Lamentablemente, estamos en época de resfríos. Eso significa que andamos con la nariz más húmeda que de costumbre, que el sonido de nuestra tos se transformó en el soundtrack de nuestros días y que abusamos de la vitamina C en exceso.
Y es que en estas fechas es cuando le echamos limón hasta a los porotos (y si podemos ponerle un poquito de naranja, mejor aún). Todo esto, por la idea que existe entorno a la vitamina C como el aliado ideal para combatir a nuestro archienemigo del invierno, el resfrío. Pero, ¿qué tanto de cierto hay en eso?
Ojo, que no siempre fue así. De hecho, se puso de moda para estos fines recién en la groovy década de los ’70, cuando se empezó a relacionar sus propiedades vitamínicas y antioxidantes con la lucha contra el resfrío (aunque se viene hablando del tema desde hace 60 años). Y pensándolo así, tiene sentido: esta vitamina ayuda a mantenernos fuertes y saludables, desde nuestros huesos, pasando por nuestras venas y llegando a los músculos.
También nos ayuda en la fabricación de colágeno y a absorber el hierro que nuestro cuerpo requiere. Si hace todo eso, ¿cómo no nos va a poder ayudar con un simple resfrío? Bueno, la respuesta quizás incomode a uno que otro.
Durante las últimas décadas se ha hecho un montón de estudios que buscan determinar la verdadera incidencia de esta vitamina cuando se trata de resfríos. Y si bien los resultados han sido inconsistentes, la tendencia está más inclinada a sostener que las altas dosis de vitamina C hacen poco o nada en estos casos.
Pero cuando decimos “altas dosis” no lo hacemos a la ligera. Mientras que la dosis diaria recomendada de vitamina C para un hombre adulto es de 90 mg, (algo que se logra con una dieta balanceada y una que otra naranja) algunos sumplementos que se venden en el mercado alcanzan los 1.000 mg por tableta. Es decir, más del 1.111% de lo recomendado.
¿Aún así no sirven? Bueno, depende del estudio.
Una investigación recopilatoria de otros estudios que trataron este tema entre el 1940 y el 2004 y que fue finalmente publicada en el 2005, arrojó una serie de interesantes conclusiones al respecto.
La primera, fue que en 23 estudios que se hicieron sobre distintos grupos demográficos, las altas dosis de vitamina C (es decir, más de 200 mg y que en algunos casos llegó a 2.000 mg diarios) no tuvieron ninguna incidencia en lo que a resfríos se refiere.
Otras investigaciones consideradas en esta recopilación, en cambio, indicaban lo contrario. Eso sí, se trataba de estudios basados en grupos de personas como corredores de maratones, esquiadores y soldados que estaban expuestos a condiciones propensas para contraer un resfrío, quienes evidenciaron una reducción del 50% en la incidencia de esta enfermedad viral, al consumir altas dosis de vitamina C.
En tanto, otro estudio de 2007 que buscó determinar si consumir 200 mg al día de vitamina C podría ayudar a disminuir la intesidad o duración del resfrío común, determinó que una vez que se empieza a consumir después de estar resfriado, la incidencia es nula. Sin embargo, concluyeron que al tomar esa dosis diariamente, se pueden acortar la duración de los resfríos en un 8% en el caso de adultos y 14% en los niños (así que, en promedio, un resfrío de 12 días duraría 11, ¡hurra!).
Con todo, existen muchos profesionales que sí recetan suplementos de vitamina C para sobrellevar mejor un resfrío. Después de todo, si por lo menos no nos hace mal, vale la pena intentarlo (incluso si la evidencia científica dice que hará bastante poco para ayudarnos).
Pero puede que no sea tan así en el caso de los hombres. Otro estudio del 2013 evaluó la incidencia de altas concentraciones de vitamina C en la dieta masculina y lo que encontró no fue para nada bueno: aumenta el riesgo de padecer cálculos al riñón. Auch.
Incluso, un biólogo de la Universidad de Harvard aprovechó ese estudio para publicar una columna en la que llama a los hombres a no consumir este tipo de suplementos. ¿La razón? Los riesgos que conlleva han sido comprobados (sobre todo si el paciente tiene una historia con los cálculos en los riñones), pero sus beneficios no. Así, tal cual.
De todos modos, pareciera que consumir vitamina C en exceso durante el invierno se convirtió en un hábito cultural, más que del ámbito de la salud.