, Marcelo Odebrecht, dueño y miembro de la familia fundadora de la mayor constructora de América Latina -Odebrecht Realizaciones Inmobiliarias (con presencia en 28 países de la región y África)- fue detenido en Brasil por su participación en actos de corrupción.
Esta empresa llevó a cabo entre 2001 y 2016, un complejo modelo de desfalco a las arcas públicas, inflando los precios del costo de los proyectos y repartiendo los “beneficios” entre políticos, partidos, funcionarios e intermediarios.
Estos actos ilícitos no solamente sucedieron en Brasil, sino en varios países, manchando a personajes como Michel Temer, Dilma Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, Ollanta Humala, Nadine Heredia, Alejandro Toledo y Juan Manuel Santos, entre otros.
Esta semana, se ha desarrollado uno de los capítulos más álgidos de esta historia, pues por primera vez se señala con el dedo a un presidente en ejercicio: Pedro Pablo Kuczynski. ¿Qué fue lo que pasó? Hoy en El Definido lo explicamos.
Todo partió el miércoles pasado, cuando la constructora brasilera reveló un supuesto pago de 4,8 millones de dólares (más de 3 mil millones de pesos chilenos) a dos empresas de asesorías vinculadas a PPK -First Capital y Westfield Capital- entre 2004 y 2012.
Lo más grave, es que cinco de estas transacciones se habrían efectuado a Westfield Capital por un total de 752 mil dólares (más de 480 millones de pesos), justamente durante los años en que PPK era Ministro de Economía en el gobierno del presidente Alejandro Toledo, entre 2004 y 2006, lo que revelaría peligrosos conflictos de intereses.
El 15 de diciembre recién pasado, el Congreso peruano –dominado por la oposición- aprobó que el próximo jueves 21 de diciembre se debata la destitución de PPK, a causa de su supuesta vinculación con el caso Odebrecht.
Alegan “incapacidad moral” para continuar con su ejercicio, haciendo valer una figura de la Constitución peruana que permite inhabilitar al jefe de Estado por hechos extraordinarios que no necesariamente incurren en delitos (el año 2000 ya sucedió con Fujimori).
El gobierno de PPK está en la cuerda floja, pues 93 parlamentarios votaron a favor de la moción mientras sólo 17 se manifestaron en contra, lo que no vaticina un buen futuro para el actual presidente. ¿Sus posibilidades de seguir al mando? Lograr defenderse y dar respuestas a las decenas de preguntas que tiene pendientes el pueblo peruano, en una hora que dispone legalmente para hacerlo el mismo jueves, ya sea mediante sus propias palabras o las de su abogado.
Y todo se torna aún más de color de hormiga para la presidencia cuando, según la encuesta Ipsos Perú, el 57% de los peruanos quiere que Kuczynski deje la presidencia (quien sólo goza de un 18% de aprobación ciudadana actualmente).
Por su parte, PPK ha declarado que los que promueven su vacancia, tienen como objetivo “manejar el Estado sin haber ganado la elección presidencial”. También resaltó las consecuencias “terribles” que tendrá para Perú su destitución, pues señaló que su país está en una fase de progreso y que puede prosperar con un “presidente honesto” a la cabeza.
“Yo no he tomado un centavo”, afirmó, “yo les imploro a todos que sigan nuestra trayectoria, que escuchen lo que vamos a decir el jueves y que apoyen”. También criticó el hecho de que el Parlamento pretenda destituirlo sin antes haber abierto una investigación o entablado una acusación constitucional.
El domingo pasado pidió disculpas públicamente al país por no haber explicado bien sus vínculos con Odebrecht, rechazando el haber gestionado personalmente negocios con la firma brasilera:
“El accionista (de Westfield) es una persona: yo. (Durante mi tiempo como ministro) no participé en ninguna decisión, me separé, yo no aprobé estos contratos, los firmó el gestor. En banca de inversión hay una muralla entre los accionistas-dueños y los gestores”, explicó.
Sin embargo, el mandatario aún no demuestra con ningún documento que efectivamente se haya desvinculado de la empresa al momento de asumir como ministro. Por otra parte, la constructura brasilera insiste en que los servicios que le brindaron las compañías vinculadas al jefe de Estado fueron lícitos y contabilizados debidamente. Además, los acuerdos fueron gestionados directamente con el socio de Kuczynski, el empresario chileno Gerardo Sepúlveda.
Para que se apruebe la vacancia, es decir la destitución,se necesitan 87 votos de los 130 congresistas, y todo pinta a que efectivamente se concretará, pues el mandatario sólo cuenta con el apoyo de su propio partido: Peruanos Por el Kambio (PPK). En cuanto al resto de los partidos mayoritarios: Fuerza Popular (partido de la ex candidata rival Keiko Fujimori); el Frente Amplio (que apoyó a Kuczynski en las elecciones); el APRA (de Alan García) y la Alianza para el Progreso (de derecha), ya han adelantado que votarán la moción.
En caso de que PPK salga de la Casa de Pizarro, asumiría el vicepresidente actual, Martín Vizcarra y, en caso de no hacerlo, le corresponderá a Mercedes Aráoz, segunda vicepresidenta. Ahora, si ninguno de los dos toma el cargo, el tercero en la línea es Luis Galarreta, presidente del Congreso.
Dentro de las circunstancias que han llamado la atención, destaca el hecho de que la dirigente fujimorista y ex presidenta del Congreso, Luz Salgado, declarara que su partido hoy es el que encabeza la lucha anticorrupción de Perú, considerando que el ex presidente Fujimori actualmente cumple una condena de 25 años por violaciones a los derechos humanos, robo y corrupción.
El partido Alianza por el Congreso ha pedido directamente la renuncia de PPK, “por el bien de la democracia y en pro de la gobernabilidad”. Y, en paralelo, PPK reveló que su Ministro de Interior, Carlos Basombrío, presentó esta semana su renuncia, la que no fue aceptada por el mandatario, quien pretende convencerlo sobre su permanencia.
Mientras PPK prepara su defensa y seguramente intenta conseguir votos a favor en el Congreso, el pueblo peruano deberá afrontar una de las semanas políticamente más complicadas de sus últimos años. Habrá que escuchar la argumentación de PPK y su posible presentación de documentos, o bien, su destitución del cargo. Por último, también existe la opción que algunos han considerado “un camino más decoroso”: su definitiva renuncia a la presidencia.
Recientemente, dos abogados presentaron una demanda de amparo ante el Poder Judicial para evitar la vacancia del presidente peruano. Se trata de Francisco Dios y Juan Sánchez Chiang, quienes no son representantes oficiales de PPK, y alegan la vulneración de diversos derechos fundamentales, debido a la prisa con la que el Congreso pretende realizar este procedimiento extraordinario.