* Recientemente, Jean-Luc Mélenchon, candidato de la izquierda radical, mostró una fuerte alza en las encuestas, ocupando el tercer lugar. Logró superar al candidato de la derecha François Fillon. Conoce su perfil y el de los otros candidatos en esta nota sobre las elecciones presidenciales francesas.
En febrero, una curiosa campaña sacudió a Francia: mediante una página web y 500 carteles con el rostro del Barack Obama, un grupo de ciudadanos buscaron promover la idea de que el ex presidente estadounidense participara en las elecciones presidenciales francesas programadas para este 23 de abril. Petición que aunque era realmente una broma, esperaba lograr el millón de firmas.
Más allá del dato anecdótico, la propuesta de tener a un ex presidente extranjero en las elecciones de Francia nos habla de un desgaste político de grandes proporciones, uno que podría terminar afectado no solo a ese país, sino que a todo Europa.
Esta elección se ha convertido en una suerte de referéndum sobre la integración del continente y la permanencia del país en la Unión Europea (UE), entre candidatos que quieren salir del bloque (o reformar su participación) y otros que confían plenamente en el proyecto europeo.
Decisión, que en caso de darle la victoria al candidato anti UE, Marine Le Pen, tiene la potencialidad de generar un auténtico "Frexit" (Brexit de Francia) y producir un efecto dominó en todo el continente, con el riesgo de poner en entredicho la existencia misma del bloque.
Por otro lado, la elección es también un punto de quiebre en la relación del continente con Rusia. Esto porque, tras las elecciones estadounidenses, Francia es el próximo escenario de prueba de la capacidad del Kremlin para influir en un proceso democrático occidental (aquí las razones).
Tres de los cinco candidatos mejor posicionados en las encuestas, defienden un acercamiento con Rusia, especialmente Marine Le Pen. |
A menos de un mes de las elecciones francesas, los escándalos parecen dominar toda la cobertura mediática de las elecciones. La corrupción, el nepotismo y el tráfico de influencias están teniendo un enorme efecto, en los que hace pocas semanas eran los candidatos favoritos: François Fillon y Le Pen. Esto, al salir a la luz pública un sistema que asumía como normales prácticas que rozaban la ilegalidad, tales como empleos ficticios de su mujer e hijos, por parte de Fillon; y contratos fantasma en la Eurocámara a colaboradores de su partido, en el caso de Le Pen.
¿La respuesta de los involucrados? Negar o minimizar los hechos, argumentado persecución política desde "sectores oscuros" del Estado francés y el gobierno de Hollande, o simplemente desechar las acusaciones considerándolas como irrelevantes.
Francia se ha convertido en el mejor ejemplo de la pobre recuperación económica de la euro zona, su economía vive hace años entre la recesión y el lento crecimiento, lo que ha generado un gran descontento con el sistema actual. |
Aunque la cantidad de candidatos presidenciales oficialmente inscritos para la elección del 23 de abril se fija en las decenas, mencionaremos a los cinco que, en orden de las encuestas, tienen más posibilidades de pasar a segunda vuelta (ninguno estaría alcanzando el 50% de las preferencias), programada para el 7 de mayo . Ahí se elegirá quien gobernará Francia por los próximos 5 años.
Esta abogada de 48 años lidera desde 2011 el partido nacionalista de ultraderecha Frente Nacional (FN), tras relevar a su fundador, su padre Jean-Marie Le Pen, conocido por sus posturas racistas y por oponerse fuertemente a la Unión Europea.
Su discurso, bastante similar al que le dio la victoria Trump en las elecciones de EE.UU., ataca a la globalización afirmando que esta es una ideología que "rechaza todas las regulaciones y arrebata a la nación sus elementos constitutivos". Además, su retórica se dirige a quienes se sienten víctimas de este fenómeno, abandonados por los políticos tradicionales y amenazados por los migrantes.
Entre sus propuestas centrales, se encuentra una ruptura total con la UE y el Euro, exigir un mayor control en las fronteras y restricciones en las políticas migratorias. Siendo una de sus promesas estrella, el acabar con la nacionalidad francesa para hijos de extranjeras nacidas en el país.
(Para saber más de esta candidata, por favor diríjase a nuestro artículo de El Definido).
Este joven (39) filósofo, politólogo y banquero, es sin duda la gran sorpresa de esta elección. El ex ministro de Economía del actual gobierno, nunca ha ocupado un puesto de elección popular.
Su movimiento En Marche! (¡En Marcha!) ha logrado ponerse en segundo lugar en las encuestas con un programa favorable a la globalización y la UE, la implementación de una política "más humana y eficaz" hacia los refugiados, bajo un programa que no se considera "ni de izquierda ni derecha", y que busca apelar al votante de centro.
Posturas difíciles de encontrar en una elección que se veía, hasta su llegada, cada vez más marcada hacia los extremos, y en momentos en que la política europea parece estar dominada por los discursos nacionalistas y populistas.
Las últimas encuestas lo ubican a solo un punto de Le Pen y con grandes posibilidades de pasar a segunda y ganar la elección. Posición que se fortaleció, al ser considerado como el gran ganador del debate televisivo del pasado 22 de marzo.
Tras ganar de manera avasalladora la primaria de la derecha tradicional, derrotando a pesos pesados como el ex- presidente francés Nicolás Sarkozy, este ex primer ministro (63) parecía ser el único capaz de ganarle a Le Pen en una segunda vuelta. Sin embargo, los escándalos mencionados anteriormente terminaron por empantanar su candidatura, teniendo que dar más explicaciones por lo hecho en su pasado que por el futuro que quiere para Francia.
Su ambicioso programa de gobierno, se destaca por medidas neoliberales que buscan recortar drásticamente el Estado social francés, mediante el aumento de la jornada laboral (actualmente de 35 horas semanales), la eliminación de medio millón de funcionarios públicos, y el aumento de la edad de jubilación de los 62 a los 65 años. Su discurso en torno a la UE ha sido uno de repudio a una Europa en la que las capitales ceden cada vez más competencias y las decisiones se toman en las instituciones europeas de Bruselas.
El candidato del oficialista Partido Socialista (49) encarna la división y la debacle de la socialdemocracia francesa. Tanto Mélenchon como Macron son miembros de su partido que decidieron no apoyar su candidatura y competirle. Al mismo tiempo que su principal rival en las primarias socialistas, el Primer Ministro Manuel Valls, decidió apoyar al candidato de En Marche!.
Una de las principales propuestas de este ex ministro de Economía Social y de Educación, consiste en un salario social universal de al menos 600 euros (unos $425 mil pesos) para los mayores de 25 años y un impuesto a los robots. Defiende un plena participación de su país en la UE.
Este veterano de la política francesa (65), se presenta como el candidato de la izquierda más dura, liderando la plataforma política Francia Insumisa, que cuenta con el respaldo del mítico Partido Comunista de Francia.
El candidato destaca por sus dotes de orador (logró reunir 130.00 de sus adherentes en la simbólica Plaza de la República para verlo dar un discurso) y su principal propuesta es la eliminación de la deuda pública con el propósito de que el Estado pueda volver a ejercer como actor del desarrollo económico y social. Aunque no promulga la salida de Francia de la UE o el Euro, sí considera que los países deben tener más decisión a la hora de llevar adelante sus políticas económicas.
Por más de cuatro décadas, la política francesa ha sido dominada por la derecha gaullista (heredera de las ideas del ex- presidente y Héroe de la Segunda Guerra Mundial, Charles de Gaulle) defensora de los valores tradicionales franceses, y por el Partido Socialista, partidario de un Estado de Bienestar fuerte.
Sin embargo, esta elección podría significar un verdadero terremoto político, pues las encuestas ya están anticipando con suficiente claridad que los candidatos de las fuerzas políticas tradicionales no pasarían a segunda vuelta. Lo que abriría un nuevo panorama ideológico, en donde, como nunca antes en su historia, los franceses tendrán que escoger entre el europeísmo o el nacionalismo, desdibujando la tradicional división política ideológica entre izquierda vs derecha, la cual puede tener consecuencias en toda Europa y quizás el mundo.