Se viene el verano y Chile está obeso. Así es. La semana pasada la FAO y la OMS dieron a conocer el estudio"Panorama de Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe", que demostró que los hombres adultos de nuestro país son los segundos más obesos de Sudamérica; y las mujeres, las primeras.
El estudio señala que un 32,8% de las chilenas mayores de 18 años tiene obesidad o sobrepeso y en los hombres el porcentaje es de un 24,8%, siendo superados solo por los argentinos. Y en cuanto a los niños menores de cinco años, la tasa chilena está en un 9,3%, siendo el tercer país con más menores con sobrepeso y obesidad de América Latina y el Caribe.
¿Las razones? Diferencias biológicas de metabolismo, sedentarismo, mayor consumo de alimentos ultra procesados (con mucha azúcar, sal y grasas) y el auge de las tecnologías, señalóEve Crowley, representante de la FAO en Chile.
No es lo estético lo preocupante, sino los riesgos de salud que esto implica, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión y cáncer. Y que incluso en nuestra región, causan más muertes que el narcotráfico, la violencia, los conflictos y el crimen organizado, según la FAO.
Pero esto se puede revertir. Si bien los casos de éxito de reducción de obesidad en el mundo son prácticamente inexistentes, hay algunas excepciones que rompen la regla: políticas públicas, campañas de salud, promoción de vida sana e iniciativas comunitarias que han logrado torcerle la mano a la obesidad. En El Definido se las presentamos.
No. No es que los asiáticos sean solamente “por raza” más delgados que el resto del continente como se suele suponer. Las razones por la que Japón es por lejos la nación desarrollada con menor porcentaje de obesidad (3,5%) tiene que ver con una cultura, y un fuerte compromiso político y social para incentivar la vida saludable.
Con el objetivo de controlar la salud de su población adulta, los japoneses cuentan con una ley específica destinada a la prevención. Se trata de la Ley Metabo que dicta lo siguiente:
- Los adultos entre 40 y 75 años deben hacerse una medición anual del contorno de la cintura, promovida tanto por la salud pública como por las empresas (más de 94 para los hombres y más de 80 para las mujeres se califica como riesgoso).
- Los empleadores tienen un día anual identificado en el que todo su personal debe medirse la cintura. Si éstas no son saludables se anima a los empleados a acudir a sesiones de ayuda y a hacer más ejercicio.
- Las compañías promueven los descansos de los trabajadores para hacer ejercicios. Algunas empresas tienen gimnasios o canchas de badmington para sus empleados.
- Se anima a los empleados a acudir al trabajo caminando o en bicicleta.
También, como les contamos en este artículo, existe un plan de alimentación en las escuelas (desde 2005), que forma a los niños para que aprendan desde pequeños a alimentarse saludablemente. Por último, la cultura japonesa ayuda también a mantener los índices controlados al privilegiar la cocina fresca, de producción local, las porciones pequeñas y el gran consumo de vegetales.
Bastó que solo una persona se pusiera las pilas en esta ciudad norteamericana (una de las con peor hábito alimenticio de EEUU) para animar a toda una población obesa a cambiar los hábitos alimenticios y optar por una vida más saludable.
Estamos hablando de Mick Corentt, el alcalde republicano de Oklahoma City quien, al darse cuenta de su propia obesidad, retó a sus vecinos a perder entre todos 450.000 kilos, con la campaña "Esta ciudad se pone a dieta". Y lo logró. 47.000 personas perdieron cerca de 9 kilos cada una en un período de dos años.
¿Cómo? Dando el ejemplo (bajó 18 kilos) y animando a la comunidad. Así, las iglesias organizaron clubes de running, las escuelas analizaron los menús, las empresas celebraban competencias para perder peso, los chefs en los restaurantes competían por ofrecer platos saludables y la gente se concientizó en la existencia de este problema de salud que se les estaba yendo de las manos.
Además, el alcalde solicitó apoyo para que el gobierno subiera los impuestos para financiar una reforma urbana de infraestructura, ya que en Oklahoma era prácticamente imposible caminar (puras autopistas). Consiguió una gran inversión pública y privada y se crearon parques, veredas, ciclovías, complejos deportivos y paseos panorámicos en la ciudad.
También, se estudiaron las estadísticas para identificar los distritos con los peores datos de salud y se destinaron recursos para cambiar los hábitos de sus vecinos.
Gracias a esta estrategia Oklahoma fue bautizada como "el laboratorio de la vida sana".
Como les contamos antes en esta nota, el gobierno del país asiático activó el plan piloto "Una nueva forma de comer" en las escuelas básicas de China, que consta de cuatro pilares fundamentales:
1. Usar la jerga de los niños: para atraer la atención de los menores, diseñaron unas llamativas láminas que dicen: Cómete un arcoíris todos los días. El arcoíris está formado por frutas y verduras separadas por los colores amarillo, rojo, naranjo, verde, morado y pequeños matices. ¿Qué se esconde detrás? Una tabla que dice qué frutas y verduras componen cada color y en qué nos ayuda ingerirla.
Además, vincularon adjetivos amigables con el medio ambiente a ciertos alimentos. En el caso de la fruta y verdura, por ejemplo, la palabra que tratan de inculcar es "temporal", ya que no pueden comer las mismas durante todo el año.
2. Aprender jugando: todas las actividades relacionadas a instruir sobre los alimentos, se hacen a través de juegos. Con el objetivo de atraer la atención de los niños, en las clases sobre cómo alimentarse de manera saludable, ellos deben saltar, hacen competencias, memorizan canciones, juegan con los ojos vendados, etc.
3. Hablar claro sobre los efectos: el plan chino dice que no hay que ser tímido en asustar a los niños con imágenes de mataderos o dientes podridos, haciendo que se den cuenta que pueden ser engañados por la publicidad. La idea es vincular esas imágenes a acciones que se pueden hacer al respecto, como las elecciones diarias de los niños a la hora de comer.
4. Por la puerta de atrás: para llamar la atención de los niños y lograr que retengan el mensaje, el programa busca introducir la información nutricional de diversas formas: vinculando los alimentos con la sostenibilidad y el cambio climático por ejemplo o usando esta información para enseñarles inglés (considerado clave para los chinos, porque una persona bilingue puede triplicar su potencial salario).
La ciudad holandesa ha logrado disminuir el número de niños con sobrepeso y obesidad en un 12% en tres años y la baja más grande se ha dado en los grupos socioeconómicos más bajos. ¿Cómo lo han logrado?
Introduciendo cambios importantes en los colegios, los que luego se arrastran a la comunidad; utilizando las siguientes medidas:
- Los niños no pueden llevar jugo al colegio, sólo leche o agua.
- Se ha aumentado la inversión para poner más fuentes de agua por la ciudad para que la gente pueda disponer de ella en cualquier sitio.
- Se ha prohibido la celebración de cumpleaños en clase.
- Clases de cocina saludable en los colegios para aprender a realizar platos saludables y tradicionales de distintas etnias.
- La ciudad rechaza patrocinar eventos deportivos que estén financiados por empresas de comida rápida o bebidas azucaradas.
- Precios subvencionados para centros o actividades deportivas para familias con bajos ingresos.
- La importancia del sueño: se hacen reuniones con los padres para establecer unos correctos hábitos de sueños para los niños.
Es famosa a nivel mundial la dieta mediterránea, tan propia de los italianos que se caracteriza por un alto consumo en vegetales, pan, cereales, aceite de oliva, vinagre y vino; y que reduce fuertemente la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
Pioppi, un pueblito de Salerno en Italia es conocido como "el pueblo más saludable del mundo", donde el promedio de vida de un hombre ronda los 90 años, sin contraer las enfermedades crónicas del envejecimiento como la demencia o la diabetes tipo 2.
El cardiólogo Aseem Malhotra estudió en profundidad la dieta de este lugar y se basó en la realidad de este pueblo para impulsar "la dieta Pioppi", elaborada en base a las costumbres de sus habitantes y centrada en dejar de temer a las grasas y al colesterol, dejar de contar las calorías y empezar a considerar el azúcar como el enemigo público número uno y los carbohidratos refinados.
La lección más importante que aprendió fue que “la palabra dieta tiene una mala interpretación y que realmente significa estilo de vida. Comer pescado fresco y aceite de oliva era solo una parte importante de algo más amplio. Hacer ejercicio diario, falta de estrés, una buena calidad del sueño, una sociedad alegre”, señaló Malhotra. Reducir la ingesta de azúcar al máximo y preferir siempre los productos locales y naturales, eran las verdaderas claves de este pueblo para combatir la obesidad.
Además, el pueblo de Pioppi tiene un arraigado un estilo de vida saludable: duermen mínimo siete horas diarias, tienen tiempo necesario para almorzar con tranquilidad y dormir una pequeña siesta; se mantienen activos caminando mucho y ellos mismos cultivan, pescan y recogen la mayoría de los alimentos que consumen.
Chile tiene un gran camino que seguir por delante. Si bien ya existen iniciativas importantes como la Ley de Etiquetados y el plan Contrapeso de la Juaneb; éstas son solo el inicio y es necesario diseñar campañas y políticas públicas que nos lleven a los chilenos a lograr una vida más saludable.