¿Viste la película El Efecto Mariposa? Básicamente está inspirada en este concepto de la teoría del caos, que propone que dadas las circustancias idóneas, el batir de las alas de una mariposa se puede llegar a transformar en un huracán en el otro extremo del planeta. Suena a un poco exagerado, pero en algunos ejemplos aplica bastante bien.

Ese es el caso de lo que pasó hace algunos años en el parque nacional Yellowstone, de Estados Unidos. Esta reserva de 8.983 km² posee ríos, lagos, montañas, volcanes, cañones, osos, lobos, bisontes, alces, peces, reptiles, aves, etc. En otras palabras, es una de las zonas de concentración de biodiversidad más importantes del continente.

Pero tuvo un pequeño problema: la caza de lobos, permitida por ley para proteger los ganados de los habitantes cercanos, hizo que la población de estos animales cayera considerablemente a principios del siglo XX. Tanto así, que ya para medidados de siglo no había ninguna manada de lobos rondando el lugar.

Surge un problema

Pese a que en la edad media en Europa, una sociedad libre de lobos era una sociedad con menos problemas, en la práctica esto no fue así en el parque Yellowstone. Tras su desaparición, el principal depredador pasó a ser el coyote. Un animal que aunque es muy ágil y bueno para la caza, no es capaz de ganarle en una pelea a los alces.

Es así como la población de alces comenzó a crecer a pasos acelerados. ¿Y qué tiene? ¡Si son tan lindos! Bueno, con el pasar de los años se transformaron en una amenaza seria para el ecosistema que los rodeaba. Cómo no, si estos herbívoros son al pasto lo que los chilenos a los anticuchos.

Y al final, eso trajo un montón de otros problemas. Al aumentar su población disminuyó la cantidad de pasto disponible, así que empezaron a comerse las ramas de los árboles (sobre todo en épocas invernales, en donde la nieve cubría el pasto que quedaba). Eso hizo que los pájaros dejaran de anidar ahí, que se expandieran las “fronteras” del parque para buscar más vegetación, que la cantidad de sauces disminuyera y, por ende, la población de castores también, ya que necesitan de este árbol para sobrevivir en invierno.

¡Lobos al rescate!

Al final, estaba claro que el equilibrio del famoso parque Yellowstone se había perdido. Así que un grupo de expertos se propuso una meta: reintegrar al lobo en la zona y dar pie a una cascada trófica. ¿Una qué? Un fenómeno que habla de las implicancias directas e indirectas de la introducción de un animal en un ecosistema, siempre y cuando estos animales estén en la cima de la cadena alimenticia. Es decir, que sean los depredadores más capos.

Esta cascada comenzó cuando en el 1995 se reintrodujeron ocho lobos grises, quienes fueron los primeros en deambular el parque desde 1920. Diez años después, el panorama cambió considerablemente (y sigue haciéndolo):

- Los tiempos de gloria de los alces se terminaron. A pesar de que aún sin los lobos, estos animales eran cazados por otros depredadores como osos y pumas, la verdad es que su vida se volvió mucho más simple tras la desaparición de los lobos. Pero con su regreso, la población de alces se redujo y se vio obligada a volver a estar en constante movimiento, especialmente en invierno.

- A eso se suma que la presencia de lobos hizo que el comportamiento de otras especies herbívoras como los ciervos, cambiara. Comenzaron a moverse más y a abandonar zonas en las que antes se sentían más seguros, como valles y quebradas. Así, la vegetación comenzó a prosperar en esos lugares, haciendo que la altura promedio de algunos árboles se quintuplicara en seis años (lo que también atrajo a una serie de especies de aves).

- Esto último hizo que los castores redescubrieran algunas zonas que tradicionalmente estuvieron siendo ocupadas por los alces y ciervos durante las últimas décadas. Así, los sauces comenzaron a resurgir, la población de castores creció y empezaron a contar con más materia prima para hacer lo que mejor saben hacer: represas.

- Por otra parte, la recolección de comida se volvió más “democrática” en el mundo animal. En las últimas décadas, muchos animales dependían de los alces que morían atrapados en la nieve durante el invierno para poder alimentarse. Pero ahora que los lobos están cazando alces, los cuervos, águilas, pájaros pequeños, coyotes y hasta los osos se están beneficiando de los restos de alces que dejan los lobos.

- Como si fuera poco, los lobos redujeron la población de coyotes al cazarlos, lo que a su vez hizo que aumentaran los niveles de población de ratones y conejos. ¿Y a quién le gusta comer ratones y conejos? ¡A los halcones, comadrejas y tejones! Así que su población también creció.

- Pero de todo, lo más impresionante es lo que ocurrió con los ríos. Antes de los lobos, la vegetación era más escasa, los suelos estaban más erosionados y las masas de agua que se desplazaban por ahí no estaban tan encausadas, debido a que la tierra cedía con facilidad.

Sin embargo, con su llegada todo cambió: las especies herbívoras (como los alces y ciervos) disminuyeron su población y se vieron obligados a estar en movimiento, lo que hizo que los bosques se regeneraran. Con eso, las laderas de los ríos se fortalecieron y estos empezaron a encausarse mejor, lo que hizo que los canales se estrecharan, fueran más profundos y se movieran más rápido.

Los cambios que aún no paran

Toda esta experiencia en el parque nacional Yellowstone ha sido motivo de estudio para expertos alrededor del mundo. Después de todo, es una de las evidencias más claras de lo que pasa con el fenómeno de la cadena trófica y de cómo podemos ayudar a restablecer un ecosistema a través de una acción tan simple como reintegrar una manada de lobos.

Hasta el 2013 se podían encontrar 95 de estos mamíferos, que siguen haciendo de las suyas en un lugar en donde los cambios que han gatillado siguen desenvolviéndose.

¿Crees que algo así se debería replicar en Chile? ¿En qué parte?