En respuesta a la medida anti inmigrantes de Donald Trump, quien a principios de año habló de suspender la entrada de musulmanes de siete países a Estados Unidos, además de reforzar las detenciones a inmigrantes; la plataforma de arriendos temporales de habitaciones Airbnb, lanzó un nuevo programa dirigido exclusivamente a que su comunidad abriera las puertas a todos los refugiados en necesidad de un hogar temporal.
Si Airbnb entrega soluciones a diario a cientos de miles de viajeros en el mundo, ¿por qué no puede hacer lo mismo con los más de 65 millones de refugiados o personas en necesidad urgente? Esta fue la pregunta que se hicieron en la empresa, y luego de arduos meses de trabajo, lanzaron esta nueva plataforma social.
Se trata de Open Homes (Casas abiertas) y busca que la gente de la comunidad de Airbnb acoja de forma gratuita a refugiados, evacuados, víctimas de desastres naturaes y otras personas que estén pasando por momentos de necesidad debido a situaciones extraordinarias.
La plataforma permite conectar organizaciones de ayuda, como el International Rescue Committee o el ACNUR (Agencia de refugiados de la ONU) con los anfitriones voluntarios de Airbnb, aisgnando así a las familias idóneas para recibir por un par de días o por el tiempo que sea necesario.
El gran objetivo es proporcionar alojamiento temporal a 100.000 personas en los próximos cinco años. La generosidad de las personas ha sido notoria: a la fecha (y en menos de seis meses) ya hay más de 6.000 anuncios de alojamiento gratuito disponibles en varios países del mundo (principalmente en Estados Unidos y Europa, pero también en Chile), y más de 1.900 personas ya han recibido alojamiento.
En Open Homes se puede registrar cualquier persona que tenga una habitación disponible en su casa y, a través de la plataforma puede establecer sus parámetros sobre la forma en que deciden participar (días en que la casa está disponible, número de personas a las que pueden alojar, etc.)
Al hacerlo, una organización de confianza que trabaja con refugiados, los contactará para conocer a los anfitriones, y tras una selección de las mejores opciones de vivienda en función de las necesidades y preferencias de los refugiados, hacen el contacto entre ambas familias y concretan el alojamiento.
Airbnb sólo presta su servicio de plataforma, hace la conexión y asegura que el alojamiento sea seguro; no cobra un peso por esto, ni a las organizaciones, ni a los refugiados, ni a los anfitriones.
"Este es un nuevo método para que las personas contribuyan y devuelvan de una manera que realmente se necesita", señala Joe Gebbia, cofundador de Airbnb y líder del proyecto Open Homes.
Susan es una de las anfitrionas que ha alojado temporalmente a refugiados en Estados Unidos. Ella dice que la experiencia ha sido beneficiosa tanto para las personas a las que aloja como para ella y su familia, ya que si bien existen distintas organizaciones y centros comunitarios donde reciben y dan hospedaje a refugiados; recibirlos en una casa común y corriente es diferente.
"En los centros de refugiados ellos están sólo con otros refugiados, hablando su misma lengua y no tienen la oportunidad de adaptarse al nuevo país ni de buscar oportunidades reales para asentarse y salir adelante. En cambio, al compartir con familias norteamericanas, ellos pueden aprender sobre nuestra cultura y sentirse acogidos", señala en una entrevista.
Además, Susan agrega que cada refugiado o familia de refugiados que ha pasado por su casa, ha cambiado su vida, y que el hecho de recibirlos y de compartir con ellos, es una forma concreta de abrir el candado del país, de integrarlos y de decirles que son bienvenidos.
Mousa es un padre de familia que arrancó de la guerra de Irak en búsqueda de una mejor oportunidad para sus hijos en un país seguro. Llegó a Estados Unidos y siempre pensó en que debería arrendar un pequeño departamento, y empezar su nueva vida con lo básico: un par de camas y las cosas más básicas de la casa.
Pero conoció a Susan y a Steve (su marido), quienes los invitaron a vivir a su hogar y se sorprendió al ver que esta familia anfitriona les ofrecía de todo, incluso piezas separadas para sus hijos. "Por primera vez en sus vidas, mis hijos dormirían en piezas separadas. La casa de Susan y Steve tenía de todo. Y así, en lugar de llegar a un nuevo país y empezar desde lo más abajo, empezamos desde arriba, con todas las comodidades que alguien pudiese querer. Y eso es impagable".