No hay ser “animalista” para defender los derechos de los animales, pues se trata de algo tan básico como el velar por el bienestar de todos los seres vivos del mundo. Si no lo hacemos, todos salimos perjudicados. Suelen hacerse saldos negativos respecto a la situación de la fauna: animales en extinción, repetidos abusos públicos y anónimos o enormes deforestaciones que atentan contra decenas de especies que requieren de la selva para vivir. ¿Y qué hay de los esfuerzos que rinden frutos?
Hay también altas dosis de esperanza, pues vemos cómo la consciencia mundial sobre los derechos animales crece día a día: más respeto, marchas ciudadanas, gente que se congrega a través de las redes sociales y pequeños logros que van marcado la pauta hacia un compromiso con la fauna de nuestro planeta.
Y una clara tendencia durante el 2016 fue el triunfo de una serie de iniciativas que abogaban por los derechos animales. En El Definido hoy te mostramos un breve resumen sobre estos grandes triunfos.
A muchos puede gustarle la tradición circense, los trapecistas, los equilibristas y los payasos, pero cuando se trata de animales, la cosa se pone seria: monumentales elefantes, tigres salvajes o voraces leones con tutú, aprendiendo a saltar el aro o a bailar Gangnam Style. De esos, mejor pasamos.
El Circo de los hermanos Ringling es y ha sido uno de los más populares en Estados Unidos, pues ya lleva 146 años realizando presentaciones, recorriendo Gringolandia de norte a sur y de este a oeste sobre un pintoresco tren que lleva su nombre. Sin embargo, el año pasado recibieron un duro golpe (que para muchos otros fue un alivio): ante las quejas del público, se les prohibió realizar presentaciones en que aparecieran elefantes.
Vivieron varios meses sacando el jugo al resto de sus clásicos números: payasos, domadores, monos o tigres, pero la ausencia de las estrellas de trompa y grandes orejas dejó de atraer a la audiencia que antes acudía a la gran carpa. El resultado de esta situación fue anunciado el pasado sábado en el sitio web del circo: Kenneth Feld, el consejero delegado de la familia circense, anunció que las últimas funciones de los Ringling serán en mayo, para luego desarmar la carpa por última vez. Por fin, sus animales podrán descansar en santuarios adecuados, y no correr en tren de un lado a otro.
Habrán visto alguna vez en alguna feria de antigüedades o en la casa de la abuela esas pequeñas y detalladas figuritas de marfil, en general, con motivos orientales: un chino pescando junto al río, un elefante lleno de esculpidos detalles o una mujer china muy bien vestida. El problema es que para crear cada una de ellas, debió matarse a un elefante, lo que ha reducido a la población de paquidermos en un tercio durante los últimos cinco años.
China constituye el 70% del mercado mundial de marfil, al parecer adoran estas figuritas, las que tienen un elevado precio y son consideradas un adorno lujoso. Pero una buena noticia ha venido a alegrar la vida de muchos elefantes que caminan durante meses con sus manadas por el Serengeti, en busca de agua y pasto fresco: China anunció la prohibición de todas las actividades de comercio y procesamiento de marfil, medida que será implementada a partir de este año.
De acuerdo al grupo conservacionista WWF, “el fin del mercado legal de marfil primario en el mundo, es un importante impulso a los esfuerzos internacionales para hacer frente a la crisis por la caza furtiva de elefantes en África”. De acuerdo a las estimaciones de los expertos, esta medida acabará definitivamente con el mercado de marfil en el mundo, a fines de este año.
Si fuiste niño en los 90s, te acordarás de la triste imagen de Willy, la orca de la película Free Willy(1993), que tenía su aleta doblada porque vivía en cautiverio. Claro que el film tenía un final feliz cuando el protagonista liberaba a la ballena en la mítica escena en que Willy “se pega el salto” de su vida, pasando sobre un montículo de piedra de varios metros.
Pero en realidad las orcas en cautiverio no vuelan por los aires para escapar, porque viven recluidas en pequeños y tristes estanques destinados a la diversión de quienes pagan por verlas saltar, salir del agua o bailar. Básicamente, de eso se trata SeaWorld, el parque acuático que tuvo a las orcas como protagonistas durante décadas.
La buena noticia, es que en 2016 SeaWorld se vio obligado a poner fin a sus espectáculos con orcas, pues la bataola mediática que provocó el documental Blackfish, presionó a su directiva a hacerse cargo del problema del cautiverio. El film tenía como protagonista a una icónica orca, Tilikum (que murió hace pocos días), la que fue responsable de varios accidentes a entrenadores a causa de la irracionalidad de mantener a un animal de estas dimensiones en un estanque. Sucede que, de acuerdo a estudios científicos (que te comentamos en este artículo), los grandes cetáceos sufren severos problemas psicológicos al vivir en cautiverio.
Esta seguidilla de sucesos, obligó finalmente a SeaWorld a eliminar de manera gradual su espectáculo de orcas, reemplazándolo por un show teatral e informativo sobre la especie, que tiene como objetivo enviar un mensaje conservacionista al público.
No es casualidad que el logo del Fondo Mundial Para La Naturaleza (WWF) sea un panda, pues durante muchos años se trató de un animal en grave peligro de extinción y gran parte de la acción de los conservacionistas del mundo se enfocó en reforzar la protección de su hábitat e incrementar su crianza en cautiverio. ¿Cómo les fue?
Todo indica que les ha ido de maravilla, pues la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) decidió en 2016 retirar al oso panda de la lista de especies en peligro de extinción. No se trata de que existan por miles en los bosques de Sichuan, provincia central de China, sino que pasaron de estar al borde del abismo, a ser una población de especímenes “vulnerables”.
Y esto se logró con décadas de trabajo por parte del gobierno chino y los conservacionistas: mano dura en la conservación del hábitat y en las penas impuestas a quien ose cazar a uno de estos tiernos ejemplares (¡incluso la pena de muerte!) y un impactante éxito en la reproducción de ejemplares en cautiverio. Si se tiene en cuenta que el año pasado se registró el record de nacimientos de panda en cautiverio, 23 crías, y que el número de pandas ha aumentado en un 17% en la última década, el saldo es sin duda positivo.
Se estima que hoy existen alrededor de 2 mil pandas en el mundo, de los cuales 1.864 viven en libertad, comiendo bambú y haciendo gala de todo su encanto. Esto es el doble de las cifras que se manejaban en la década de 1980. ¡Bien por los pandas!
Aún hay mucho por hacer. Día a día los noticiarios muestran crueles imágenes de abuso y destrucción de hábitats de animales que requieren de nuestra buena voluntad para vivir en paz. La senda de conservacionismo y respeto por los derechos animales marcada en 2016 es, sin duda, el camino a seguir.