La Primavera Árabe, el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos y la lucha contra la discriminación a los enfermos de sida. Cada una de estas causas tuvo grandes repercusiones a nivel mundial y comparten un importante rasgo: comenzaron con personas ordinarias.

Con "ordinario" nos referimos a su primera y más importante definición: "común, regular, que sucede regularmente". Es decir, gente sin bling bling, apellidos "adecuados" o gran poder político que lograron ser icónicas figuras en todo el mundo, en ocasiones, con un único y poderoso gesto.

Aquí te contamos las historias de 5 de ellas.

Rosa Parks y las mujeres que se negaron a ceder el asiento

Quizá no tan "anónima", pero no por ello la íbamos a ignorar. Rosa Parks era una tímida, responsable y muy respetada ciudadana afroamericana de la ciudad de Montgomery, Alabama. Eso hasta que un viaje en micro cambió su destino y el de toda una minoría.

La segregación racial era tan absurda en el Estados Unidos de mediados del siglo XX, que algunas localidades, como Montgomery, incluso dividían los puestos dentro de sus autobuses. Así había una sección para "blancos" y otra para "gente de color". Además, sin leyes que lo obligaran, los conductores (blancos en su mayoría), tenían la costumbre de pedir a sus conciudadanos de color que cedieran su asiento si la sección de "blancos" estaba ocupada.

Así le tocó a Rosa el 1 de diciembre de 1955. Por entonces llevaba años trabajando como secretaria en la NAACP, una organización que luchaba por los derechos de los afroamericanos y donde también participaba su marido.

"Cuando ese conductor blanco retrocedió hacia nosotros, cuando agitó su mano y nos ordenó pararnos de nuestros asientos, sentí una determinación de cubrir mi cuerpo como una colcha en una noche de invierno", comentó en su momento Parks.

De los 4 que recibieron la orden, Parks fue la única que no se movió (solo lo hizo para acercarse más a la ventana). El conductor llamó a la policía y la tranquila y tímida mujer de 42 años fue arrestada.

Pese a que Parks no fue la única ni la primera mujer afroamericana en ceder su asiento, su buen estatus en la comunidad y tranquila naturaleza la hizo idónea, a juicio de la NAACP, para servir como bandera de batalla por los derechos civiles de la minoría de color. La primera acción fue un boicot a los buses, organizado por un joven pastor de la organización: Martin Luther King Jr.

Parks se mantuvo políticamente activa, siendo instrumental en la elección del demócrata John Conyers para el congreso y trabajando como su secretaria desde 1965 hasta 1988, cuando se jubiló.

Rosa Parks murió en el año 2005. Su ataúd fue llevado al Capitolio en un bus similar al que se subió 50 años antes. Allí, en la llamada Rotonda, fue sepultada junto a otros grandes íconos estadounidenses como Abraham Lincoln y John F. Kennedy.

Ryan White, el joven que cambió la percepción sobre el VIH

Recientemente, en una muy buena noticia, les contamos que el sida había salido de las 10 enfermedades más mortales, aunque los contagios siguen aumentando, sobre todo en Chile. Hace unas pocas décadas el panorama era totalmente distinto.

El VIH fue recién descubierto en 1981 y fue por muchos años un estigma de la comunidad homosexual. La ignorancia sobre sus vías de contagio y el temor que esto producía, convirtió al síndrome en una especie de lepra del siglo XX, afectando la calidad de vida de los enfermos que, además de las complicaciones de salud, debían lidiar con la aislación y condena por parte de sus comunidades.

Así le sucedió a Ryan White, un niño hemofílico de Indiana, Estados Unidos, que contrajo VIH por una transfusión contaminada y que fue expulsado de su colegio debido a una petición de apoderados y profesores. Era 1984 y las investigaciones aún no lograban especificar las condiciones de contagio.

Los años pasaron, y pese a que le habían diagnosticado solo 6 meses de vida, Ryan y su familia continuaron peleando por su derecho a asistir al colegio en los tribunales distritales. Finalmente decidieron mudarse, en 1987, luego de que una bala atravesara el living familiar. En su nuevo hogar en Cicero, Indiana, el adolescente finalmente pudo reincorporarse a la vida escolar sin problemas, apoyado además con nuevas investigaciones científicas que descifraban el rol del contacto en la transmisión de la enfermedad.

Pese a su carácter retraído y tranquilo, Ryan se convirtió en el rostro en la campaña contra el VIH-Sida, siendo invitado a numerosos programas, dando charlas y ayudando a cambiar la negativa percepción que se tenía sobre quienes sufrían del síndrome.

Ryan murió en abril de 1990, un mes antes de su graduación. Su funeral fue multitudinario:

Cuatro meses después, el gobierno promulgó la Ley Ryan White que creó un programa federal que asiste a personas de bajos ingresos o no aseguradas que sufren de sida. Se estima que cerca de medio millón de personas se benefician del programa cada año -siendo el más importante a nivel federal contra el VIH-, razón por la que Barack Obama firmó su extensión en 2009.

El rebelde desconocido y su porfía en Tiananmen

Ni su edad ni nombre son conocidos y aun así fue una de las 100 personas más influyentes del siglo XX, según la revista Time.

A mediados de abril de 1989, millones de estudiantes, trabajadores e intelectuales chinos se movilizaron en una inédita protesta contra medidas sociales, económicas y políticas tomadas por el gobierno chino post-Mao.

Aunque eventos similares se dieron en cientos de ciudades del país, la más representativa es la que adaptó la Plaza de Tiananmen, en Pekín, como su centro de reunión. Unas 6 semanas pasaron hasta que, en la madrugada del 4 de julio, tropas abren fuego contra los asistentes. Aún se desconoce el número total de fallecidos. Las estimaciones van desde algunas decenas hasta miles.

Al día siguiente Tiananmen era zona casi exclusivamente militar y es aquí donde aparece este hombre:

"El hombre del tanque", "el rebelde desconocido", así es llamado este anónimo hombre que "trolea" a una columna de tanques entera. No solo se coloca frente a ellos y gesticula como diciendo "¡Váyanse!", sino que se mueve activamente para impedir su avance, motivando el aplauso de personas fuera de escena. En un momento sube sobre el tanque y parece hablar con el conductor. Luego se hace a un lado, solo para volver de pronto nuevamente a bloquear las imponentes máquinas. Nos quitamos el sombrero.

Este hombre y su singular acción, fantásticamente capturada por diversos fotógrafos, simboliza uno de los eventos más importantes que se han dado en la China comunista y que, sin embargo, muchos de sus ciudadanos desconocen por la rigurosa censura del gobierno. Incluso se cree que, si el Rebelde Desconocido aún vive, es probable que no sepa de su icónica importancia justamente por el control que aplica China a sus medios de información.

Si bien el Rebelde Desconocido no inició una revolución, el seguirá allí, firme, estático y convencido frente a los tanques, siempre dispuesto a servir como recordatorio de ese corto pero importante mes de protestas y la siguiente masacre militar.

Mohammed Bouazizi, el mártir de la Primavera Árabe

Entre 2010 y 2013 fuimos testigos de la Primavera Árabe, una serie de manifestaciones por democracia y derechos sociales en la península arábica y el norte de África que culminó con el derrocamiento de varias dictaduras de larga tradición.

Esta inédita revolución estalló en Túnez, el 17 de diciembre de 2010, cuando un vendedor de frutas tomó una desesperada medida contra los constantes acosos de la policía local contra su humilde negocio.

Mohamed Bouazizi era un joven de 26 años que se ponía con su carrito en las calles de Sidi Bouzid. Mensualmente se llevaba ganancias de 140 dólares (90 mil CLP), con los que tenía que subsistir en una pequeña casa de estuco, además de ayudar a su familia.

La corrupción de la localidad era cosa del día a día, y la policía era especialmente dura con Bouazizi, dice su familia. En la mañana del 17 de diciembre la cosa no cambió. Oficiales se acercaron al joven y pidieron un soborno ya que, supuestamente, Bouazizi no tenía permiso para vender (aunque, según autoridades de la ciudad, no es necesario para un carrito).

Testigos oculares aseguran que los oficiales comenzaron a pegarle y escupirle una vez que Bouazizi declaró no tener dinero. Voltearon su carrito y confiscaron su balanza digital.

El joven fue a reclamar a la oficina del gobernador, pero no lo recibieron. Bouazizi volvió pocos minutos después con una lata de gasolina. Comenzó a echarse el líquido encima mientras gritaba "¿Cómo esperan que me gane la vida?". El joven se autoinmoló frente al edificio gubernamental y terminó con el 90% de su cuerpo quemado.

Pocas horas después las primeras protestas aparecían en la misma ciudad. A los pocos días era todo Túnez el que se movilizaba contra la corrupción y represión de su gobierno, algo que habían demostrado diversos documentos publicados por WikiLeaks el mes anterior.

El 14 de enero de 2011, 10 días después de que falleciera Bouazizi por sus heridas, el dictador Ben Ali se exiliaba en Arabia Saudita. En las semanas siguientes las protestas ya se extendían fuera de las fronteras, hacia Libia, Argelia, Egipto, Yemen, entre otros.

Los niños que comenzaron la revolución de Siria

La revolución en Siria siguió poco después a la de Túnez. Comenzó con tímidas protestas en enero de 2011, pero realmente explotó al mes siguiente por una simple travesura de un grupo de niños en Daraa, ciudad del suroeste del país.

"Es tu turno, Doctor", fue el mensaje que Mouawiya Syasneh, de 14 años, y sus amigos pintaron en el muro de su colegio. El graffiti era un mensaje a Bashar al-Ásad, presidente de Siria y oftalmólogo de profesión.

El gobierno de Siria ya era reconocido por ser represivo y las noticias provenientes de Túnez no tranquilizaban precisamente al régimen de al-Ásad, quien había obtenido el mando de parte de su padre en el año 2000.

Los niños fueron detenidos por la policía y se les comunicó a los padres que “volvieran a sus casas a hacer más hijos, porque a estos no los verían más”. La gente de Daraa no se lo tomó bien y comenzaron a marchar diariamente por su liberación. Casi 1 mes después los niños fueron devueltos a sus lugares con evidentes señales de tortura.

"Me torturaron con cables, derramando sobre mí agua helada y electrocutándome muchas veces. Me colgaron de las muñecas desde el techo de la celda y me dejaron ahí por un día hasta que confesé y di los nombres de los otros niños", recuerda Syasneh.

El evento encendió la revolución en Siria, la que culminó, como sabemos, en una guerra civil que ha tomado la vida de más de medio millón de personas.

El recuerdo es, sin duda, agridulce para Syasneh, hoy militante del Ejército Libre Sirio. Su padre murió en el conflicto como también muchos de sus amigos. No tiene esperanzas de casarse y formar una familia, su deseo es continuar luchando y morir "como un rebelde".

En una reciente entrevista, el joven, hoy de 20 años, declaró que de conocer las repercusiones de sus actos no habría hecho el graffiti. "Lamento que tantas personas inocentes tuvieran que morir", agregó.

Aunque las motivaciones y los métodos de cada uno de estos personajes son distintos y algunos más loables que otros, todas son historias que demuestran que hasta los más grandes cambios son catalizados por una suma de pequeñas acciones, donde la primera no discrimina necesariamente por riqueza o poder.

¿Conoces otros casos?